¿Se puede andar con un dedo del pie roto?

Una fractura en el dedo del pie puede parecer una lesión menor, pero sus implicaciones pueden ser más serias de lo que muchas personas piensan. Saber identificar los síntomas, entender el tratamiento adecuado y conocer los riesgos de seguir caminando con un dedo del pie roto puede marcar la diferencia en una recuperación rápida y sin complicaciones.

¿Dedo del pie roto: cómo saberlo?

Saber si tienes un dedo del pie roto no siempre es evidente. Muchas personas confunden una fractura con una simple contusión o esguince. Sin embargo, hay signos claros que pueden ayudarte a identificar una fractura:

  • Dolor intenso en el dedo afectado, especialmente al caminar o al ejercer presión.
  • Hinchazón que no disminuye con el paso de los días, a pesar del reposo o del uso de hielo.
  • Cambios en el color de la piel (hematoma, enrojecimiento o morado), lo que puede indicar daño en los vasos sanguíneos cercanos.
  • Deformidad visible en el dedo, como un ángulo anormal o desplazamiento.
  • Dificultad para mover el dedo del pie o rigidez prolongada.
  • Sensación de «crujido» en el momento de la lesión, que indica una posible ruptura ósea.

Para confirmar el diagnóstico, lo más recomendable es realizar una radiografía. Esta prueba permite determinar si hay fractura, el tipo de rotura y si hay desplazamiento del hueso. En ocasiones también se puede requerir una ecografía o una tomografía computarizada si se sospechan lesiones más complejas.

¿Qué hacer si tienes el dedo del pie roto?

Ante la sospecha de fractura, lo más importante es inmovilizar el pie y acudir a un médico lo antes posible. El tratamiento depende de la localización exacta de la fractura y su complejidad:

  • Fracturas simples (sin desplazamiento): Generalmente se tratan con reposo, vendaje en «sandwich» (uniendo el dedo roto al contiguo con esparadrapo), hielo para reducir la inflamación y calzado cómodo que no ejerza presión.
  • Fracturas complejas (con desplazamiento o fragmentación): Estas pueden requerir la colocación de una férula o incluso una intervención quirúrgica para realinear el hueso. En estos casos, se puede usar una bota ortopédica para evitar movimientos durante el proceso de curación.

Además, se puede recetar medicación analgésica o antiinflamatoria para controlar el dolor. La rehabilitación también puede ser necesaria si la fractura ha afectado la movilidad del dedo o si la recuperación se prolonga.

¿Se puede andar con un dedo del pie roto?

La respuesta corta es: depende del tipo de fractura y su gravedad. Aunque algunas personas logran caminar a pesar del dolor, esto no significa que sea seguro ni recomendable.

Caminar con un dedo del pie roto puede agravar la lesión. Al forzar el apoyo sobre un hueso fracturado, existe el riesgo de desplazamiento del hueso, aumento de la inflamación, aparición de nuevos hematomas o incluso fracturas adicionales. A largo plazo, el mal manejo de la lesión puede provocar artrosis, rigidez, deformidad o alteraciones en la marcha.

En el caso del dedo meñique del pie roto, aunque no suele soportar tanto peso como el primer o segundo dedo, una fractura mal tratada puede afectar al equilibrio y la biomecánica general del pie. También puede aumentar la susceptibilidad a nuevas lesiones o generar molestias persistentes.

En resumen, caminar puede estar permitido en ciertos casos leves y bajo supervisión médica, pero nunca debe hacerse sin el tratamiento adecuado.

Fracturas del metatarso: ¿son lo mismo que romperse un dedo del pie?

No exactamente. Las fracturas del metatarso implican la rotura de los huesos largos que forman la parte media del pie y que conectan los dedos con el talón. Estos huesos metatarsianos son fundamentales en la distribución del peso corporal y en el movimiento del pie.

Una fractura del metatarso puede ser más seria que una fractura en el dedo del pie. Además de los síntomas clásicos (dolor, hinchazón, dificultad para caminar), estas lesiones pueden provocar una pérdida importante de movilidad si no se tratan correctamente. En muchos casos se requiere una inmovilización prolongada o cirugía, especialmente si hay desplazamiento óseo.

Caminar con una fractura en el metatarso es altamente desaconsejable. Puede producir daño en las articulaciones del pie o provocar un mal apoyo al caminar, con consecuencias en otras partes del cuerpo como las rodillas o la espalda.

Tiempo de recuperación y consejos prácticos

La recuperación de una fractura en el dedo del pie varía en función del tipo de fractura, la edad del paciente, y su estado general de salud. En general, el tiempo estimado oscila entre 4 y 6 semanas. En fracturas más complicadas o mal tratadas, puede alargarse hasta 8 semanas o más.

Consejos para una recuperación efectiva:

  1. Reposo relativo: evita actividades de impacto como correr o saltar. Reduce los desplazamientos innecesarios.
  2. Hielo local: aplica frío entre 15 y 20 minutos varias veces al día durante los primeros días.
  3. Elevación del pie: mantener el pie elevado ayuda a reducir la hinchazón y mejora la circulación.
  4. Calzado adecuado: utiliza zapatos cerrados, con suela rígida y suficiente espacio para que el dedo no sufra presión.
  5. Ejercicios de rehabilitación: una vez superada la fase aguda, el médico puede recomendar ejercicios para recuperar la movilidad del dedo.
  6. Seguimiento médico: es esencial acudir a las revisiones pautadas, ya que una radiografía de control puede mostrar si el hueso está cicatrizando correctamente.

¿Cuándo acudir al médico?

Aunque algunas personas intentan automedicarse o aplicar remedios caseros, hay señales claras que indican la necesidad de atención profesional:

  • Dolor intenso que no mejora con reposo o analgésicos comunes.
  • Dificultad para caminar o apoyar el pie tras varios días.
  • Aparición de fiebre, enrojecimiento excesivo o calor en la zona (podrían indicar infección).
  • Deformidad visible o fracturas abiertas (el hueso atraviesa la piel).

Cuanto antes se diagnostique y trate una fractura, mejores serán los resultados a largo plazo.

Caminar con un dedo del pie roto puede parecer posible, pero hacerlo sin tratamiento adecuado puede provocar complicaciones. La prioridad debe ser identificar correctamente la lesión, inmovilizar el dedo afectado, y seguir las recomendaciones médicas para asegurar una recuperación total.

Tanto si se trata del dedo meñique del pie roto, como de fracturas en los metatarsianos o del metatarso, el tratamiento adecuado es esencial. Conocer los síntomas de un dedo del pie roto, entender las fracturas del metatarso, y actuar a tiempo evitará problemas crónicos en el futuro.

En caso de duda, siempre es mejor consultar con un especialista. Una intervención temprana puede marcar la diferencia entre una curación rápida y complicaciones que afecten tu calidad de vida. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites, sin esperas y a unos precios muy asequibles.

Contractura cervical: un dolor común, pero controlable

La contractura cervical es uno de los trastornos musculares más frecuentes en la sociedad moderna. El estrés, la mala postura, la falta de ejercicio y el sedentarismo son algunos de los factores que contribuyen a su desarrollo. El dolor asociado con la contractura cervical puede ser debilitante, limitando las actividades diarias e interfiriendo en la calidad de vida.

¿Qué es una contractura cervical?

La contractura cervical se produce cuando los músculos de la zona del cuello se contraen de manera involuntaria y permanecen en ese estado, lo que genera dolor, rigidez y limitación en el movimiento del cuello. Esta contracción sostenida interfiere con la función normal del músculo, que debería relajarse y contraerse de forma controlada según la necesidad.

El cuello está compuesto por varios músculos importantes como el trapecio, los músculos escalenos y los esternocleidomastoideos, que, cuando se ven sobrecargados, pueden generar una contractura. Aunque este dolor es común y muchas personas lo experimentan en algún momento de su vida, no siempre se debe a una lesión grave. Muchas veces, factores como una mala postura o el estrés pueden ser los principales desencadenantes.

Causas comunes de la contractura cervical

Las causas de una contractura cervical pueden ser múltiples y, en muchos casos, una combinación de varios factores. Algunas de las principales causas son:

  1. Mala postura. Pasar muchas horas frente a un ordenador o teléfono móvil, o mantener una mala postura al dormir, puede sobrecargar los músculos del cuello.
  2. Estrés y ansiedad. El estrés emocional puede generar tensiones en los músculos, lo que contribuye a la aparición de contracturas, especialmente en el cuello y los hombros.
  3. Lesiones o golpes. Un accidente o un golpe en la zona cervical también puede desencadenar una contractura, al igual que el latigazo cervical (lesión producida por un movimiento brusco del cuello).
  4. Desgaste muscular por actividad física excesiva. El sobreesfuerzo en actividades físicas, sobre todo en movimientos repetitivos, puede tensar los músculos y provocar la contractura.

¿Cómo quitar el dolor de cuello rápido?

Para aliviar el dolor de cuello rápidamente, existen varios métodos:

  1. Aplicación de frío o calor: alternar frío y calor puede ayudar a disminuir el dolor y reducir la inflamación.
  2. Masajes y movilización suave: un masaje terapéutico realizado por un fisioterapeuta puede liberar la tensión de los músculos afectados. El masaje debe ser suave y no causar dolor adicional.
  3. Medicamentos antiinflamatorios como el ibuprofeno o el paracetamol pueden aliviar el dolor y reducir la inflamación en los músculos cervicales.
  4. Ejercicios de estiramiento y movilidad: realizar estiramientos suaves y movimientos controlados para movilizar el cuello puede aliviar la rigidez y mejorar el rango de movimiento.

Es importante tener en cuenta que el tratamiento debe ser adaptado a cada caso, y evitar forzar el cuello, ya que los movimientos bruscos pueden empeorar la lesión.

¿Qué es mejor para una contractura cervical: frío o calor?

El tratamiento adecuado de la contractura cervical puede variar según la fase de la afección. Frío y calor son dos de los remedios más utilizados, pero cada uno tiene un propósito específico.

  • Frío. Durante las primeras 48 horas de la contractura, el frío puede ser más beneficioso, ya que reduce la inflamación y disminuye la circulación sanguínea en la zona afectada. El frío disminuye el dolor y la hinchazón, por lo que se recomienda aplicar una bolsa de hielo envuelta en un paño sobre el cuello durante 15-20 minutos varias veces al día.
  • Calor. Después de las primeras 48 horas, el calor es ideal para aliviar la rigidez muscular. El calor relaja los músculos tensos, aumenta el flujo sanguíneo y mejora la elasticidad de los tejidos. Puedes aplicar una bolsa de agua caliente o una manta eléctrica sobre la zona afectada, siempre teniendo cuidado de no quemarte.

Es importante escuchar a tu cuerpo y ver cuál de estos métodos te resulta más efectivo. En algunos casos, una combinación de ambos puede ofrecer un alivio más completo.

¿Cuánto tiempo tarda en estabilizarse una contractura cervical?

El tiempo de recuperación de una contractura cervical depende de varios factores, como la gravedad de la contractura, el tratamiento aplicado y el estado físico de la persona. Generalmente, una contractura leve puede mejorar en un plazo de 2 a 5 días si se trata adecuadamente con descanso, aplicación de frío o calor y medicamentos antiinflamatorios.

Para contracturas más severas o crónicas, el proceso de recuperación puede durar hasta 2 o 3 semanas. En casos más complicados, donde el dolor no desaparece rápidamente o persiste con la actividad diaria, es fundamental acudir a un profesional para obtener un tratamiento más específico, que podría incluir fisioterapia o incluso tratamiento médico más avanzado.

¿Es bueno nadar con contractura cervical?

Una de las preguntas más frecuentes sobre las contracturas cervicales es si el ejercicio, como nadar, puede ser útil o incluso perjudicial. En general, nadar puede ser muy beneficioso para aliviar el dolor cervical, siempre que se haga con precaución. El agua reduce el impacto y la tensión sobre los músculos, lo que facilita el movimiento sin riesgo de agravar la lesión. Los estilos de natación como el espalda o el estilo libre son especialmente recomendables, ya que ayudan a estirar los músculos del cuello sin sobrecargarlos.

Sin embargo, nadar no es adecuado para todos los casos. Si la contractura es severa o dolorosa, lo mejor es consultar a un médico antes de realizar cualquier actividad física. A veces, un descanso inicial es necesario para permitir que los músculos se relajen antes de hacer ejercicios.

¿Con una resonancia magnética cervical se ven contracturas?

Una resonancia magnética cervical (RM) es una herramienta muy útil para estudiar los tejidos blandos, huesos y nervios del cuello. Sin embargo, una resonancia magnética no es capaz de detectar contracturas musculares. Las contracturas son alteraciones funcionales, no estructurales, y por lo tanto no son visibles en una RM a menos que haya un daño significativo en los tejidos o los nervios asociados.

Lo que sí puede mostrar una resonancia magnética son afecciones como hernias discales, pinzamientos nerviosos o daños en las vértebras, que podrían estar relacionados con el dolor cervical. Si se sospecha de una contractura muscular, los médicos generalmente recurren a un diagnóstico clínico a través de la historia médica y un examen físico.

Dolor de cervicales y cabeza: ¿por qué sucede?

El dolor de cervicales a menudo está relacionado con el dolor de cabeza. El dolor en la cervical puede irradiar hacia la cabeza debido a la irritación de los nervios cervicales. Esto se conoce como cefalea cervicogénica, un tipo de dolor de cabeza que proviene de la tensión en los músculos o los nervios del cuello. Los músculos del trapecio, los escalenos y los músculos suboccipitales son responsables de la mayor parte de este dolor referido.

Cuando los músculos cervicales están tensos o contraídos, pueden afectar la circulación sanguínea en el área y alterar la función nerviosa, lo que provoca dolores de cabeza tipo tensión, mareos y fatiga.

Contractura en el trapecio: ¿qué hacer?

El trapecio es uno de los músculos más afectados por las contracturas cervicales, especialmente en las personas que pasan mucho tiempo frente a pantallas o tienen estrés acumulado. Si la contractura afecta a esta área, el dolor puede irradiar hacia los hombros y la parte superior de la espalda, e incluso hacia la cabeza.

Para aliviar la contractura en el trapecio, puedes:

  1. Realizar estiramientos suaves para aliviar la tensión acumulada en los músculos.
  2. Masajes terapéuticos que ayuden a liberar la rigidez.
  3. Aplicar calor en la zona para reducir la tensión muscular.

Es fundamental tener paciencia durante la recuperación y evitar movimientos que puedan agravar la contractura.

La contractura cervical es una afección común, pero no imposible de tratar. Con el enfoque adecuado, que incluye descanso, tratamientos de calor y frío, masajes, y ejercicios de estiramiento, es posible aliviar el dolor y recuperar la movilidad. Es importante identificar las causas subyacentes de la contractura y, si el dolor persiste, buscar atención médica. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte sin esperas y a unos precios muy competitivos.  Adoptar buenos hábitos posturales y reducir el estrés también son factores clave para prevenir futuras lesiones en el cuello.

Hombro dislocado: todo lo que necesitas saber

El hombro dislocado, también conocido como luxación de hombro, es una de las lesiones articulares más comunes. Afecta la capacidad de movimiento del brazo y, si no se trata adecuadamente, puede tener consecuencias graves.

¿Por qué se disloca un hombro?

El hombro es una de las articulaciones más móviles del cuerpo humano, pero también una de las más inestables. Esto se debe a que la cabeza del húmero (el hueso superior del brazo) se encuentra en una cavidad pequeña llamada glenoides, la cual está rodeada por ligamentos y músculos que proporcionan estabilidad. Cuando estas estructuras se ven superadas por una fuerza externa, puede ocurrir una dislocación.

Causas principales:

Las principales causas del hombro dislocado son:

  • Traumatismos o caídas: un impacto directo en el hombro, como los que ocurren en accidentes automovilísticos o caídas, es una de las principales razones de la luxación.
  • Deportes de contacto: actividades como rugby, fútbol o baloncesto aumentan el riesgo debido a movimientos bruscos o golpes.
  • Movimientos extremos: girar el brazo más allá de su rango natural puede provocar que el húmero se salga de su lugar.
  • Hiperlaxitud articular: algunas personas tienen articulaciones más flexibles, lo que incrementa el riesgo de luxaciones.

En algunos casos patologías médicas previas, como artritis o lesiones anteriores, pueden debilitar la articulación y aumentar la probabilidad de una dislocación.

¿Cómo saber si tengo el hombro dislocado?

Un hombro dislocado presenta síntomas claros que permiten identificar rápidamente la lesión:

  1. Dolor intenso: se siente inmediatamente después de la lesión y empeora al intentar mover el brazo.
  2. Deformidad visible: el hombro puede verse «fuera de lugar» o desalineado.
  3. Pérdida de movilidad: mover el brazo resulta imposible o muy doloroso.
  4. Hinchazón y hematomas: el área puede inflamarse rápidamente.
  5. Entumecimiento o debilidad: algunas personas experimentan sensaciones de hormigueo en el brazo o la mano, lo que puede indicar daño nervioso.

Además, en el caso de una subluxación, los síntomas pueden ser más sutiles, como una sensación de inestabilidad o molestias recurrentes en el hombro tras ciertos movimientos.

Si se sospecha de una dislocación, se debe buscar atención médica de inmediato. Un diagnóstico temprano es clave para evitar complicaciones, como daños en los ligamentos, tendones o nervios.

¿Cómo acomodar un hombro dislocado?

La reducción de un hombro dislocado debe ser realizada por un profesional médico. Intentar acomodarlo sin experiencia puede empeorar la lesión. Sin embargo, aquí están los pasos generales que se siguen en un entorno clínico:

  1. Confirmación de la lesión: el médico realizará una radiografía para asegurarse de que se trata de una dislocación y no una fractura.
  2. Administración de medicamentos: se pueden usar analgésicos o sedantes para minimizar el dolor.
  3. Técnica de reducción cerrada: esto implica maniobras suaves para devolver el húmero a su posición original.
  4. Inmovilización: después de la reducción, el brazo se coloca en un cabestrillo para permitir la recuperación.

Qué hacer mientras llega la ayuda médica

Cuando se ha producido una luxación de hombro, lo primero que debe hacerse, mientras no se recibe atención médica, es:

  • Inmovilizar el brazo: usar una toalla o cabestrillo para mantener el brazo en una posición cómoda.
  • Aplicar frío: reducir la inflamación colocando hielo envuelto en un paño sobre el hombro.
  • Evitar movimientos: no intentar mover o forzar el brazo.

Es fundamental seguir las indicaciones del médico después del tratamiento para evitar recaídas.

¿Cómo dislocar un hombro?

Aunque no es recomendable, un hombro puede dislocarse de manera intencionada o accidental. Algunas situaciones comunes incluyen:

  • Movimientos extremos: forzar el brazo hacia atrás o hacia arriba.
  • Impactos directos: golpes en deportes de contacto.
  • Sobrecarga: levantar objetos muy pesados con una mala técnica.

En algunos casos, personas con hiperlaxitud articular pueden dislocar su hombro de forma voluntaria, pero esto puede causar daños permanentes y afectar la estabilidad de la articulación a largo plazo.

¿Es posible dislocarse un hombro durmiendo?

Aunque es raro, es posible sufrir una dislocación del hombro mientras se duerme. Esto puede ocurrir en personas con:

  • Hiperlaxitud articular: las articulaciones muy flexibles son más propensas a desplazarse incluso durante movimientos suaves.
  • Antecedentes de luxaciones: una vez que un hombro se ha dislocado, es más probable que vuelva a ocurrir.
  • Posturas incorrectas: dormir con el brazo en una posición poco natural o aplicar presión sobre la articulación puede causar una dislocación.

Además, las personas que padecen trastornos del sueño que implican movimientos bruscos, como el sonambulismo, podrían estar en mayor riesgo.

Luxación vs Subluxación de hombro

Es importante distinguir entre estos dos términos:

  • Luxación: la cabeza del húmero se desplaza completamente fuera de la cavidad glenoidea.
  • Subluxación: el húmero se desplaza parcialmente, pero no sale por completo.

Ambas condiciones requieren tratamiento médico, pero la subluxación suele ser menos grave y puede resolverse más rápidamente. Sin embargo, si no se trata adecuadamente, la subluxación puede evolucionar hacia una luxación completa.

Lesión de hombro por caída

Las caídas representan una de las principales causas de dislocación de hombro. Al caer, muchas personas extienden los brazos para amortiguar el impacto, lo que genera una gran fuerza en la articulación.

La prevención es fundamental. Para ello se requiere:

  1. Fortalecer los músculos: realizar ejercicios específicos para estabilizar el hombro.
  2. Usar calzado adecuado: esto reduce el riesgo de resbalones.
  3. Tener precaución al caminar: especialmente en superficies resbaladizas.

Además, es recomendable aprender técnicas de caída seguras si se practican deportes de alto impacto o actividades físicas intensas.

Prevención general de la dislocación de hombro

  1. Realizar ejercicios de fortalecimiento: trabajar los músculos del manguito rotador y la escápula.
  2. Evitar movimientos extremos: no forzar la articulación fuera de su rango natural.
  3. Seguir un plan de rehabilitación: si se han tenido dislocaciones previas, la fisioterapia es clave para evitar recurrencias.
  4. Usar equipo de protección, especialmente en deportes de contacto.
  5. Consultar a un especialista: si se tienen antecedentes de inestabilidad en el hombro, se debe buscar asesoramiento médico para prevenir lesiones futuras.

Rehabilitación tras una luxación de hombro

La recuperación de una luxación de hombro puede variar dependiendo de la gravedad de la lesión. Generalmente, incluye:

  • Fisioterapia: ejercicios para recuperar la fuerza y la estabilidad del hombro.
  • Movilidad progresiva: gradualmente se restaura el rango de movimiento de la articulación.
  • Prevención de recaídas: se trabaja en fortalecer los músculos y mejorar la postura para evitar nuevas lesiones.

En casos graves, como cuando hay daño significativo en los ligamentos o fracturas, puede ser necesaria una cirugía para estabilizar la articulación.

El hombro dislocado es una lesión seria que puede afectar la calidad de vida. Reconocer los síntomas y buscar tratamiento adecuado son pasos fundamentales para una recuperación exitosa. Si has sufrido una luxación o subluxación, es esencial seguir un plan de rehabilitación y fortalecer los músculos del hombro para prevenir recurrencias.

Recuerda que el cuidado preventivo, como evitar movimientos extremos y fortalecer la articulación, es clave para mantener la salud de tus hombros. Ante cualquier sospecha de lesión, consulta a un profesional médico. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites, sin esperas y a unos precios muy asequibles.

Consejos para mejorar la postura y evitar el dolor de espalda

El dolor de espalda es uno de los problemas de salud más comunes en la población adulta, especialmente en aquellos con trabajos sedentarios o hábitos de vida poco activos. La postura desempeña un papel fundamental en la prevención de estos problemas. Con una postura adecuada, los músculos, ligamentos y articulaciones se mantienen en equilibrio, lo que reduce la presión en la columna y evita lesiones a largo plazo.

Importancia de una buena postura corporal

Una postura adecuada implica mantener la alineación natural de la columna vertebral, sin forzar a los músculos a realizar un esfuerzo extra para sostener el peso del cuerpo. Los beneficios de una buena postura son múltiples:

  • Prevención del dolor de espalda. Mantener la columna alineada reduce el riesgo de dolor, especialmente en la zona lumbar y cervical.
  • Mejora en la respiración y la circulación. Una postura adecuada facilita la respiración profunda y el flujo sanguíneo, lo que ayuda al cuerpo a oxigenarse y nutrirse mejor.
  • Incremento de la energía. La postura correcta evita que el cuerpo se fatigue al sostener una posición inadecuada, lo que permite que los músculos se relajen y el cuerpo funcione con menos esfuerzo.

La postura no solo tiene un impacto físico, sino también psicológico, pues una buena postura se asocia con mayor confianza y bienestar emocional.

Estrategias para corregir la postura encorvada

La postura encorvada o inclinada hacia adelante es común en personas que pasan largas horas frente al ordenador o el móvil. Esta postura puede causar tensión en los hombros, cuello y espalda baja, provocando dolor y molestias.

  • Ajuste del entorno de trabajo. La ergonomía en el lugar de trabajo es fundamental para evitar la postura encorvada. Es recomendable que el monitor esté a la altura de los ojos y a unos 50 cm de distancia. Además, la silla debe ofrecer soporte lumbar para mantener la curvatura natural de la columna.
  • Ejercicios de fortalecimiento para la espalda alta. Ejercicios como el remo o el uso de bandas de resistencia pueden ayudar a fortalecer la musculatura de la espalda, mejorando así la postura.
  • Conciencia postural. Es fundamental ser consciente de la postura al trabajar, caminar o sentarse. Pequeños recordatorios como colocar una nota en el monitor pueden ser útiles.

Ejercicios para el dolor de espalda

Los ejercicios regulares ayudan a fortalecer los músculos de la espalda, mejorando la postura y reduciendo la tensión. Aquí algunos ejercicios recomendados para el dolor de espalda:

  • Estiramientos de la zona lumbar: acostarse boca arriba y llevar las rodillas al pecho ayuda a relajar los músculos de la zona lumbar.
  • Ejercicio del puente de glúteos: fortalecer los glúteos y la parte baja de la espalda es fundamental para mejorar el soporte de la columna. Acostado boca arriba, dobla las rodillas y eleva las caderas, manteniendo los pies apoyados en el suelo.
  • Estiramiento del gato y la vaca: este ejercicio de yoga permite movilizar la columna de forma suave. Alternar entre arquear y redondear la columna ayuda a mejorar la flexibilidad y reducir la tensión acumulada.

Ergonomía en el lugar de trabajo

La ergonomía es crucial para quienes pasan varias horas al día en una oficina. Un entorno ergonómico reduce la tensión en el cuerpo, mejorando la postura y minimizando el riesgo de dolor de espalda.

  • Ajuste de la silla. Una buena silla ergonómica con soporte lumbar es una excelente inversión. La altura debe ajustarse para que los pies estén planos en el suelo y las rodillas formen un ángulo de 90 grados.
  • Posición del teclado y el ratón. Los codos deben mantenerse cerca del cuerpo y formar un ángulo de 90 grados al escribir. Evitar que los hombros se eleven ayuda a reducir la tensión en el cuello y la espalda alta.
  • Pausas activas. Es importante realizar pausas para caminar, estirar el cuello, los hombros y la espalda. Una pausa de 5 minutos cada media hora ayuda a mejorar la circulación y reduce la rigidez.

Técnicas para mantener la espalda recta

Mantener la espalda recta es clave para evitar el dolor y la sobrecarga en los músculos. Algunas técnicas útiles para lograr una postura recta incluyen:

  • Ejercicio de la pared. Para mejorar la postura, párate con la espalda contra una pared, asegurándote de que los talones, glúteos, espalda alta y cabeza estén en contacto con la pared.
  • Conciencia al caminar. Mientras caminas, mantén los hombros hacia atrás, el abdomen contraído y el cuello recto. Evita inclinarte hacia adelante o dejar caer los hombros.
  • Apoyo lumbar en sillas. Cuando te sientes, utiliza un cojín lumbar para mantener la curva natural de la espalda baja. Esto puede aliviar la presión y ayudarte a mantener una postura correcta.

Prevenir el dolor lumbar

El dolor lumbar es una de las causas más frecuentes de consulta médica. Para prevenirlo, es necesario mantener la musculatura abdominal y de la espalda en buen estado.

  • Fortalecimiento del core. Ejercicios como el plank o la plancha abdominal ayudan a fortalecer el core, lo que proporciona un mejor soporte a la columna.
  • Moverse regularmente. Permanecer en una misma posición por periodos prolongados puede causar tensión en la espalda baja. Incorporar descansos y mover el cuerpo al menos cada 30 minutos ayuda a evitar el sedentarismo.
  • Levantamiento adecuado de peso. Al levantar algo del suelo, utiliza las piernas en lugar de la espalda. Flexiona las rodillas y mantén el objeto cerca del cuerpo para evitar lesiones.

Beneficios de una buena postura para la salud mental y física

Los beneficios de una postura correcta van más allá de la reducción del dolor de espalda. Una postura correcta mejora la función respiratoria y digestiva y se asocia con una mayor confianza y concentración. Además, mantener la espalda recta y una buena postura ayuda a:

  • Evitar la fatiga muscular. Una postura inadecuada requiere un mayor esfuerzo muscular, lo que puede llevar a la fatiga y debilitar los músculos a largo plazo.
  • Mejorar la concentración. Una postura correcta permite que el flujo sanguíneo llegue adecuadamente al cerebro, aumentando la concentración y la claridad mental.
  • Aumentar la energía y reducir el estrés. Al no tener que hacer un esfuerzo extra para sostener una postura incómoda, el cuerpo ahorra energía, lo que contribuye a un estado de ánimo positivo y menor nivel de estrés.

Estiramientos y ejercicios de flexibilidad para mejorar la postura

La flexibilidad es un componente importante en la mejora de la postura. Realizar estiramientos puede ayudar a reducir la rigidez y mejorar la movilidad de la columna.

  • Estiramiento de pecho. Apoyar los brazos en una pared y empujar el pecho hacia adelante abre el área pectoral, lo que ayuda a contrarrestar la postura encorvada.
  • Estiramiento de isquiotibiales. Mantener la flexibilidad en las piernas y caderas evita que la parte baja de la espalda tenga que hacer un esfuerzo extra para mantener la postura.
  • Rotación de columna. Sentado en una silla, gira suavemente el torso hacia cada lado, manteniendo la espalda recta. Esto ayuda a aliviar la tensión y mejora la movilidad en la columna.

Los mejores hábitos para mantener una buena postura a largo plazo

La postura debe trabajarse y mantenerse todos los días. Algunos hábitos que pueden ayudar a mejorar la postura a largo plazo son:

  • Dormir en una posición correcta. Dormir boca arriba con una almohada debajo de las rodillas ayuda a mantener la curvatura natural de la columna. Si prefieres dormir de lado, coloca una almohada entre las piernas para reducir la presión en la cadera y la espalda.
  • Ejercicio regular. Mantenerse activo es clave para prevenir el dolor de espalda. Actividades como caminar, nadar o practicar yoga ayudan a fortalecer los músculos y mejorar la postura.
  • Usar calzado adecuado. El calzado cómodo y de apoyo es fundamental para evitar alteraciones en la postura al caminar.

Adoptar una buena postura es clave para prevenir el dolor de espalda y mejorar el bienestar general. Estos consejos ofrecen una ayuda para mantener la columna alineada y reducir la tensión en el cuerpo. Implementar cambios ergonómicos, realizar ejercicios para fortalecer la espalda y ser consciente de la postura en las actividades diarias puede marcar una gran diferencia en la salud y calidad de vida a largo plazo. Si tienes problemas de espalda y necesitas que te vea un traumatólogo, en SaludOnNet te podemos ayudar. Contamos con especialistas preparados para ayudarte, sin apenas esperas y a precios muy competitivos.

Tendinitis rotuliana: tipos, síntomas y tratamiento

La tendinitis rotuliana es una lesión común que afecta al tendón que une la rótula con la tibia. Es un tipo de tendinopatía que causa dolor en la rodilla e inflamación en la zona frontal y puede limitar la movilidad y la capacidad de realizar actividades cotidianas. 

Puede ser crónica si no se trata adecuadamente, produciendo un deterioro progresivo de la articulación y una mayor dificultad para realizar actividades físicas.

Tipos de tendinitis rotuliana

La tendinitis rotuliana se puede clasificar en diferentes grados de gravedad, desde leve, moderada hasta grave, dependiendo de la intensidad de los síntomas y el grado de afectación del tendón. 

Existen varios tipos, que pueden afectar la rodilla y causar dolor e inflamación del tendón rotuliano. Los principales son: 

  • Aguda. Ocurre repentinamente debido a un trauma o lesión, como una caída o un golpe directo en la zona de la rótula. Se caracteriza por un inicio rápido de dolor intenso en la parte frontal de la rodilla, que puede empeorar con la actividad física.
  • Crónica. Se desarrolla gradualmente a lo largo del tiempo debido a la sobrecarga repetitiva del tendón rotuliano. La tendinitis rotuliana crónica es común en deportistas que realizan movimientos repetitivos de flexión y extensión de la rodilla, como corredores, ciclistas y jugadores de baloncesto. Los síntomas suelen ser persistentes y pueden afectar la calidad de vida del paciente.
  • Postquirúrgica. Después de una cirugía de la articulación, como una reconstrucción de ligamento cruzado anterior o una artroscopia, el tendón rotuliano puede verse afectado. Esta tendinitis puede ser temporal y requerir tratamiento específico para aliviar el dolor y la inflamación.
  • Insercional. En este tipo de tendinitis la inflamación y la irritación se producen en el punto de unión entre el tendón rotuliano y la rótula. Puede ser especialmente dolorosa al realizar actividades que implican movimientos de flexión y extensión.
  • Parcial o completa. Dependiendo de la gravedad de la lesión, puede presentarse de forma parcial (afectando solo una parte del tendón) o completa (involucrando todo el tendón). En los casos de tendinitis completa, puede ser necesario un abordaje más agresivo.

Cada tipo de tendinitis rotuliana requiere un enfoque específico en cuanto al diagnóstico y tratamiento, por lo que es fundamental consultar a un traumatólogo experto en lesiones de rodilla para recibir un diagnóstico preciso y un plan de manejo adecuado. 

La prevención, el reposo activo, el fortalecimiento muscular y el seguimiento de las indicaciones médicas son clave para reducir el riesgo de desarrollar esta patología y promover la salud de las articulaciones.

Tendinitis de pata de ganso

Además de la tendinitis rotuliana, existen otros tipos de tendinitis de rodilla. Así, se puede hablar de tendinitis del cuádriceps, tendinitis del bíceps femoral o tendinitis del tendón poplíteo. 

Pero una de las más comunes es la tendinitis de pata de ganso. Afecta los tendones que se insertan en la parte interna de la tibia, específicamente en la zona conocida como la «pata de ganso». Los tres músculos principales involucrados en esta tendinitis son el sartorio, el recto interno y el semitendinoso, que forman parte de los flexores de la cadera y extensores de la rodilla. Son importantes para la estabilidad y durante actividades que requieren flexión y extensión repetitivas como correr, saltar o girar.

La tendinitis de pata de ganso en la rodilla se desarrolla cuando estos tendones se inflaman debido a la sobrecarga o el uso excesivo. Generalmente se produce como resultado de actividades deportivas que involucran movimientos repetitivos o bruscos, como el running, el tenis, el fútbol o el ciclismo. Los síntomas más comunes son dolor y sensibilidad en la región interna, hinchazón y dificultad para doblar o estirar la pierna.

El tratamiento generalmente comienza con medidas de autocuidado, como reposo, aplicación de hielo, compresión y elevación de la pierna afectada (conocido como protocolo RICE). Además, se pueden utilizar medicamentos antiinflamatorios no esteroides para aliviar el dolor y la inflamación. La terapia física también puede ser beneficiosa para fortalecer los músculos circundantes y mejorar la flexibilidad.

En casos más graves se puede considerar la opción de la terapia de ultrasonido, inyecciones de corticosteroides o incluso la cirugía para reparar el tendón afectado. 

Síntomas de la tendinitis rotuliana

Los síntomas de la tendinitis de rodilla pueden ser distintos según el tipo y la gravedad de la lesión. Algunos de los más comunes incluyen:

  • Dolor en la parte frontal de la rodilla. El síntoma más característico es el dolor localizado en la zona anterior, específicamente alrededor de la rótula. Puede ser agudo, punzante o sordo, y se agrava al realizar actividades que involucren movimientos de flexión y extensión como subir escaleras, correr o saltar.
  • Hinchazón. La inflamación del tendón rotuliano puede causar hinchazón en la rodilla afectada, lo que produce un aumento del volumen en la parte frontal de la articulación. La hinchazón suele ser visible y palpable, y puede ir acompañada de sensibilidad al tacto y enrojecimiento en la zona afectada.
  • Rigidez y sensibilidad. Los pacientes pueden experimentar rigidez al levantarse por la mañana o después de periodos prolongados de inactividad. Además, la zona alrededor de la rótula puede volverse sensible al tacto, lo que provoca molestias al presionar o manipular la articulación.
  • Dolor al realizar actividades físicas. El dolor tiende a incrementarse durante la actividad física, especialmente al realizar movimientos que impliquen flexión de la articulación como correr, saltar, agacharse o subir escaleras. Este dolor puede interferir en la capacidad de realizar actividades deportivas o cotidianas, limitando la movilidad y el rendimiento físico del paciente.
  • Crepitación o crujidos. Indica un roce anormal entre las estructuras articulares y puede ser indicativo de daño en el tendón rotuliano.

Es importante tener en cuenta que los síntomas de la tendinitis rotuliana pueden variar de una persona a otra y pueden empeorar con el tiempo si no se adoptan medidas adecuadas de diagnóstico y tratamiento. 

Diagnóstico

Para diagnosticar adecuadamente este tipo de tendinitis en la rodilla y descartar otras posibles lesiones, es fundamental realizar una evaluación clínica exhaustiva y, en algunos casos, pruebas de diagnóstico por imagen. Algunas de las herramientas que los médicos pueden utilizar incluyen:

  • Historia clínica y examen físico. El médico recopila información detallada sobre los síntomas del paciente, la historia de lesiones previas y las actividades físicas que puedan haber contribuido a su desarrollo. Durante el examen físico, se evalúa la movilidad de la articulación, la presencia de dolor en el tendón rotuliano a la palpación y la respuesta de la rodilla en diferentes movimientos.
  • Pruebas de imagen. Se pueden realizar pruebas de diagnóstico por imagen para la tendinitis rotuliana como radiografías, resonancias magnéticas (RM) y ecografías. Proporcionan información detallada sobre el estado del tendón rotuliano, la presencia de inflamación, el grado de degeneración y las posibles lesiones asociadas. Las radiografías son útiles para descartar fracturas o anomalías óseas, mientras que la resonancia magnética ofrece una visión más clara de los tejidos blandos y puede ayudar a confirmar el diagnóstico de tendinitis rotuliana.
  • Exámenes clínicos específicos. El médico puede realizar pruebas clínicas, como la prueba de la marcha, donde se evalúa la forma en la que el paciente camina y la distribución del peso en la rodilla afectada. Asimismo, puede hacer pruebas de estabilidad y fuerza muscular para identificar posibles desequilibrios y debilidades que puedan contribuir a su aparición.
  • Artroscopia. En casos más complejos o cuando existe la sospecha de lesiones articulares adicionales, se puede realizar una artroscopia. Es un procedimiento quirúrgico mínimamente invasivo que permite al médico visualizar el interior de la rodilla a través de una pequeña cámara insertada en la articulación. La artroscopia se utiliza no solo para confirmar el diagnóstico de tendinitis rotuliana, sino también para tratar lesiones asociadas y realizar procedimientos terapéuticos.

Es fundamental que el diagnóstico sea preciso para poder establecer un plan de tratamiento adecuado y personalizado para cada paciente. Un enfoque integral que combine la evaluación clínica, pruebas de diagnóstico por imagen y la experiencia de un equipo médico especializado en lesiones de este tipo garantizará un manejo eficaz y una pronta recuperación del paciente.

Tratamiento de la tendinitis rotuliana

El tratamiento de esta tendinitis de rodilla varía en función de la gravedad de la lesión, los síntomas presentes y la respuesta individual del paciente. Algunas opciones de tratamiento que pueden ser recomendadas incluyen:

  • Manejo conservador. Contempla varias acciones como: 
  • Reposo y limitación de actividades. Se reduce la carga sobre la rodilla afectada y se evitan actividades que puedan agravar la tendinitis.
  • Terapia física. Ejercicios de fortalecimiento y estiramiento para mejorar la flexibilidad, equilibrio y estabilidad de la articulación de la rodilla.
  • Crioterapia. Aplicación de hielo en la zona inflamada para reducir el dolor y la hinchazón.
  • Medicamentos. Los más indicados en estos casos son: 
  • Antiinflamatorios no esteroides (AINEs). Ayudan a reducir la inflamación y aliviar la molestia asociada con la tendinitis rotuliana.
  • Analgésicos. En casos de dolor intenso, el médico puede recetar analgésicos para controlar los síntomas.
  • Infiltraciones. Inyecciones de corticosteroides. Pueden ser administradas en la zona afectada para reducir la inflamación y aliviar el dolor de forma temporal.
  • Terapias complementarias. Las más efectivas son: 
  • Ultrasonido. Puede ayudar a mejorar la circulación sanguínea y acelerar el proceso de curación del tendón.
  • Ondas de choque. Utilizada en casos de tendinitis crónica para estimular la regeneración de tejidos y reducir la inflamación.
  • Cirugía. En casos graves o crónicos que no responden al tratamiento conservador, la cirugía puede ser una opción. Durante la intervención, se puede realizar una reparación del tendón, eliminación de tejido dañado o corrección de desequilibrios biomecánicos.

Tiempo de recuperación

El tiempo de recuperación de la tendinitis de rodilla varía según la gravedad de la lesión y el tratamiento aplicado. En general, se recomienda un periodo de reposo y seguimiento de las recomendaciones del médico para permitir una adecuada cicatrización del tendón y la recuperación funcional.

Es importante mantener una comunicación constante durante el tratamiento para asegurar una recuperación efectiva y prevenir futuras complicaciones. Además se deben adoptar medidas de prevención, como un adecuado calentamiento antes de la actividad física, fortalecimiento de los músculos de la pierna y evitar el sobreesfuerzo

En caso de requerir cirugía, el tiempo de baja de la tendinitis rotuliana puede ser de varias semanas o meses, dependiendo de la extensión de la intervención y la recuperación del paciente. 

Prevención de la tendinitis rotuliana

La prevención es fundamental para reducir el riesgo de desarrollar esta dolorosa lesión. Algunas medidas que se pueden tomar incluyen:

  • Fortalecimiento muscular. Se deben realizar ejercicios para fortalecer los músculos que rodean la articulación, como cuádriceps, isquiotibiales y músculos de la pantorrilla. Esto ayuda a mejorar la estabilidad de la articulación y reducir la carga sobre el tendón rotuliano. Asimismo, es fundamental incorporar ejercicios de fortalecimiento de los ligamentos en la rodilla para mejorar la estabilidad y prevenir lesiones futuras.
  • Estiramientos. Incluir rutinas de estiramiento antes y después de la actividad física para mantener la flexibilidad y la movilidad de la rodilla, lo que puede prevenir la sobrecarga del tendón rotuliano.
  • Técnica adecuada. Al practicar deportes o actividades que impliquen movimientos repetitivos de flexión y extensión, es importante mantener una técnica adecuada para evitar lesiones por sobreuso.
  • Incrementar la intensidad gradualmente. Evitar aumentos bruscos en la duración o intensidad de la actividad física para permitir que los tejidos se adapten de forma progresiva y reducir el riesgo de lesiones.
  • Calzado apropiado. Proporciona el soporte necesario a la articulación y reduce el impacto sobre el tendón rotuliano.
  • Mantener un peso saludable. El exceso de peso puede aumentar la presión sobre la rodilla y el tendón rotuliano, por lo que mantener un peso adecuado a través de una dieta equilibrada y ejercicio regular puede contribuir a prevenirla.
  • Descanso y recuperación. Permitir tiempo suficiente para la recuperación entre sesiones de entrenamiento o actividades físicas intensas, así como incluir días de descanso en la rutina de ejercicio para permitir que los tejidos se reparen y se fortalezcan.

Al seguir estas recomendaciones de prevención y fortalecimiento del tendón rotuliano es posible reducir significativamente el riesgo de desarrollar tendinitis rotuliana y promover la salud a largo plazo de la articulación de la rodilla. 

Si crees que puedes tener una tendinitis rotuliana, lo mejor es que acudas al traumatólogo. El médico realizará un diagnóstico y pondrá el tratamiento adecuado. Puedes entrar en SaludOnNet y ver los especialistas que trabajan con nosotros. Puedes elegir el que mejor te convenga, sin esperas y a unos precios muy razonables.

¿Son normales los dolores de crecimiento?

Anatomía y fisiología son dos disciplinas que tienen mucho que decir sobre el crecimiento humano, incluyendo las diversas molestias físicas y dolores que pueden surgir en este proceso. ¿Alguna vez te has preguntado si el cuerpo duele realmente cuando está creciendo?

La respuesta es sí, en ciertos casos. Los dolores de crecimiento son una realidad para muchos niños y adolescentes de entre 3 a 12 años, aunque su intensidad y frecuencia están sujetas a variaciones individuales.

Cada niño crece a su ritmo y muchos experimentan dolores de crecimiento en etapas particulares de rápido desarrollo. Se describen generalmente como dolores o molestias en ambas piernas, especialmente en los muslos, las rodillas y las espinillas.

Principales síntomas

No todos los niños experimentan estas molestias y los síntomas pueden variar. Algunos de los más comunes son:

  • Dolores musculares. Los dolores de crecimiento suelen manifestarse como molestias en los músculos, frecuentemente en las piernas. Es común que los niños describan estos dolores como una sensación de «tirantez» o «calambres».
  • Patrón de dolor intermitente. Las molestias no son constantes. Pueden ocurrir por la noche o por la tarde y usualmente desaparecerán la mañana siguiente.
  • Dolor bilateral. Suelen presentarse en ambos lados del cuerpo. Por ejemplo, si un niño tiene dolor en una pierna, es probable que también experimente dolor en la otra.
  • Sin hinchazón o enrojecimiento. A diferencia de los dolores causados por lesiones o ciertas enfermedades, los dolores de crecimiento no causan hinchazón, enrojecimiento o calor en el área afectada.
  • Sin limitaciones de movimiento. No suelen interferir con la capacidad de un niño para moverse. A los niños con dolores de crecimiento generalmente no les duele mover la articulación.
  • Molestias peores durante la noche. Son notablemente peores durante la noche y pueden incluso despertar a los niños de su sueño.

Si bien estos son los principales síntomas, siempre es esencial acudir a un médico para obtener un diagnóstico preciso y descartar cualquier otra posible condición médica. Los niños y adolescentes pueden sufrir molestias por tener lesiones deportivas, mala postura o algunas enfermedades.

Posibles causas de los dolores de crecimiento

Clínicamente, estas molestias que aparecen cuando los niños están en desarrollo, han sido un enigma. Por este motivo no existe un consenso claro acerca del porqué de estas molestias de crecimiento. De hecho, no hay evidencia de que el crecimiento óseo por sí solo cause dolor.

Estos dolores no están limitados a la infancia temprana. Durante la pubertad, pueden producirse cambios notables en altura y peso en un corto período de tiempo. Este rápido crecimiento físico, conocido como estirón puberal, puede causar molestias y dolores similares en adolescentes.

Es importante acudir a un médico ante la persistencia de dolores que interfieran con las actividades cotidianas de un niño o adolescente. Si bien el crecimiento no debería causar un dolor extremo, siempre es esencial descartar otras condiciones más serias.

Tratamiento

El alivio de los dolores de crecimiento se basa generalmente en medidas de autocuidado y analgesia. Algunas de las estrategias más recomendadas son:

  • Masajes. Masajear suavemente las áreas dolorosas puede proporcionar alivio. Por ejemplo, puedes frotar suavemente las piernas de tu hijo si se queja de dolor en esa zona.
  • Calor. Aplicar calor en el área dolorida también puede ayudar. Una almohadilla térmica o una compresa caliente pueden ser eficaces.
  • Medicamentos de venta libre. En algunos casos, el médico podría recomendar el uso de medicamentos de venta libre, como el paracetamol o el ibuprofeno, para aliviar el dolor. Sin embargo, es importante usar estos medicamentos según las instrucciones y hablar con tu médico si tienes alguna pregunta.
  • Mantener buenos hábitos de sueño. Asegurarse de que el niño tenga una rutina de sueño regular y suficiente puede ayudar a prevenir los dolores de crecimiento. La fatiga puede empeorar el dolor.
  • Estiramientos. En algunos casos, los ejercicios de estiramientos pueden ayudar a disminuir el dolor.

Es importante recalcar que cada caso es único y que estos tratamientos pueden no funcionar algunos niños y sí para otros. Por este motivo, si los dolores de crecimiento de tu hijo son graves o persisten, o si tienes cualquier otra preocupación sobre la salud de tu hijo, es importante buscar asesoramiento médico. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites, sin esperas y a unos precios muy competitivos.

Un 3% de la población tiene escoliosis: ¿qué es?

La espalda, zona posterior del cuerpo que va desde los hombros a la cintura, es una de las partes más importantes de la anatomía humana. Su sección central, la columna vertebral, es la que nos ayuda a estar erguidos y mantener el equilibrio. Pero hay veces que presenta curvas anormales, tanto hacia un lado como hacia otro. Hablamos entonces de escoliosis.

Esta desviación de la columna afecta al 3% de la población, según se indica en el artículo Escoliosis idiopática, escrito por L.I. Álvarez García de Quesada y A. Núñez Giralda. En los casos leves no interfiere en el desarrollo normal de la vida diaria, pero en los graves conlleva dolor y limitación a la hora de realizar tareas cotidianas. Se trata de una patología que por lo general se desarrolla en la infancia y progresa durante la adolescencia, afectando fundamentalmente a niños de entre 10 y 16 años.

Qué es la escoliosis

Es una condición médica caracterizada por una curvatura anormal de la columna vertebral, que suele presentarse en forma de «S» o «C». Esta alteración en la alineación de la columna puede ocurrir en cualquier parte de la espina dorsal, incluyendo la región cervical, torácica o lumbar, y su gravedad puede variar desde casos leves apenas perceptibles hasta curvas más pronunciadas.

escoliosis espalda

Cuando existe esta desviación de la columna vertebral, que normalmente se extiende de manera recta desde la base del cráneo hasta la pelvis, experimenta una curvatura lateral en aquellos lados afectados por esta patología.

Puede manifestarse de manera evidente en la postura de una persona, dando lugar a una asimetría en los hombros, la cintura o las caderas. Sin embargo, en algunos casos, especialmente en las etapas iniciales, la condición puede pasar desapercibida y ser detectada sólo mediante exámenes físicos o estudios de imagen.

Causas de la escoliosis

Esta patología ha intrigado a la comunidad médica durante años, sobre todo a los traumatólogos. Mientras que en muchos casos la causa subyacente puede ser desconocida, hay diversas razones y factores que han sido identificados como posibles desencadenantes de esta condición. Algunas son:

  • Factores genéticos. Es la principal causa de la escoliosis idiopática. En este tipo, la curvatura de la columna vertebral se desarrolla sin una causa aparente. Se subdivide en tres categorías según la edad de aparición: infantil (0-3 años), juvenil (4-10 años) y adolescente (11-18 años).
  • Anomalías congénitas. Se origina durante el desarrollo fetal debido a anomalías en la formación de las vértebras. Estas malformaciones pueden provocar curvaturas anormales de la columna vertebral desde el nacimiento. La severidad puede variar, y su detección y tratamiento tempranos son fundamentales.
  • Condiciones neuromusculares como parálisis cerebral, distrofias musculares y enfermedades del sistema nervioso pueden llevar a su desarrollo. La debilidad muscular y la falta de control neuromuscular pueden contribuir a la desviación de la columna vertebral.
  • Degeneración asociada a la edad. A medida que envejecemos, los discos intervertebrales pueden desgastarse y las articulaciones pueden deteriorarse, dando lugar a la escoliosis degenerativa. Se observa en adultos mayores y puede ser resultado de cambios degenerativos en la columna vertebral.
  • Algunas condiciones médicas, como las infecciones o tumores de la columna vertebral.

Un enfoque integral, que incluya la detección temprana y el tratamiento adaptado a las necesidades individuales, es esencial para abordar las causas y mitigar sus efectos.

Síntomas de escoliosis

En muchos casos, puede ser asintomática en sus etapas iniciales. Sin embargo, a medida que la curva se desarrolla, pueden surgir síntomas como desigualdad en los hombros, cintura o caderas, y una protrusión anormal de las costillas o la escápula. La detección temprana es crucial, y se realiza comúnmente a través de exámenes físicos y radiografías. Los principales síntomas de escoliosis lumbar o dorsal son:

  • Asimetría en la postura. Puede manifestarse como una inclinación de la cabeza, hombros o pelvis hacia un lado. Observar la alineación del cuerpo desde la parte trasera puede revelar desviaciones notables.
  • Desigualdad en los hombros. A menudo provoca que uno de los hombros esté más alto que el otro. Esta discrepancia en la altura de los hombros puede ser detectada en una evaluación visual y se acentúa cuando el individuo está de pie.
  • Prominencia de las costillas. En algunos casos, especialmente cuando la curvatura afecta la región torácica, puede haber una prominencia anormal de las costillas en un lado del cuerpo. Esto puede ser visible al observar el contorno del torso.
  • Desplazamiento de la cintura.  La curvatura de la columna vertebral puede afectar la alineación de la cintura, llevando a un desplazamiento lateral o una apariencia desigual cuando se observa desde el frente o desde atrás.
  • Dolor en la espalda. Sucede sobre todo en aquellos con curvas más pronunciadas. Este dolor puede variar en intensidad y localización según la ubicación y gravedad de la curva.
  • Fatiga muscular. La alteración en la alineación de la columna puede llevar a una fatiga muscular más rápida, ya que los músculos trabajan de manera desigual para mantener el equilibrio. Esto puede resultar en incomodidad y cansancio durante actividades cotidianas.
  • Problemas respiratorios en casos graves. En curvas severas, especialmente aquellas que afectan la región torácica, la escoliosis puede comprometer la capacidad pulmonar y causar problemas respiratorios. Sin embargo, esto es más común en casos más avanzados.
  • Cambios en la marcha y postura. La alteración de la columna vertebral puede afectar la forma en que una persona camina y se para. Se pueden observar cambios en la marcha y en la postura que pueden indicar su presencia.

Tipos de escoliosis

Esta patología se define como una desviación lateral de la columna vertebral de más de 10 grados, medida mediante radiografías. En función del lugar en el que se produzca se puede hablar de escoliosis lumbar o escoliosis dorsal. Los tipos de desviación de la columna se clasifican en diferentes categorías, según su origen:

  1. Escoliosis Idiopática. Es la forma más común y representa aproximadamente el 80% de los casos. Se desarrolla sin una causa aparente y generalmente se diagnostica durante la adolescencia. Aunque la investigación actual no ha identificado una causa específica, se cree que factores genéticos pueden desempeñar un papel importante. Su evolución depende del grado de curvatura, la edad en la que ha aparecido, la madurez esquelética y, en las niñas, si ha aparecido antes o después de la menarquía. El mayor riesgo de progresión se da en las mujeres premenárquicas.
  2. Escoliosis Neuromuscular. Se asocia con trastornos neuromusculares, como la parálisis cerebral o la distrofia muscular. Estos trastornos afectan los músculos y los nervios que controlan la postura y el movimiento, contribuyendo al desarrollo de curvaturas en la columna vertebral.
  3. Escoliosis Degenerativa. Se relaciona con el envejecimiento de la columna vertebral. Con el tiempo, los discos intervertebrales se desgastan, provocando cambios en la alineación de la columna.
  4. Escoliosis Congénita. Es una condición presente desde el nacimiento, resultado de malformaciones en las vértebras durante el desarrollo fetal. Es menos frecuente pero puede ser más grave que otros tipos, ya que implica anomalías estructurales desde el principio.
  5. Escoliosis Funcional. No está relacionada con malformaciones estructurales y suele ser el resultado de desequilibrios musculares o posturales.

¿La escoliosis es curable?

Saber si la escoliosis es curable totalmente sigue siendo un área de investigación activa y en desarrollo para muchos médicos. La atención temprana, el diagnóstico preciso y la colaboración con profesionales de la salud son cruciales para abordar esta condición de manera efectiva y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

La mayoría de los casos se manejan inicialmente con un enfoque conservador. Esto implica terapia física, ejercicios específicos y, en algunos casos, el uso de aparatos ortopédicos. Según la Asociación Americana de Cirujanos Neurológicos y Ortopédicos, los especialistas pueden ayudar a detener o ralentizar la progresión de la curvatura, pero no necesariamente curar completamente la condición.

En casos más severos o progresivos, la cirugía puede ser considerada como una opción de tratamiento. Sin embargo, no garantiza la cura total de la escoliosis, sino que previene una mayor progresión y mejora la calidad de vida.

La escoliosis leve a moderada, especialmente en niños y adolescentes, tiene mejores perspectivas de respuesta positiva al tratamiento conservador. Sin embargo, la curabilidad completa puede no ser alcanzada en todos los casos.

Diagnóstico de la escoliosis

Se diagnostica durante la adolescencia en la mayoría de los casos, especialmente durante el período de crecimiento rápido. El diagnóstico implica una evaluación completa de la historia clínica, un examen físico detallado y pruebas de imagen, como radiografías. La medición de la curva, su forma y ubicación son fundamentales para determinar el plan de tratamiento más adecuado.

  1. Evaluación Clínica.  El traumatólogo examina la columna vertebral del paciente en busca de asimetrías, protuberancias o cualquier indicio de curvatura anormal. Realiza una exploración clínica utilizando un escoliómetro, recomendable en pacientes a partir de los 10 años, y el denominado Test de Adams, muy usado en atención primaria porque valora la asimetría del tronco desde detrás, con el paciente flexionado.
  2. Radiografías. Esta prueba permite medir la magnitud y la dirección de la curva, así como evaluar la salud general de la columna vertebral. Las imágenes radiográficas también ayudan a determinar el tipo y a guiar el desarrollo de un plan de tratamiento personalizado.
  3. Pruebas de Imagen Avanzadas. En casos más complejos o cuando se sospecha de condiciones subyacentes, se pueden utilizar pruebas de imagen avanzadas, como la resonancia magnética o la tomografía computarizada.
  4. Mediciones Específicas. La inclinación máxima de la curva, la rotación vertebral y otras mediciones específicas son evaluadas para determinar la progresión y la necesidad de tratamiento. La curvatura de la columna se mide en grados. Cuando es superior a 25 o 30º se puede hablar de una curva considerable, con una prevalencia mayor en el caso de las mujeres.
  5. Evaluación Neurológica: En algunos casos, se puede realizar una evaluación neurológica para descartar condiciones subyacentes .

Tratamiento de la escoliosis

No existe un tratamiento para la escoliosis que sea estándar, aunque casi siempre se recomienda realizar ejercicio físico para mejorar el tono postural. El tratamiento conservador incluye terapia física, ejercicios específicos y, en algunos casos, el uso de aparatos ortopédicos.

Si la desviación es leve, con un control cada 6 meses y una radiografía anual será suficiente. Se pueden usar dispositivos ortopédicos como corsés o chalecos, que buscan frenar la progresión de la curvatura, especialmente en pacientes que aún están en crecimiento.

Cuando el grado de desviación es importante se recomienda el uso de corsé para prevenir la progresión de la patología, hasta que el desarrollo de la columna se haya completado. En los casos en los que la curva es mayor de 60 grados, es decir es una escoliosis grave en adultos o niños, el médico puede recomendar cirugía. La intervención quirúrgica tiene como objetivo corregir la curvatura mediante la fijación de varillas y tornillos en la columna vertebral.

El tratamiento a menudo implica un enfoque a largo plazo que incluye un seguimiento regular y ajustes en el plan de tratamiento. Dada su complejidad, es esencial un enfoque multidisciplinario. Los pacientes pueden beneficiarse de la colaboración entre ortopedistas, fisioterapeutas, y en algunos casos, especialistas en medicina del dolor.

Factores de riesgo

La escoliosis puede tener diversos factores de riesgo que influyen en su desarrollo. Los principales son.

  • Edad y etapa de crecimiento. Esta desviación suele manifestarse durante el período de crecimiento rápido, como la adolescencia.
  • Factores genéticos. Las personas con antecedentes familiares tienen un mayor riesgo de desarrollarla.
  • Sexo femenino.  Existe una prevalencia mayor en mujeres que en hombres.
  • Desórdenes neuromusculares. Condiciones neuromusculares, como la parálisis cerebral o la distrofia muscular, aumentan el riesgo de desarrollarla.
  • Asimetrías musculares y posturales. Desbalances en la musculatura o posturas inadecuadas pueden contribuir a su desarrollo.
  • Lesiones o traumas.  Ya sea por accidentes o traumatismos.
  • Malformaciones congénitas de la columna vertebral.

Si crees que tu hijo o tú podéis tener escoliosis pide cita con un traumatólogo para que valore su caso. En SaludOnNet contamos con médicos traumatólogos especialistas en espalda dispuestos a atenderte, sin esperas y a precios muy competitivos.

Bursitis: qué es y cómo se trata

Qué es la bursitis

La bursitis es la inflamación de las bursas, que son pequeñas bolsas llenas de líquido que se encuentran cerca de las articulaciones y los tendones. Estas bolsas actúan como almohadillas para reducir la fricción y el roce entre los huesos, tendones y músculos al moverse. Cuando se inflaman, se produce la bursitis, lo que puede generar dolor y limitar la movilidad.

Aunque puede afectar a cualquier articulación del cuerpo, las más comunes son las del hombro, rodilla y cadera. En ocasiones es difícil distinguir tendinitis y bursitis, ya que ambas suponen la inflamación o degeneración de los tejidos blandos alrededor de los músculos y los huesos. 

Causas de la bursitis

Existen múltiples causas que pueden desencadenar la bursitis. Algunas de las más comunes son: 

  • Lesiones o traumatismos. Los golpes o impactos directos en una articulación pueden dañar las bolsas sinoviales y causar su inflamación. Es lo que se conoce como bursitis por traumatismo. Además, movimientos repetitivos o excesivos pueden generar microtraumatismos que, a largo plazo, conducen a esta patología. 
  • Infecciones. Las bacterias pueden invadir las bolsas sinoviales y causar una infección. La bursitis infecciosa generalmente ocurre cuando las bacterias ingresan a la bolsa sinovial a través de una herida o una infección circundante. Las infecciones pueden provenir de bacterias transportadas por la sangre, las cuales se originan en otro lugar del cuerpo.
  • Enfermedades reumáticas. Algunas enfermedades inflamatorias crónicas como la artritis reumatoide pueden predisponer a la persona a desarrollar esta patología. Así, la bursitis y la artritis están relacionadas. También la gota o la espondilitis anquilosante, que es un tipo de espondilosis
  • Sobrecarga o estrés mecánico. Está causado por el uso excesivo o la sobrecarga de una articulación particular debido a ciertas actividades laborales o deportivas. Por ejemplo, personas que realizan movimientos repetitivos como lanzar una pelota o levantar objetos pesados. 
  • Envejecimiento. Las bolsas tienden a degenerarse con el tiempo.

Tipos de bursitis

Las bolsas sinoviales se encuentran en áreas donde hay fricción constante como los hombros, codos, rodillas y caderas. Cuando se inflaman se produce la bursitis, causando dolor y limitación del movimiento. Los diferentes tipos son: 

  • Bursitis del hombro. También conocida como bursitis subacromial, afecta la bolsa ubicada debajo del acromion, que es una parte del hombro. Puede deberse a lesiones, movimientos repetitivos o al envejecimiento y provoca que duela el brazo
  • Bursitis del codo. Recibe el nombre también de bursitis olecraniana y afecta la bolsa ubicada en la prominencia ósea del codo. Esta condición es común en personas que realizan actividades repetitivas del brazo, como lanzar un balón o levantar pesas.
  • Bursitis de la rodilla. También llamada bursitis prepatelar o de la «rodilla del saltador», afecta la bolsa ubicada sobre la rótula. Puede ser causado por trauma directo en la articulación, actividades que requieren arrodillarse o movimientos repetitivos. Provoca dolor o gonalgia de rodilla
  • Bursitis de la cadera. Recibe el nombre de bursitis trocantérea y afecta la bolsa ubicada en la parte exterior de la cadera. Puede estar producida por lesiones, movimientos repetitivos o espasmos musculares. 

Existen otros tipos como la bursitis en el pie, que consiste en la inflamación de la bursa situada entre el hueso calcáneo y el talón de Aquiles. Asimismo, están la bursitis del tendón de Aquiles, bursitis en el tobillo o bursitis en la mano. Todas ellas pueden ser dolorosas y limitar el movimiento, pero con un diagnóstico y tratamiento adecuados es posible aliviar los síntomas y recuperar la funcionalidad. 

Síntomas de la bursitis

Los síntomas pueden variar, pero en general, los más comunes incluyen dolor, hinchazón, sensibilidad y limitación de movimiento en la articulación afectada.

  • Dolor. Es el principal síntoma y puede ser constante o empeorar con el movimiento. Por lo general, se localiza en la articulación, en el área donde se encuentra la bursa inflamada. Puede ser agudo o punzante y dificultar las actividades diarias y deportivas.
  • Hinchazón. La bolsa inflamada puede llenarse de líquido adicional, lo que provoca la hinchazón en el área afectada. Se puede observar a simple vista o al tacto y puede generar incomodidad y sensibilidad en la articulación.
  • Sensibilidad en la articulación afectada. La bursa inflamada puede volverse más sensible al tacto, lo que genera molestias al presionar o mover la articulación. Esta sensibilidad puede ser especialmente notoria al realizar actividades que involucren movimientos repetitivos o uso excesivo de la articulación.
  • Limitación de movimiento en la articulación afectada. La inflamación y el dolor pueden dificultar o imposibilitar la realización de ciertos movimientos, lo que puede afectar la capacidad de realizar actividades diarias o deportivas. Esta limitación de movimiento puede variar en intensidad, dependiendo del grado de inflamación. 

Es importante destacar que estos síntomas pueden variar según la articulación afectada. Además, algunos factores de riesgo como la edad, la sobrecarga de trabajo, las lesiones repetitivas y las enfermedades inflamatorias crónicas pueden aumentar la probabilidad de desarrollar bursitis.

Diagnóstico de la bursitis

El diagnóstico adecuado de la bursitis es fundamental para poder iniciar el tratamiento adecuado y aliviar los síntomas del paciente. Afortunadamente, el traumatólogo tiene  varias maneras de diagnosticar esta condición de forma precisa y efectiva.

  • Historia clínica detallada para conocer los antecedentes médicos del paciente, así como los síntomas. Es importante mencionar cualquier actividad física o trauma que pueda haber desencadenado el dolor y la inflamación en la articulación afectada.
  • Examen físico en el área afectada para evaluar el grado de hinchazón, la sensibilidad al tacto y la limitación en el movimiento. Puede proporcionar pistas importantes para el diagnóstico, pero también es necesario complementarlo con pruebas adicionales.
  • Aspiración de líquido sinovial. Es una de las pruebas que más se realizan. Durante este procedimiento, se inserta una aguja delgada en la bolsa inflamada para extraer una muestra del líquido presente en su interior. Esta muestra se envía a un laboratorio para su análisis, donde se buscan signos de inflamación y presencia de cristales que pueden indicar una causa subyacente, como la gota.
  • Pruebas de imagen para obtener una imagen más detallada de la articulación afectada. Estas pruebas incluyen radiografías, resonancia magnética y ecografías. Pueden ayudar a descartar otras afecciones articulares, como fracturas o desgarros de ligamentos, y confirmar el diagnóstico de bursitis.

Tratamiento de la bursitis

El primer paso para tratar la bursitis es identificar la causa subyacente de la inflamación. Existen diferentes métodos de tratamiento que pueden aliviar los síntomas y ayudar en la recuperación

  • Reposo y protección de la articulación afectada. En casos de bursitis leve el reposo es fundamental. Evitar actividades que ejercen presión sobre la articulación afectada puede ayudar a reducir la inflamación y permitir una recuperación más rápida. Además, utilizar protectores o vendajes elásticos puede brindar apoyo adicional a la articulación.
  • Aplicación de hielo. Se recomienda aplicar una compresa de hielo durante 15-20 minutos, varias veces al día, especialmente después de actividades que hayan ejercido presión sobre la articulación.
  • Medicamentos antiinflamatorios. Los medicamentos antiinflamatorios no esteroides, como el ibuprofeno, pueden ser recetados para aliviar el dolor y reducir la inflamación. Sin embargo, es importante tomarlos de acuerdo con las indicaciones del médico, ya que pueden tener efectos secundarios si se consumen en exceso o por períodos prolongados.
  • Fisioterapia. Puede desempeñar un papel crucial en el tratamiento de la bursitis. Un fisioterapeuta puede enseñar ejercicios específicos para fortalecer los músculos alrededor de la articulación afectada y mejorar la movilidad. Además, pueden utilizar técnicas de terapia manual, como masajes y estiramientos, para reducir la tensión y promover la curación.
  • Inyecciones de corticoesteroides. Se administran directamente en la bolsa y pueden proporcionar un alivio rápido y duradero. Sin embargo, es importante tener en cuenta que este tipo de tratamiento puede tener riesgos y efectos secundarios, por lo que debe realizarse bajo supervisión médica.

Si bien estos son algunos de los métodos más comunes de tratamiento, es importante recordar que cada caso de bursitis es único y puede requerir enfoques diferentes

Fisioterapia para la bursitis

La fisioterapia es una disciplina terapéutica que utiliza técnicas de movimiento, ejercicios y terapia manual para tratar y prevenir lesiones musculoesqueléticas. En el caso de la bursitis, el objetivo de la fisioterapia es reducir la inflamación y el dolor, mejorar la movilidad y fortalecer los tejidos implicados.

Hay diversas técnicas utilizadas por los fisioterapeutas en el tratamiento de esta patología. Una de ellas es la terapia manual, que incluye masajes y movilizaciones de la articulación afectada. Esto ayuda a mejorar la circulación sanguínea y reducir la inflamación en la zona afectada.

Además, se suelen emplear ejercicios de fortalecimiento y estiramientos específicos para la articulación afectada. Ayudan a mejorar la estabilidad de la articulación y a prevenir futuras lesiones.

La crioterapia, que consiste en la aplicación de frío en la zona afectada, también puede tener un efecto beneficioso en la reducción de la inflamación y el alivio del dolor.

Es importante destacar que siempre es recomendable acudir a un profesional, quien evaluará cada caso individualmente y personalizará el tratamiento de fisioterapia para la bursitis en función de las necesidades y características del paciente.

Cirugía de la bursitis

La bursitis se opera, pero sólo como último recurso, cuando los síntomas son graves y otros tratamientos no han aliviado los síntomas. Existen diferentes tipos de cirugía, dependiendo de la gravedad y ubicación de la inflamación. La más comúnmente realizada es la bursectomía, en la cual se extirpa la bursa inflamada. Este procedimiento se lleva a cabo bajo anestesia local o general, dependiendo de la preferencia del cirujano y las necesidades del paciente.

Se puede realizar mediante cirugía abierta para resecar la bursa y su contenido o mediante endoscopia. Después de la cirugía, generalmente se recomienda el reposo y la aplicación de hielo para reducir la hinchazón. También se pueden recetar medicamentos para el dolor y la inflamación. La terapia física y ejercicios de rehabilitación suelen ser parte del proceso de recuperación para ayudar a restaurar la fuerza y el rango de movimiento de la articulación.

Duración de la bursitis

La duración de esta lesión puede variar según la gravedad y el tratamiento recibido. Los médicos consideran que depende de varios factores como la ubicación de la bolsa afectada, la causa subyacente y la respuesta individual del paciente al tratamiento. En general, se estima que la recuperación completa puede llevar desde unas pocas semanas hasta varios meses. En el caso de la bursitis en los hombros y rodillas el tiempo de recuperación es más largo, debido al uso frecuente de estas articulaciones en actividades diarias.

Es importante tener en cuenta que cada paciente es único y puede experimentar variaciones en el tiempo de recuperación. Factores como la edad, la condición física general y el compromiso con el plan de tratamiento pueden influir en la duración de la bursitis.

Prevención de la bursitis

Aunque se cura la bursitis y muchas veces desaparece sola, sin tratamiento, es mejor evitarla. Existen medidas que se pueden tomar para reducir el riesgo de desarrollarla. 

Algunas medidas preventivas o remedios caseros para la bursitis son:

  • Evitar movimientos y actividades repetitivas. Es importante tomar descansos regulares y variar las tareas para evitar la sobreutilización de determinados músculos y tendones. Si se necesita realizar una actividad repetitiva, es recomendable tomar las medidas necesarias para minimizar el estrés en las articulaciones, como usar protectores almohadillados.
  • Mantener una buena postura. Una mala postura puede aumentar la presión y la tensión en las articulaciones, lo que puede eventualmente llevar a la inflamación de las bursas. Mantener una posición erguida y los músculos abdominales y dorsales fortalecidos puede ayudar a prevenir lesiones y reducir el riesgo de bursitis.
  • Realizar ejercicios de fortalecimiento y estiramiento. Mantener músculos y tendones fuertes y flexibles es vital para prevenir la bursitis. Realizar ejercicios de fortalecimiento muscular y estiramientos regulares puede ayudar a reducir el riesgo de lesiones en las articulaciones, así como a mejorar su movimiento y flexibilidad.
  • Usar equipos de protección y adecuados. Por ejemplo, en deportes de contacto, como el fútbol americano o el rugby, se deben usar almohadillas de protección para amortiguar los golpes. Además, utilizar calzado adecuado que ofrezca un buen soporte y ajuste puede prevenir el estrés excesivo en las articulaciones.
  • Control del peso corporal. El exceso de peso puede contribuir al desarrollo de la bursitis, ya que aumenta la carga ejercida sobre las articulaciones, lo que puede desencadenar la inflamación de las bursas. Mantener una alimentación balanceada y realizar actividad física regularmente puede ayudar a mantener un peso corporal adecuado.

En definitiva, la prevención implica evitar actividades que puedan causar sobrecarga en las articulaciones y mantener una postura adecuada. Si crees que puedes tener bursitis te recomendamos que acudas a un traumatólogo para que valore la posible lesión. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites, sin esperas y a unos precios muy competitivos.

Qué es la sinovitis: qué tipos hay y cómo se tratan

¿Qué es la sinovitis?

La sinovitis es la inflamación de la membrana sinovial, que es el revestimiento delgado que recubre las articulaciones. Puede causar dolor, hinchazón y rigidez en la articulación afectada, llegando a comprometer significativamente la calidad de vida de quien la padece.

En algunos casos, se presenta de forma repentina, como resultado de una lesión aguda, mientras que en otros casos puede ser crónica, desarrollándose a lo largo del tiempo debido a enfermedades como la artritis reumatoide o la osteoartritis.

A veces se puede confundir con otras patologías como la artrosis y la artritis debido a la similitud de los síntomas. Sin embargo, es importante destacar las diferencias entre la artrosis y la artritis para comprender mejor la sinovitis.

Causas de la sinovitis

Esta patología puede afectar a personas de todas las edades y está asociada a diversas causas. Las principales son: 

  • Lesiones articulares. Son lesiones directas en las articulaciones como torceduras, esguinces o fracturas. Pueden causar daños en los tejidos de la articulación y activar una respuesta inflamatoria.
  • Enfermedades reumáticas. Puede ser un síntoma de enfermedades reumáticas como artritis reumatoide, lupus eritematoso sistémico o gota. Estas patologías se caracterizan por una inflamación crónica del tejido sinovial.
  • Infecciones. Pueden ser bacterianas, virales o fúngicas. Por ejemplo, la sinovitis infecciosa se produce cuando los microorganismos ingresan a la articulación a través de una herida o por vía hematogénica. 
  • Sobreesfuerzo repetitivo. La práctica de actividades deportivas o profesionales que implican movimientos repetitivos de las articulaciones como correr, saltar o levantar objetos pesados de forma recurrente, puede causar irritación y daño en el tejido sinovial. 
  • Trastornos autoinmunitarios. En este grupo estarían algunos como la artritis psoriásica o el síndrome de Sjögren. Se caracterizan por una respuesta inmunológica anormal que afecta las articulaciones y provoca inflamación.
  • Uso excesivo de las articulaciones. El uso excesivo y repetitivo de una articulación, especialmente en actividades que implican movimientos bruscos y de alta intensidad.

Síntomas de sinovitis

Conocer los síntomas de la sinovitis es importante para poder identificar y tratar correctamente esta condición. Es fundamental tener en cuenta que pueden variar dependiendo de la articulación afectada. Sin embargo, existen algunos síntomas comunes que se presentan en la mayoría de los casos. Entre ellos se incluyen:

  • Dolor. Puede ser constante o intermitente, y empeora con el movimiento o el ejercicio. El área afectada puede estar sensible al tacto y presentar hinchazón.
  • Inflamación. Puede ser evidente visualmente, resultando en un aumento de tamaño de la articulación. Además, la articulación puede sentirse caliente al tacto.
  • Rigidez. Suele ser más intensa por las mañanas o después de períodos de inactividad, mejorando con el movimiento. La movilidad de la articulación puede verse limitada debido a esta rigidez.
  • Cambios en la piel. En algunos casos la piel que rodea la articulación afectada puede presentar enrojecimiento o cambios de color. Esto puede ser indicativo de un proceso inflamatorio activo.
  • Otros síntomas. En casos más graves, puede cursar con síntomas adicionales, como fiebre, fatiga o pérdida de peso, especialmente si la causa subyacente es una enfermedad autoinmune o una infección.

Tipos de sinovitis

Esta inflamación puede afectar diferentes articulaciones del cuerpo, siendo las más comunes las siguientes: 

  • Sinovitis de rodilla. 
  • Sinovitis de cadera.
  • Sinovitis de tobillo. 
  • Sinovitis de muñeca.
  • Sinovitis de mano
  • Sinovitis de pie. 
  • Sinovitis transitoria de cadera. Afecta a niños de entre 3 y 8 años y causa dolor de inicio brusco en la región de la cadera, así como cojera. 

Cada tipo puede presentar síntomas específicos y requerir un enfoque de tratamiento individualizado. También puede clasificarse según el tiempo de aparición o la causa subyacente. 

Tipos según el tiempo de aparición

Atendiendo al tiempo de aparición de la patología, hablamos de: 

  • Sinovitis aguda. Se desarrolla con rapidez, generalmente como resultado de una lesión o infección. 
  • Sinovitis crónica. Es una inflamación persistente que puede durar semanas, meses o incluso años, y generalmente está relacionada con enfermedades reumáticas como la artritis reumatoide.

Tipos según la causa

Si atendemos a las causas de la sinovitis, hay varios tipos según la enfermedad o afección subyacente.

  • Traumática. Se produce después de una lesión o traumatismo en una articulación. Puede ser el resultado de un golpe directo, una caída o un movimiento brusco que genera daño en la membrana sinovial. Es común en deportistas y personas que practican actividades físicas intensas.
  • Séptica. Está causada por una infección bacteriana en la articulación. Las bacterias pueden ingresar al cuerpo a través de una herida, una cirugía o mediante el torrente sanguíneo. Es una emergencia médica y requiere un tratamiento rápido y adecuado para prevenir complicaciones graves.
  • Reactiva. Aparece como resultado de una infección en otra parte del cuerpo, como una infección intestinal o genital. En algunos casos, el sistema inmunológico del cuerpo reacciona anormalmente y provoca una inflamación en la membrana sinovial.
  • Por cristales. Ocurre cuando los cristales se acumulan en la articulación y causan una inflamación. Los más comunes son los de ácido úrico en la gota y los de pirofosfato cálcico en la pseudogota.
  • Por enfermedades sistémicas. Puede formar parte de enfermedades autoinmunes como las que ya hemos enumerado anteriormente (artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico o la espondilitis anquilosante). Estas enfermedades causan una respuesta inmunitaria anormal que provoca inflamación en las articulaciones, incluida la membrana sinovial.

Cómo se diagnostica la sinovitis

El diagnóstico generalmente se realiza mediante la evaluación de los síntomas del paciente, así como con los resultados de diversas pruebas médicas. Es importante tener en cuenta que puede ser un síntoma de un problema subyacente más grave, por lo que es crucial llevar a cabo un diagnóstico adecuado para determinar la causa raíz de la inflamación.

Uno de los primeros pasos es una revisión exhaustiva de los síntomas del paciente. Estos incluyen dolor, hinchazón, rigidez, calor y enrojecimiento en la articulación afectada. También se tiene en cuenta el historial médico del paciente, incluyendo cualquier lesión o enfermedad previa que pueda haber contribuido a su desarrollo. 

Además, el médico puede solicitar pruebas de imagen para confirmar el diagnóstico. Pueden incluir radiografías, resonancias magnéticas o ecografías de la articulación afectada

Una vez que confirmado, puede pedir pruebas adicionales para determinar la causa subyacente de la inflamación, como un análisis de sangre para detectar signos de una infección o una enfermedad autoinmune. También se puede realizar una artrocentesis, que es una técnica de aspiración de líquido sinovial de la articulación para su análisis en el laboratorio.

Tratamiento de la sinovitis

El tratamiento debe ser personalizado, ya que depende de la gravedad de los síntomas y la causa subyacente de la afección. Una vez diagnosticada, el tratamiento puede incluir reposo, terapia física, medicamentos antiinflamatorios, inyecciones de corticosteroides, terapias biológicas o, en casos más graves, cirugía para limpiar la membrana sinovial inflamada.

  • Medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINEs). Son los más utilizados, porque ayudan a reducir la inflamación y aliviar el dolor. Algunos ejemplos son el ibuprofeno y el naproxeno. Sin embargo, es importante tener en cuenta que pueden tener efectos secundarios, como malestar estomacal y daño renal, por lo que su uso debe ser supervisado por un médico. 

Se utilizan cuando la sinovitis está causada por una lesión, siendo también necesario reposo y aplicación de hielo. También cuando es crónica o está producida por una enfermedad autoinmune. En estos casos, también se pueden usar inmunosupresores para reducir la inflamación y aliviar los síntomas.

  • Tratamiento de fisioterapia para sinovitis. Los fisioterapeutas pueden utilizar técnicas manuales como el masaje y la movilización articular, para aliviar la tensión y mejorar el rango de movimiento. Además, los ejercicios para la sinovitis pueden ayudar a fortalecer los músculos alrededor de la articulación afectada, lo que puede mejorar la estabilidad y reducir los síntomas. 
  • Cirugía. La sinovectomía es un procedimiento en el que se elimina la membrana sinovial inflamada de la articulación. Esto puede aliviar los síntomas y prevenir daños posteriores en la articulación. Sin embargo, la cirugía solo se recomienda cuando otros tratamientos no han sido efectivos.
  • Tratamientos alternativos que complementan el tratamiento médico convencional. Algunas personas encuentran alivio en algún tratamiento natural para la sinovitis, como la acupuntura y la osteopatía. Se basan en estimular ciertos puntos del cuerpo para promover la curación y el alivio del dolor. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la evidencia científica sobre la efectividad de estas terapias es limitada.

Factores de riesgo y prevención

Los factores de riesgo para desarrollar sinovitis incluyen: 

  • Obesidad. 
  • Historia familiar de artritis u otras enfermedades articulares. 
  • Lesiones previas en la articulación. 
  • Exposición a actividades laborales o deportivas que impliquen un uso excesivo de las articulaciones. 

Para prevenir la sinovitis articular, es importante seguir un estilo de vida saludable que incluya: 

  • Mantener un peso saludable. 
  • Realizar ejercicios de fortalecimiento muscular. 
  • Evitar lesiones y traumatismos en las articulaciones. 
  • Buscar tratamiento médico temprano en caso de desarrollar síntomas de inflamación articular.

Con un diagnóstico y tratamiento oportuno, así como medidas preventivas adecuadas, es posible minimizar el impacto de la sinovitis en la calidad de vida de los pacientes y evitar complicaciones a largo plazo. Es importante buscar la orientación de un traumatólogo si se experimentan síntomas de sinovitis, y seguir las indicaciones del tratamiento para lograr una recuperación efectiva. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites, sin esperas y a unos precios muy asequibles. 

Cifosis: causas, síntomas y tratamiento

La cifosis es una deformidad de la columna vertebral que se caracteriza por una curvatura excesiva hacia adelante en la región dorsal, lo que produce una postura encorvada o joroba. Esta condición puede ser causada por diversas razones y puede generar síntomas molestos y limitaciones en la vida diaria. Actualmente se estima que entre el 4-8% de la población la sufre en algún grado.

Qué es la cifosis

Se trata de una curvatura anormal de la columna vertebral en la región dorsal. Cuando se observa desde un lado, la columna de una persona con esta patología puede parecer más redondeada o inclinada hacia adelante en comparación con una columna vertebral normal. Esta curvatura anormal puede resultar en una postura encorvada o en una apariencia de joroba. Puede afectar a personas de todas las edades, desde niños hasta adultos mayores.

Causas de cifosis

Existen diferentes causas que pueden llevar al desarrollo de esta condición. Algunas de las más comunes incluyen:

  • Problemas de desarrollo. Puede estar causada por problemas en el desarrollo de la columna vertebral, como malformaciones congénitas o anomalías en las vértebras.
  • Enfermedades óseas. Algunas patologías óseas como la enfermedad de Scheuermann, la osteoporosis o la artritis pueden debilitar los huesos de la columna vertebral y provocar esta curvatura excesiva de la espalda.
  • Lesiones. Los traumatismos en la columna vertebral, como fracturas vertebrales o lesiones en los tejidos blandos que rodean la columna, también pueden ser factores desencadenantes de esta patología.

Tipos de cifosis

Existen distintos tipos, que se diferencian en función de la ubicación de la curva y las causas subyacentes:

  • Cifosis dorsal. Afecta la región dorsal de la columna vertebral, también conocida como la curva torácica. Es el tipo más común y generalmente se desarrolla durante la adolescencia.
  • Cifosis cervical. Se produce cuando la curva anormal ocurre en la región del cuello, resultando en una postura encorvada hacia adelante. Puede estar causado por enfermedades degenerativas o lesiones en el cuello.
  • Cifosis lumbar. Afecta la región lumbar de la columna vertebral, también conocida como la curva lumbar. Puede ser causada por malformaciones congénitas, enfermedades degenerativas o lesiones en la parte baja de la espalda.

Grados 

La cifosis postural se clasifica en diferentes grados según la magnitud de la curvatura de la columna vertebral. Se determinan mediante una radiografía y suelen medirse en grados Cobb. Se dividen en tres categorías:

  • Cifosis leve. En este grado, la curvatura es menor a 40 grados.
  • Cifosis moderada. La curvatura oscila entre 40 y 60 grados. 
  • Cifosis grave. La curvatura es igual o mayor a 60 grados.

La moderada y la grave también se denominan hipercifosis, al superar la curvatura más de 45º. Si bien estas categorías ayudan a determinar el grado de la patología, el tratamiento y la corrección de la curvatura no solo se basan en la cifra exacta del grado Cobb, sino que también se consideran otros factores, como la edad y las molestias asociadas.

Síntoma de cifosis

Los principales síntomas son: 

  • Curvatura visible en la columna vertebral, que lleva a una postura encorvada. Puede ser más notable cuando la persona se pone de pie o se inclina hacia adelante. Puede empeorar con el tiempo si no es tratada adecuadamente.
  • Dolor de espalda, especialmente en la región torácica. 
  • Rigidez en la columna vertebral. 
  • Dificultad para moverse libremente. 
  • Fatiga muscular, debilidad en los brazos y piernas y problemas respiratorios. Esto se debe a que la curvatura en la columna vertebral puede comprimir los órganos cercanos, limitando su capacidad para funcionar correctamente. 
  • Complicaciones graves, en casos más extremos, como hernia de disco, deterioro de los huesos y problemas de equilibrio y coordinación. 

Diagnóstico de cifosis

El diagnóstico comienza con una evaluación física que incluye inspección de la espalda, medición de la curvatura, fuerza muscular y flexibilidad. Se realizan una serie de pruebas para identificar cualquier desviación anormal. Además, se pueden utilizar pruebas de imagen, como la radiografía de la columna vertebral, la resonancia magnética o la tomografía computarizada, para determinar la extensión de la curvatura y obtener una imagen detallada de la columna vertebral y los tejidos circundantes.

Además, se pueden realizar pruebas neurológicas para evaluar la función nerviosa y descartar otras condiciones que puedan estar causando los síntomas. 

Asimismo, también pueden hacerse pruebas de densidad ósea, para ver si el paciente tiene osteoporosis. 

Un diagnóstico y tratamiento tempranos pueden prevenir complicaciones y mejorar la calidad de vida de quienes padecen esta patología.

Cuándo consultar al médico

Es importante consultar a un traumatólogo si se presentan síntomas de cifosis o si se nota una postura encorvada o una apariencia de joroba. Además, es fundamental buscar atención médica cuando se experimenta dolor intenso, debilidad o adormecimiento en las extremidades, dificultad para respirar o cualquier otro síntoma preocupante. Un especialista en columna vertebral puede realizar un diagnóstico adecuado y ofrecer el mejor tratamiento, según las circunstancias individuales.

Tratamiento de cifosis

El tratamiento de la cifosis depende de varios factores como: 

  • la edad del paciente. 
  • el grado de curvatura de la columna vertebral. 
  • las causas subyacentes. 
  • la presencia de síntomas. 

En casos leves, puede ser suficiente realizar ejercicios de fortalecimiento y estiramiento, así como mejorar la postura en la vida diaria. 

En casos más graves, puede ser necesario el uso de dispositivos ortopédicos, como corsés o fajas, para proporcionar soporte a la columna vertebral y prevenir una mayor curvatura. Además, en algunos casos, se puede recomendar la cirugía para corregir la cifosis en casos más graves o cuando hay complicaciones asociadas.

Ejercicios para cifosis

El ejercicio adecuado puede ayudar a fortalecer los músculos de la columna vertebral y mejorar la postura. Es importante destacar que cada caso es único y que es fundamental contar con la orientación de un fisioterapeuta antes de comenzar cualquier programa de ejercicios. A continuación, se presentan algunos ejercicios que pueden ayudar a fortalecer los músculos en caso de sufrir esta patología:

1. Estiramiento de pecho. De pie, se deben colocar las manos detrás, entrelazando los dedos y estirando suavemente los hombros hacia atrás. Hay que mantener la posición durante 30 segundos y repetir varias veces al día.

2. Fortalecimiento de la espalda. Acostarse boca abajo en una colchoneta y levantar el pecho y las piernas del suelo al mismo tiempo. Mantener la posición durante unos segundos y luego volver a la posición inicial. Se deben realizar varias repeticiones.

3. Ejercicios de fortalecimiento abdominal. Realizar ejercicios como los «crunches» o los «planks» para fortalecer los músculos abdominales, lo que puede ayudar a mantener una postura correcta.

Estos ejercicios son solo ejemplos generales y cada persona debe adaptar su rutina a sus necesidades específicas. Es fundamental contar con la orientación de un fisio antes de comenzar cualquier programa de ejercicios.

Hay que saber que en algunos casos se puede corregir la cifosis en adultos, pero el enfoque de tratamiento dependerá de la causa y la gravedad de la patología.

En qué casos se opera 

La cirugía se considera como última opción y se recomienda en casos de cifosis severas o progresivas que no responden a otros tratamientos. Algunas situaciones en las que se puede recomendar la cirugía incluyen:

  • Curvatura muy pronunciada. Cuando alcanza un grado alto y provoca deformidades significativas en la columna vertebral puede ser necesario realizar una cirugía para corregir la curvatura.
  • Dolor intenso y discapacidad. Si causa dolor intenso o limitaciones funcionales importantes en la vida diaria, la cirugía puede ser considerada como una opción para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida.
  • Complicaciones asociadas. En casos agravados por problemas respiratorios, neurológicos u otras complicaciones graves, la cirugía puede ser necesaria para tratarlas y prevenir daños adicionales.

Se debe tener en cuenta que cada caso es único y que la decisión de realizar una cirugía se basa en una evaluación exhaustiva realizada por un especialista en ortopedia o en columna vertebral.

Complicaciones de cifosis

La cifosis puede generar diversas complicaciones, especialmente en casos graves o no tratados adecuadamente. Algunas de ellas incluyen:

  • Dolor crónico. Puede causar dolor crónico en la espalda, el cuello y los hombros, lo que puede afectar significativamente la calidad de vida.
  • Limitaciones funcionales. Puede limitar la capacidad para realizar actividades diarias, como levantar objetos, caminar o mantener una postura cómoda durante períodos prolongados.
  • Problemas respiratorios. En casos severos, la curvatura anormal de la columna puede comprimir los pulmones y dificultar la capacidad respiratoria, lo que puede dar lugar a dificultad para respirar o falta de aliento.
  • Compresión de los nervios. La curvatura de la columna puede ejercer presión sobre los nervios espinales, lo que puede generar dolor, debilidad o adormecimiento en brazos y piernas.

Cómo dormir con cifosis

Dormir puede resultar incómodo para algunas personas debido a la curva anormal de la columna vertebral. A continuación, se presentan algunas recomendaciones que pueden ayudar a aliviar las molestias durante el sueño:

  • Colchón y almohada adecuados. Hay que utilizar un colchón y una almohada que proporcionen un buen soporte para la columna vertebral y ayuden a mantener una postura correcta mientras se duerme.
  • Posición de dormir. Se puede experimentar con diferentes posiciones de dormir, como dormir de lado con una almohada entre las piernas o dormir boca arriba con una almohada debajo de las rodillas, para encontrar la posición que te resulte más cómoda.
  • Apoyo adicional. En algunos casos, el uso de dispositivos, como fajas o cojines especiales, puede proporcionar un mayor soporte a la columna vertebral, ayudando a corregir la cifosis durmiendo.

Si tienes una postura encorvada y crees que podrías tener cifosis te recomendamos que acudas a un traumatólogo para que realice un diagnóstico e indique un posible tratamiento. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites, sin esperas y con la mejor garantía. 

Gonalgia o dolor de rodilla: qué es y cuál es su tratamiento

Las enfermedades y dolencias relacionadas con las rodillas son muy comunes en la población. El dolor de rodilla, conocido médicamente como gonalgia, es una condición que puede afectar tanto a jóvenes como a personas de edad avanzada. 

¿Qué es la gonalgia?

Es un término médico que se utiliza para describir cualquier tipo de dolor en la rodilla. Puede ser agudo o crónico e ir acompañado de inflamación, rigidez o debilidad en la articulación. Puede afectar a una o ambas rodillas y estar causada por una variedad de factores.

Causas posibles de la gonalgia

El dolor puede estar provocado por diferentes condiciones. Por este motivo es importante buscar un diagnóstico adecuado de un especialista en traumatología. Algunas de las causas más comunes asociadas incluyen: 

  • Lesiones en la rodilla, como torceduras o distensiones de los ligamentos, desgarros de menisco o cartílago, fracturas y luxaciones. 
  • Artritis, que es una inflamación de las articulaciones. La osteoartritis es la forma más común de artritis en la rodilla y generalmente se presenta en personas mayores de 50 años.
  • Bursitis o inflamación de las bursas (sacos llenos de líquido que actúan como amortiguadores entre los huesos, tendones y músculos).
  • Tendinitis o inflamación de los tendones que rodean la articulación. 
  • Condromalacia rotuliana, que es el reblandecimiento o daño del cartílago debajo de la rótula.
  • Quistes de Baker.
  • Sinovitis. 
  • Gota. 
  • Infecciones en la articulación de la rodilla.

¿Cuánto dura una gonalgia? ¿Puede ser crónica?

La duración varía dependiendo de la causa subyacente y de la respuesta al tratamiento. En algunos casos, puede desaparecer por sí solo después de un corto período de tiempo. Sin embargo, en otros casos puede persistir durante semanas, meses o incluso convertirse en una afección crónica. Por ese motivo es importante buscar atención médica si el dolor no desaparece después de unos días o empeora con el tiempo.

Síntomas de gonalgia

Conocer los síntomas puede ayudar a identificar la causa subyacente del dolor y buscar el tratamiento adecuado. 

Uno de los más comunes es el dolor en la rodilla. Puede ser constante o intermitente y empeorar al caminar, correr o realizar actividades físicas. Además del dolor, también puede haber hinchazón en la rodilla afectada. Esto se debe a la acumulación de líquido en la articulación, lo cual puede dificultar el movimiento y causar rigidez.

Otro síntoma asociado es la sensibilidad en la rodilla. Esto significa que la articulación puede sentirse sensible al tacto o al movimiento y puede doler al presionarla. A veces va acompañada de una sensación de calor o enrojecimiento en la articulación.

Además, algunas personas experimentan crepitación en la rodilla afectada. Se caracteriza por un ruido crujiente o chirriante en la articulación al moverla. Este síntoma, llamado vulgarmente gonalgia con chasquidos, puede ocurrir debido al desgaste del cartílago, lo cual puede deberse al envejecimiento o a lesiones previas.

Tipos de gonalgia

Existen diferentes tipos de gonalgia, cada uno con sus propias características y causas específicas. Algunos de los más comunes incluyen:

  • Traumática. Está causada por lesiones en la rodilla, como distensiones, torceduras, fracturas o luxaciones.
  • Mecánica. Se produce debido al desgaste excesivo de las articulaciones de la rodilla, como en la gonartrosis. En este caso puede ser una gonalgia degenerativa
  • Inflamatoria. Causada por enfermedades inflamatorias, como la artritis reumatoide o la gota.
  • Por sobrecarga. Provocada por un uso excesivo de la rodilla, como correr largas distancias o levantar objetos pesados repetidamente.

En función del lugar en el que se produzca el dolor los especialistas hacen referencia también a gonalgia derecha, gonalgia izquierda o gonalgia bilateral.

Diagnóstico de gonalgia

El diagnóstico es un proceso fundamental para identificar la causa del dolor en la articulación. La detección temprana y precisa es crucial para implementar un plan de tratamiento efectivo y mitigar las molestias.

Implica una evaluación cuidadosa de los síntomas del paciente, junto con un examen físico completo. El médico busca: 

  • Signos de hinchazón, enrojecimiento o deformidad en la rodilla. 
  • Puede realizar pruebas de movimiento y palpación para evaluar la amplitud de movimiento y detectar áreas sensibles o dolorosas.

Además, se pueden requerir pruebas adicionales como radiografías, resonancias magnéticas, ecografías y análisis de sangre. Cada una de estas pruebas proporciona información única sobre las estructuras internas de la rodilla, permitiendo una evaluación más detallada de los tejidos blandos, los huesos y los ligamentos.

Tratamiento de la gonalgia

El tratamiento depende de la causa subyacente del dolor de rodilla. Así, podemos hablar de casos leves y casos más graves. 

Tratamiento para casos leves

Cuando el dolor está producido por alguna circunstancia no considerada grave se recomienda como remedios para la gonalgia: 

  • Reposo. 
  • Aplicación de hielo. 
  • La elevación de la extremidad, ya que puede ayudar a aliviar el dolor y la inflamación. 
  • Analgésicos, como el paracetamol o el ibuprofeno, para proporcionar alivio temporal.

Es importante destacar que estos tratamientos solo alivian los síntomas y no resuelven la causa subyacente del dolor de rodilla o gonalgia.

Tratamiento de gonalgia severa

Si la causa es una lesión grave o una afección crónica, es posible que se requiera atención médica adicional. En algunos casos, se puede recomendar fisioterapia para fortalecer los músculos de la rodilla y mejorar la estabilidad articular. También se pueden usar dispositivos ortopédicos, como rodilleras o férulas, para proporcionar soporte adicional a la rodilla afectada. En los casos más graves, una pregunta frecuente es si la gonalgia se opera. Efectivamente, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para reparar o reemplazar las estructuras dañadas de la rodilla.

Diferencia entre gonalgia y gonartrosis

La gonalgia no es lo mismo que la gonartrosis, aunque comparten algunos síntomas similares. La primera se refiere al dolor de rodilla en general, mientras que la gonartrosis se refiere específicamente al desgaste del cartílago en la articulación de la rodilla. La gonartrosis es una forma común de artritis y puede causar dolor, rigidez, inflamación y dificultad para mover la rodilla. 

¿Se puede hacer ejercicio con gonartrosis?

La respuesta generalmente es sí, pero es importante tener en cuenta algunos factores. El ejercicio regular puede ser beneficioso para fortalecer los músculos que rodean la rodilla, mejorar la movilidad y reducir el dolor en casos de gonartrosis leve a moderada. Sin embargo, es crucial consultar a un traumatólogo antes de comenzar cualquier programa de ejercicios, ya que algunos pueden empeorar los síntomas y dañar la articulación de la rodilla aún más. Es decir, no se puede generalizar, sino que hay que ver cada caso por separado. 

Si padeces dolor de rodilla lo más recomendable es que acudas al traumatólogo para que realice un diagnóstico y así pueda poner un tratamiento. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte. Ahora puedes comprar una consulta de traumatología desde 27 euros y acudir al médico sin largas esperas y con total confianza. 

¿Cómo se corrige la espalda encorvada en niños y adolescentes?

Los diferentes problemas de salud relacionados con el encorvamiento y la mala postura han aumentado de forma significativa en niños y adolescentes en los últimos años. Ir agachado es común y muchas veces es algo a lo que la mayoría no da mucha importancia, más allá de lo estético. Pero la espalda encorvada puede causar dolores, rigidez en las articulaciones, fatiga y afectar a la salud general de la persona. Por este motivo es importante hacer un esfuerzo para prevenir el encorvamiento en los niños desde una temprana edad.

Causas del encorvamiento

En primer lugar, hay que entender por qué hay personas que van con la espalda encorvada. Son muchas las causas que pueden producirlo, así que vamos a hablar de las principales.  

Causas posturales

Pararse o caminar en una postura incorrecta puede llevar al encorvamiento a largo plazo. Esto sucede porque la mala postura causa estrés en los músculos y en las articulaciones. Si esta situación persiste durante mucho tiempo, los músculos se acortan y se vuelven más tensos, lo que a su vez presiona la columna vertebral e impide su ajuste normal a la postura. Así, es frecuente que los hombros se inclinen hacia adelante y la espalda se encorve. Entre los factores que pueden contribuir a tener la espalda encorvada se incluye:

  • La falta de fuerza muscular adecuada.
  • El descanso insuficiente.
  • Excesivas horas sentados delante de un ordenador.
  • Inclinarse al trabajar o leer.

Cambio en la anatomía del cuerpo

Puede estar causado por una lesión, enfermedad o deformidad, o simplemente por el uso o abuso de algunas áreas del cuerpo.

Lesiones

Una fractura en la región lumbar puede conducir a un cambio de la anatomía de la espalda y a la aparición de curvaturas anormales. Las lesiones deportivas también pueden desencadenar problemas de encorvamiento a largo plazo, ya que la intensidad y la naturaleza rápida de los deportes con pelotas pueden exigir movimientos bruscos o fuertes de la espalda. Esto puede causar un debilitamiento muscular que provoca una mala postura.

Enfermedades que producen espalda encorvada

Existen algunas enfermedades crónicas que pueden causar encorvamiento en la espalda de los niños y los adolescentes. Estas patologías incluyen la escoliosis, una afección en la que la columna se curva de manera anormal alrededor de un eje, y espondilitis anquilosante, una enfermedad inflamatoria crónica que afecta los tejidos conectivos que rodean las articulaciones.

Estrés

Los estudiantes suelen estresarse por el rendimiento escolar, el acoso o el bullying. A veces se sienten abrumados por la presión social para vestir de cierta manera o tener éxito a una edad determinada y esto puede provocar un cambio en la postura, haciendo que la postura tienda a tener una espalda encorvada.

Falta de ejercicio

Los músculos y las articulaciones necesitan mantener un buen estado de salud para evitar el encorvamiento. Para esto, se requiere la realización de una buena cantidad de ejercicios para evitar la espalda encorvada. Sin embargo, los niños y los adolescentes tienen un estilo de vida sedentaria que los hace más propensos a tener una mala postura.

El comportamiento sedentario también se asocia con un aumento del índice de masa corporal (IMC), y el sobrepeso podría contribuir a la curvatura anormal de la columna vertebral.

¿Qué podemos hacer para evitarlo?

Tomar conciencia de la postura es el paso más importante para evitar la espalda encorvada. Algunas medidas que se pueden poner en marcha son:

  • Enseñar a los niños a mantener una postura correcta mientras están sentados y de pie. Puede que también les resulte útil llevar una almohada pequeña para apoyar la espalda y evitar una curvatura excesiva. Esto también puede ayudarles a recostarse en una postura cómoda cuando estén sentados, lo cual evitará que se encorven.
  • Entrenar el cuerpo. Hay que enseñar a los niños ejercicios para fortalecer el core y los músculos de la columna vertebral, así como para mejorar su flexibilidad. Esto puede ayudarles a corregir los problemas posturales.
  • Llevar una vida sana. Fomentar hábitos de alimentación saludables, dormir suficiente y realizar ejercicio a diario ayuda a la prevención de problemas posturales.
  • Acudir a profesionales. Por ejemplo, un fisioterapeuta puede ayudar a los niños a corregir su postura y a fortalecer los músculos alrededor de la columna vertebral. Si es necesario, incluso pueden recomendar órtesis y ayudarles a usar un corsé para corregir la postura y que dejen de tener la espalda encorvada.  

Mantener una buena postura es importante para la salud, especialmente para los niños. Tener una buena propiocepción, hacer ejercicio, llevar una vida saludable y recurrir a la ayuda de los profesionales de la salud cuando sea necesario son algunas medidas para ayudarles a ir rectos.

Si tu hijo tiene problemas de espalda encorvada o no va todo lo derecho que debería te recomendamos que acudas a un traumatólogo para que investigue la causa. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites, sin esperas y a precios muy asequibles. Ahora puedes comprar una consulta de traumatología desde 27 €.

Dolor en el hombro al levantar el brazo: lesión del manguito rotador

La cabeza del húmero está rodeada por una estructura de tendones y músculos, que se denominan manguito rotador. Son el subescapular, el supraespinoso, el infraespinoso y el redondo menor, encargados de favorecer los movimientos del hombro y la escápula. La lesión del manguito rotador se produce cuando el hueso acromion, situado en la parte alta y externa del omóplato, fricciona con los tendones.

Las estructuras pueden lesionarse de diferentes formas y por distintas causas:

  • Aguda.
    • Como consecuencia de un traumatismo o caída sobre el hombro o por coger un peso excesivo. Cuando esto ocurre el hombro puede chocar con el acromion y romper el manguito rotador o desgarrar el tendón de su inserción.
    • Luxaciones. Cuando se producen en personas mayores es importante descartar que no se ha habido una rotura de los tendones, que están más debilitados.
  • Crónica. Es muy frecuente, a causa de enfermedades reumáticas, diabetes…etc.

Características y síntomas manguito rotador

La lesión del manguito rotador produce un dolor en el hombro, que se irradia a la parte lateral. Es frecuente que aparezca por la noche y al realizar movimientos. Si hay crepitación o chasquido al moverlo puede ser a causa de una rotura de los tendones o, en personas de más edad, a la artrosis.

No obstante, este ruido hay veces que solo está causado por una tendinitis, por lo que es importante que el médico vea al paciente para realizar un buen diagnóstico a través de la exploración física y las pruebas complementarias.

Los principales síntomas que produce la rotura o la inflamación del manguito rotador son:

  • Dolor en el hombro al levantar el brazo.  Sucede generalmente cuando se practica un deporte o una actividad física intensa.  
  • Molestias nocturnas.
  • Crepitación. Se dan con más frecuencia cuando se producen roturas completas de la estructura. En estos casos la cabeza humeral queda descubierta y fricciona con el acromion, produciendo ese sonido o chasquido.  
  • Pérdida de fuerza aguda o progresiva. Sucede cuando los tendones se rompen o se retraen y también cuando se inflaman, porque al existir dolor se utilizan menos.  

Manguito rotador tratamiento y diagnóstico

El médico debe realiza una exploración física para poder diagnosticar la patología, analizando la movilidad, el dolor y comparando un hombro con el otro. Existen unas pruebas específicas para conocer en qué tendón se ha producido la lesión. Las pruebas de imagen también son muy útiles, sobre todo la ecografía y la resonancia magnética.  

El tratamiento manguito rotador a realizar es diferente, en función de si existe solo inflamación de la zona o rotura.

Cuando la zona está inflamada, es decir se ha producido una tendinitis, el tratamiento es conservador. Se realizan acciones como:

  • Intentar corregir la postura.
  • Fortalecer el hombro con ejercicios manguito rotador para que se pueda moverse sin que haya fricción.
  • Disminuir la actividad física o los deportes que han provocado la inflamación.
  • Tomar un tiempo de reposo hasta que mejore.

Las infiltraciones, generalmente de anestesia local y corticoides, también pueden ayudar a reducir la inflamación cuando hay mucho dolor y antes de iniciar la rehabilitación.  

Cirugía del manguito rotador

Cuando la lesión es grave y el paciente no responde al tratamiento conservador se opta por la cirugía. En pacientes menores de 60 años siempre está indicado el tratamiento quirúrgico cuando existe una rotura completa de los tendones. En personas de más edad, si no provoca mucho dolor, a veces no se opera.

El propósito principal de la intervención es disminuir el roce que provoca el acromion sobre los tendones del manguito de los rotadores. En caso de rotura de los tendones se reparan y se colocan en la zona de inserción del hueso, mediante unos anclajes.

La intervención se lleva a cabo con anestesia general y el procedimiento se realiza de forma artroscópica. Tras un periodo de reposo el tejido cicatriza sobre el tendón. En la mayoría de los casos, si la rotura no es muy grande esta cirugía resuelve los síntomas.

Rehabilitación manguito rotador

Se trata de una intervención quirúrgica ambulatoria con un postoperatorio de entre 4 y 6 semanas inmovilizado con un cabestrillo y realizando pequeños ejercicios. A partir del tercer mes el paciente puede realizar una recuperación más intensa, con ejercicios de fortalecimiento. No obstante, es frecuente que hasta pasado un año no se recupere la movilidad que se tenía antes de la lesión.

Si piensas que puedes tener algún problema en el manguito rotador te recomendamos que acudas al médico. En SaludOnNet contamos con traumatólogos que pueden ayudarte con esta patología.

Qué es el pinzamiento femoroacetabular: síntomas y ejercicios

El pinzamiento femoroacetabular o choque femoroacetabular se produce cuando la pelvis entra en conflicto con la cadera. Tiene lugar una fricción, pinzamiento o roce entre el acetábulo y el fémur proximal, sobre todo con los movimientos de flexión, manifestándose con dolor por delante de la cadera, que en ocasiones se irradia hacia la ingle y parte anterior del muslo. Esta molestia aumenta al doblar de manera progresiva la cadera y llega a mantenerse en el tiempo, aun con la realización de otras actividades cotidianas.

El pinzamiento de cadera se produce cuando no existe una relación anatómica normal entre las estructuras que forman la articulación de la cadera, la cabeza del fémur y el acetábulo. Por este motivo se degeneren el labrum, corona de fibrocartílago articular que protege y da estabilidad a la articulación de la cadera, y el cartílago adyacente.

Pinzamiento femoroacetabular y deporte van unidos. Es decir, es un problema que surge con frecuencia en personas jóvenes que realizan actividad deportiva en exceso, pero que si no se trata puede derivar en artrosis de cadera prematura. Alrededor del 30% de la población lo sufre y en la mayoría de los casos no es limitante e incluso asintomático.  

Tipos de pinzamiento femoroacetabular

El choque femoroacetabular es una de las principales causas del dolor de cadera en el adulto joven. Así pues,existen dos tipos:

  • Pinzamiento femoroacetabular tipo CAM. Es un aplanamiento de la unión del cuello de la cabeza del fémur. Se produce cuando hay un crecimiento excesivo en la zona de transición que hay entre la cabeza y cuello femoral. El paciente, al realizar flexión y rotación de cadera nota un atrapamiento o impingement contra el labrum y el acetábulo. Es una patología más común en los hombres que en las mujeres.
  • PINZA. Se produce cuando el acetábulo se extiende por encima de sus límites normales y cubre la cabeza del fémur. Es un crecimiento excesivo del borde acetabular, que provoca el roce contra la cabeza del fémur y su cartílago al flexionar y rotar la cadera.

Según diferentes estudios, el 85% de los pacientes que tiene esta patología cuenta con una morfología mixta, es decir que tienen CAM y Pinza.  

Pinzamiento femoroacetabular síntomas

El principal síntoma que produce elpinzamiento femoroacetabular es el dolor de cadera o ingle relacionado con algunos movimientos o posiciones. Aunque es un malestar muy característico, esta patología debe ser siempre diagnosticada por un traumatólogo especialista en cadera, para no confundirla con otras como la pubalgia o pubis del futbolista. Se trata de un dolor profundo, que puede ser:

  • Inguinal en flexión-rotación interior de cadera.
  • Inguinal y/o posterior mecánico.
  • En el muslo, la espalda o la nalga.
  • Pueden aparecer síntomas adicionales como rigidez, rango de movimiento restringido, chasquidos o bloqueos articulares.

Diagnóstico del choque femoroacetabular

La mejor manera para diagnosticar este pinzamiento de cadera es a través de una radiografía. No obstante, esta prueba de imagen solo va a informar al médico si se trata de una lesión tipo CAM o tipo pinza, por lo que también es muy importante realizar otras como:

  • Examen físico. El traumatólogo realiza la historia clínica y comprueba si el dolor inguinal se produce en movimiento de flexión, aducción y rotación interna, realizando un test pinzamiento femoroacetabular.
  • Radiografía. En esta prueba se ven anomalías como el aumento del cuello del fémur o acetábulos muy cerrados, que favorecen el pellizco.
  • Resonancia Magnética. Si la prueba que se realiza es de alta resolución se pueden ver también las lesiones del labrum.
  • Artrorresonancia. Es una resonancia con contraste, para que se vean bien las zonas de rotura del labrum.
  • Escaner. Se realiza de manera previa cuando el médico ha decidido intervenir al paciente quirúrgicamente para conocer en qué sitio debe resecar. Se recurre a la cirugía cuando, para el pinzamiento femoroacetabular, el tratamiento conservador no da resultados.

Por lo general se utiliza la técnica artroscópica, que tiene una recuperación más rápida y es menos invasiva. En concreto se remodela el borde acetabular, se repara el labrum y/o se arregla la unión femoral cabeza-cuello.

Ejercicios para pinzamiento femoroacetabular

Cuando aparece esta lesión es importante trabajar el control, el fortalecimiento y la movilidad de la pelvis. Se puede realizar mediante fisioterapia o rehabilitación, para tonificar la musculatura del tronco. En ocasiones los médicos utilizan las infiltraciones articulares para mejorar el dolor.

Pinzamiento femoroacetabular recuperación

Para el choque femoroacetabular hay ejercicios que mejoran la cadera. Así, los principales son:

EJERCICIO 1

Apoyado sobre la pared, el paciente estira la pierna sana y el brazo durante 10 segundos para trabajar el equilibrio en la que está lesionada. 3 series de 10 repeticiones cada una.

EJERCICIO 2

Zancada hacia delante con las manos en la cintura, bajando la rodilla casi hasta tocar el suelo. Mantener y repetir con pierna contraria. 3 series de 8 repeticiones por pierna.

EJERCICIO 3

De pie, sobre una pierna, mantener flexionada la otra y llevarla hacia atrás, inclinando el tronco hacia delante. De esta forma el cuerpo queda en paralelo al suelo, a excepción de la pierna de apoyo, que debe estar ligeramente flexionada. Se pueden estirar los brazos para facilitar el equilibrio. Repetir varias veces con ambas piernas.

EJERCICIO 4

Tumbado decúbito supino con las rodillas dobladas se coloca una banda elástica en las rodillas. Se debe intentar separar las rodillas y mantenerlas así unos segundos, empujando con los talones contra el suelo para elevar la pelvis, y conseguir la posición de puente.

EJERCICIO 5

Zancadas laterales.  Series de 8 repeticiones por pierna.

EJERCICIO 6

Colocar una banda elástica alrededor de los tobillos y flexionar ligeramente las caderas y las rodillas. También caminar lateralmente sin perder la tensión de la banda elástica, realizando pequeños pasos.

EJERCICIO 7

Plancha lateral estática con el antebrazo apoyado en el suelo, el codo bajo el hombro y una pierna por delante de otra. Así, aguantar un minuto inspirando y soltando el aire, contrayendo los abdominales y elevando la pelvis para que quede alineada con los hombros y las rodillas. Por ejemplo se deben realizar de 5 a 6 series.

Si crees que tienes pinzamiento femoroacetabular no dudes en acudir al médico para que realice un diagnóstico un ponga tratamiento. Por ese motivo en SaludOnNet contamos con traumatólogos especialistas en cadera que te ayudarán en lo que necesites.

¿Qué molestias produce la ciática y cómo se cura?

Se llama ciática a la compresión del nervio ciático, que comienza en la región lumbar y baja por la parte posterior de la pierna. Esta patología se traduce en dolor, debilidad, pérdida de sensibilidad y fuerza, entumecimiento y hormigueo en la pierna. La molestia puede quedarse en la zona del glúteo o bajar por la pierna hasta llegar a la parte posterior de la rodilla o incluso al pie. Se inicia de forma aguda, pudiéndose producir también de noche, y aumenta de intensidad al estar sentado, toser o estornudar.

En la actualidad, en torno al 2% de la población padece ciática, sobre todo en las vértebras de la columna lumbar L4-L5 o la articulación lumbosacra L-5 y S1. Las personas que sufren del nervio ciático tienen problemas a la hora de desarrollar las tareas de la vida diaria e incluso, en ocasiones, ni siquiera pueden mantenerse de pie.

Tal y como se indica en el trabajo Lesión del nervio ciático: aproximación médico legal, publicado en la revista CES Medicina, el nervio ciático se puede lesionar en cualquier punto de su trayectoria. Es muy frecuente que suceda a la salida del canal vertebral (hernias discales), en la región glútea (trauma pélvico) y en la rodilla (lesión del nervio peroneo), donde rodea la cabeza del peroné.

Causas de la ciática

Existen diferentes causas por las que se comprime el nervio ciático. Algunas de ellas son:

  • Mecánica postural. Se produce por malas posturas, por cargar peso de manera incorrecta, por realizar un movimiento inadecuado o por un aumento de peso.
  • Traumática. Aparece por lesiones o fracturas de la pelvis.
  • Hernia de disco. Es una de las causas más frecuentes de la ciática. Puede verse acentuada por la artrosis.
  • Síndrome piriforme o falsa ciática. Es un trastorno neuromuscular que se produce cuando el músculo piriforme comprime el nervio ciático por hipertrofia o contractura.  
  • Disfunciones viscerales. Existen distintas disfunciones viscerales y uno de sus síntomas es el aplastamiento de los discos. En el lado izquierdo lo provocarían el riñón, intestino grueso y colon irritable y en el derecho el útero, intestino delgado o la próstata.
  • Irritaciones de la articulación sacroilíaca. Produce un dolor reflejo que no rebasa el glúteo o la media pierna.

Principales síntomas de la ciática

La ciática causa molestias y, en ocasiones, imposibilita a quien la padece a desarrollar su actividad diaria. Los síntomas más frecuentes son:

  • Dolor profundo, intenso y constante desde la nalga a lo largo de la pierna. El nervio ciático enerva la musculatura y sensibilidad de buena parte de la pierna. El sitio más frecuencia es el glúteo o la parte posterior de la pantorrilla.
  • No varía con la palpación o el movimiento.
  • Pérdida de sensibilidad, parestesia y hormigueos, especialmente en el pie.
  • Parexia o pérdida de fuerza y reflejos. Este es uno de los síntomas que alertan de una compresión significativa. En caso de aparecer, es importante acudir al médico lo antes posible.
  • El dolor aumenta al toser o ir al baño. Cualquier acto que aumente la presión abdominal puede exacerbar el dolor hacia la pierna.
  • El dolor aumenta con el signo de Lasegue. Es positivo si la flexión provoca dolor.

Tratamiento de la ciática

Existen diferentes tratamientos para descomprimir el nervio ciático, en función de la intensidad del dolor y su duración.

  • Conservador.
    • El paciente debe modificar su actividad, evitando posiciones que aumenten la presión intradiscal.
    • Natación o terapias como la osteopatía y la manipulación miofascial ayudan a recuperar movilidad y descomprimir el nervio ciático.
    • Medicación. Antiinflamatorios, analgésicos, relajantes musculares y opiáceos.
    • Inyecciones terapéuticas.
  • Quirúrgico. Se realiza cirugía cuando:
    • El dolor no responde y han pasado entre 4 y 8 semanas de tratamiento controlado.
    • Existe un progresivo deterioro neurológico.
    • Se repiten los cuadros ciáticos, que afectan a la actividad cotidiana.

Ciática en el embarazo

Es frecuente que en la recta final del embarazo algunas mujeres sufran ciática. Se produce por diversos motivos, entre los que se encuentran el aumento de peso, el sedentarismo, el cambio del centro de gravedad por el peso del bebe o el aumento de la curvatura o lordosis lumbar. Por ello es importante seguir algunos consejos que lo pueden evitar:

  • La mujer debe mantenerse activa el máximo tiempo posible, evitando la posición sentada o de pie durante un largo rato.
  • No coger peso. Por el peso del bebé la columna lumbar se arquea y los músculos lumbares no trabajan igual.
  • Intentar no cruzar las piernas, porque se generan tensiones a nivel de la cadera, en los músculos piramidal y glúteo medio, favoreciendo la aparición de una falsa ciática.
  • No dormir en posición decúbito supino (hacia arriba) y colocar una almohada bajo las rodillas, con el fin de reducir la lordosis lumbar.
  • Controlar el aumento de peso.
  • No usar tacones para suavizar la lordosis y evitar así la aparición de ciática.

Si tienes molestias compatibles con la ciática te recomendamos que acudas al médico para que pueda realizar un diagnóstico y poner el tratamiento más adecuado. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites.  

¿Qué es la epitrocleitis o codo de golfista?

La epitrocleitis, comúnmente llamada codo de golfista, es una tendinitis de los flexores de la muñeca, que van desde la propia muñeca a la parte interna del brazo. Afecta a las personas que realizan frecuentemente movimientos de hiperflexión de codos. Se traduce en la aparición de dolor localizado, en la cara lateral interna del codo, cada vez que la persona lo flexiona. Su tratamiento consiste en reposo deportivo de la zona y rehabilitación mediante ejercicios controlados.

¿Por qué aparece el codo de golfista?

El codo de golfista también se denomina epicondilitis medial. Es importante valorar cuáles son los principales factores que provocan la aparición de esta tendinitis. Generalmente suele ser un uso excesivo de la zona, una mala técnica deportiva o la elevación de cargas pesadas durante un tiempo prolongado.

Las principales causas son:

  • El tendón presenta debilidad como estructura, porque no le llega suficiente sangre. Por este motivo, no tiene oxígeno ni nutrientes para su regeneración.
  • Sobreuso. Generalmente es complicado reposar esta parte del cuerpo, que se usa diariamente tanto para las actividades cotidianas como para el trabajo. Por este motivo, es importante trabajar con los flexores y aliviar la tensión de los tendones con un vendaje.
  • Desequilibrios biomecánicos. En ocasiones, además de la epitróclea, hay dolor en toda la cadena flexora. En este caso un estiramiento del pectoral menor mejora esta patología.  
  • Tensión muscular. Es esencial eliminar el estrés que presentan los tendones para relajar esta zona.

Tratamiento de la epitrocleitis

Esta patología a veces es el inicio encubierto de una epicondilitis o codo de tenista y su tratamiento es muy similar, tal y como indica el grupo de trabajo de ortopedia del Colegio Oficial de Bizkaia. Consiste en el reposo deportivo, la fisioterapia basada en la analgesia y la disminución del edema y una vuelta progresiva al deporte, tal y como se explica en el artículo Epicondilitis medial: dos modelos etiopatogénicos, realizado por Ramon Balius i Juli y otros autores.

El tratamiento se puede resumir en:

  • Uso de una cincha que, en este caso, se coloca 4 cm por debajo de la epitróclea para evitar que el paciente extienda el codo.
  • Reposo. Como es complicado mantener en reposo el brazo, se recomienda realizar un vendaje sencillo para aliviar el estrés del tendón. Los vendajes neuromusculares, llamados kinesiotape, son tratamientos naturales que ayudan a los músculos, sin inmovilizarlos ni limitar sus movimientos.  
  • Estiramiento de pectoral, solo si también aparece dolor en los flexores del brazo, en la zona del bíceps. Suele ocurrir a causa de un atrapamiento nervioso en la inserción del pectoral menor. Estos ejercicios deben realizarse durante unos 5 minutos, con el objetivo de que el músculo elimine tensión y suelte el nervio que tiene atrapado.
  • Ejercicios de estiramiento y excéntricos. Puede realizarlos el paciente en casa, para acelerar la recuperación.

Ejercicios recomendados en el tratamiento

Los principales ejercicios que los traumatólogos y fisioterapeutas recomiendan en estas lesiones son:

  • Giros de muñeca (20 repeticiones en ambos sentidos).
  • Fijar una goma elástica a las patas de una mesa y coger la goma con la palma hacia abajo. La muñeca se coloca en el borde de la mesa y la mano en tensión. Se realizan dos series de 20 repeticiones de extensión de muñeca.
  • Coger la goma con la palma mirando hacia arriba y flexionar la muñeca. Se realizan dos series de 20 repeticiones.
  • Retorcer una toalla (dos series de 20 repeticiones).
  • Estiramiento muscular epitroclear, que se puede realizar apoyando la mano en el borde de una mesa. Mantener durante 15 segundos y repetir 3 veces.
  • Extensión de brazo y muñeca e inclinación de cabeza (dos series de 10 repeticiones).
  • Masaje musculatura epitroclear. Deben realizarse automasaje en tres pases en cara interna, media y externa.

Prevención del codo de golfista

Un tendón que está lesionado tiene que regenerar el colágeno del que está formado. Para prevenir esta patología es importante estar bien hidratado, ya que cuando el cuerpo de una persona está deshidratado los músculos se secan y llega menos oxígeno y sangre.

 Además de agua es recomendable tomar:

  • Vitamina C, que produce un colágeno resistente.
  • Magnesio, que ayuda a bajar el tono muscular de los músculos que están tirando del tendón.
  • Vitamina E, encargada de regular la inflamación y reparar la zona lesionada.
  • Ginkgo biloba, que aumenta la llegada de sangre.
  • Harpagofito, que reduce la inflamación y se usa en el tratamiento de los dolores articulares leves.

Si te duele la parte interna del antebrazo es probable que tengas codo de golfista. Lo primero que debes hacer es acudir al traumatólogo para que realice un diagnóstico de la patología. En SaludOnNet contamos con especialistas en esta lesión, que te ayudarán a recuperarte lo antes posible.

¿Qué es un hematoma y qué tipos hay?

Un hematoma es una acumulación de sangre, que se produce por la rotura de vasos capilares. Aparece a causa de un golpe, una contusión o una magulladura en la que no se rompe la piel. Coloquialmente se conoce como cardenal, moratón o moretón. Existen diferentes tipos, en función de la zona afectada y la gravedad de este.

El hematoma empieza a formarse de color rojo, a causa de la sangre que hay bajo la piel, y a las pocas horas adquiere un tono azul-violeta o incluso negro, cuando pierde oxígeno.  A la semana toma un aspecto amarillo verdoso que, finalmente y antes de desaparecer, será amarillo o marrón claro.

Los hematomas pueden salir en cualquier parte del cuerpo después de algún traumatismo, pero a veces aparecen en lugares en los que no recordamos habernos golpeado. En esos casos hay que tener cuidado y consultar al médico. La causa más habitual de que aparezcan los moratones es la rotura de un vaso, pero también pueden surgir cuando la sangre es muy líquida o si la persona tiene alguna enfermedad que esté ocasionando problemas de coagulación.

Hematoma y equimosis

Aunque a veces se utilizan como términos sinónimos, hematoma no es lo mismo que equimosis.

Los hematomas están producidos por un golpe que puede ser una caída, lesiones deportivas, accidentes o tropiezo con personas u objetos. También pueden aparecer si la persona toma anticoagulantes. Tienen un tamaño superior a 5 mm y va cambiando de color a causa del fibrinógeno, una proteína que ayuda a la coagulación.

Los hematomas pueden causar dolor, inflamación o cambios de coloración en la piel. Desaparecen a las 2 o 3 semanas. Cuando se producen en el cuero cabelludo sin que haya una contusión es importante acudir al médico.

La equimosis son contusiones simples que no necesitan un golpe para aparecer.  Se caracterizan por el dolor y el derrame. Es el sangrado dentro de la piel o en las membranas mucosas, debido a la ruptura de los vasos sanguíneos. Es una lesión dérmica pequeña que mide menos de 5 mm. Desaparecen pasados 12 o 15 días.

Tipos de hematomas

Los hematomas se pueden clasificar en función de la zona afectada y de la gravedad del hematoma. Así, se habla de:

  • Subcutáneos: aquellos que se encuentran bajo la piel.
  • Intramusculares: aparecen en las zonas abultadas de los músculos y pueden llegar a afectar a los órganos internos.
  • Periósticos: aparecen cuando la contusión es en un hueso.

También puede hacerse una clasificación atendiendo al lugar del cuerpo en el que se producen. En este caso se hablaría de estos hematomas:

  • Epidurales.
  • Subdurales.
  • Intracerebrales.
  • Cuero cabelludo
  • Oído.
  • Septales.
  • Intramuscular.
  • Fracturas de pelvis ósea
  • Subungueal.

Contusión, hematoma cerebral o intracraneal

El hematoma cerebral es la lesión postraumática más frecuente. Consiste en un cúmulo de sangre que se produce en la cavidad craneal, dentro del encéfalo o entre este y el cráneo. Por lo general está provocado por una rotura de un vaso sanguíneo en el cerebro. Pueden aparecer uno o varios y evolucionan aumentando durante las primeras horas o días. Hay tres tipos de hematomas intracraneales: epidural, subdural e intracerebral, tal y como explican James E. Willberger y Gordon Mao en su artículo Hematomas intracraneales.

Hematoma epidural agudo

El origen más frecuente de este hematoma es arterial, por rotura de la arteria meníngea media. La localización más frecuente se da a nivel del hueso temporal o parietal. Consiste en un sangrado que se produce entre el hueso y duramadre, que es la meninge exterior que protege al sistema nervioso central formado por encéfalo y médula espinal.

La forma del coágulo es en forma de lente, biconvexa e hiperdensa que comprime y desplaza el cerebro.

Cuando una persona llega al servicio de urgencias con un hematoma epidural agudo se observa lo siguiente:

  • Casi la mitad de los pacientes tiene un intervalo lúcido de horas o días en el que habla.
  • Evoluciona con máxima rapidez debido al origen arterial.
  • Presenta signos de hipertensión intracraneal, que se manifiestan en forma de dilatación de la pupila del mismo lado del cuerpo y deterioro del nivel de conciencia.

El diagnóstico de confirmación se realiza mediante un TAC. El tratamiento es la realización de una craneotomía de urgencia, para evacuar el hematoma y ligar la arteria. La mortalidad postoperatoria oscila entre el 16 y el 32%. Si se actúa con rapidez el pronóstico es bueno.

Hematoma subdural agudo

El origen más frecuente de este hematoma es venoso, se produce por rotura de venas corticales. Su localización más frecuente es la región frontotemporal y la forma del coágulo es de semiluna, una masa hiperdensa y monoconvexa. Lo explican Ortega SO, Gil AM, Bacallao GL y otros especialistas en el artículo Diagnóstico del hematoma subdural: un proceso de clínica e imágenes dinámico publicado en la Revista Médica Electrónica en 2019. Consiste en un sangrado entre la dura madre y la corteza cerebral.

Las características del paciente con este tipo de hematoma son:

  • Tiene somnolencia o está en coma desde el momento de la lesión.
  • Se asocia a lesiones cerebrales subyacentes.

El diagnóstico de confirmación se realiza mediante un TAC. El tratamiento es una craneotomía de urgencia para evacuar el hematoma y la mortalidad puede alcanzar el 40% o 50%.

Hematoma encapsulado

La mayor parte de las lesiones causadas por traumatismos llevan aparejadas un hematoma. Lo normal es que esta sangre se vaya reabsorbiendo a medida que pasan los días, para terminar por desaparecer. Pero hay veces que el cuerpo no lo elimina y se produce una reacción fibrosa que deja aislado al hematoma, formando una cápsula. Es lo que denominamos hematoma encapsulado. Con fisioterapia se puede hacer desaparecer el hematoma y prevenir la encapsulación.

Hematoma muscular

Las lesiones musculares se producen con mayor frecuencia en deportistas, aunque pueden afectar a cualquier persona. Las más habituales se dan en la zona del muslo, los isquiotibiales y el recto femoral y también en los brazos. Estas lesiones presentan edemas de gran tamaño y hematomas.

Preguntas frecuentes sobre los hematomas

Cómo saber si un hematoma es grave

Los hematomas o moratones no suelen ser graves en su mayoría, al estar producidos por lesiones superficiales. Pero hay señales o hechos que pueden alertar sobre su importancia. Algunas son:

  • Ocurren en la zona de la cabeza o el cuello.
  • Tienen una duración de más de 15 días.
  • Siguen aumentando con el paso del tiempo.
  • Se inflama la zona y producen dolor, pasados los primeros días tras el golpe.
  • Produce sangrado anormal en otras partes del cuerpo.
  • Provocan la pérdida de funcionalidad de una articulación o extremidad.

En estos casos es importante acudir al médico para que realice una exploración física, historia clínica y decida si debe mandar pruebas diagnósticas.

Cómo se trata un hematoma

Los hematomas desaparecen solos con el tiempo. No obstante, se recomienda aplicar frío en la zona en la que se ha producido la contusión, para que baje la inflamación y se recuperen antes los tejidos. También es recomendable mantener elevada la zona en la que se encuentra el hematoma y no moverla demasiado. Si hay dolor se recomienda tomar algún analgésico como el paracetamol.

Cuánto puede durar un hematoma

Los hematomas pueden durar desde varios días a meses, en función de la zona en la que se producen. Lo habitual es que sean visibles de 2 a 3 semanas.

¿Qué es un hematoma interno?

Un hematoma es una acumulación de sangre a causa de una hemorragia interna, producida por la rotura de capilares. Esta sangre no sale a la superficie y se queda en las capas de piel.  

Si tienes un hematoma y presenta características que no son normales, no dudes en acudir al médico. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en todo lo que necesites.

¿Cómo podemos evitar resbalones y accidentes por la nieve y el hielo?

La nieve es un fenómeno meteorológico muy bonito estéticamente, para ver desde casa, pero muy incómodo si se está en la calle. La parte divertida de los muñecos de nieve, los trineos y las guerras de bolas tiene su contrapartida en los resbalones, los accidentes de coche y la dificultad para moverse que provoca.

En muchas ocasiones, tras una intensa nevada, las temperaturas son tan bajas y hace tanto frío que la nieve termina convirtiéndose en hielo, con el peligro que eso entraña. La aparición de placas de hielo provoca lesiones como roturas de huesos, fracturas de caderas o esguinces, colapsando los servicios de traumatología.

Consejos para no resbalar

Para evitar acudir a urgencias por accidentes o traumatismos es importante tener en cuenta una serie de recomendaciones. La principal es no salir a la calle cuando el suelo está en mal estado. No obstante, hay veces que no queda más remedio que desplazarse. Si es su caso, es importante hacerlo siguiendo unos consejos:

  • Llevar un calzado adecuado e impermeable que se adhiera al suelo e impida resbalones.
  • Abrigarse para protegerse del frío.
  • Caminar con pasos cortos y sin prisas y con los pies ligeramente girados hacia fuera (como los pingüinos).
  • Intentar evitar los caminos en los que la nieve se ha convertido en hielo. Es preferible caminar por donde la nieve aún no se ha pisado.
  • No andar por la carretera, aunque esté mucho más limpia que las aceras. Cuando hay hielo es fácil que los coches patinen y pueden arrollar a los peatones.
  • Alejarse de los edificios y árboles nevados. Cuando nieva mucho se acumula gran cantidad en los tejados y las cornisas y hay riesgo de desprendimiento. De igual forma las ramas de los árboles se pueden romper, con el peligro que entraña. Por todo ello, lo recomendable es andar por el centro de la calle.

Cómo conducir con nieve o hielo

El mejor consejo, cuando las condiciones climatológicas no son buenas, es dejar el coche en casa. Pero muchas veces, por tener que atender obligaciones laborales o de otro tipo, esto no es posible. Por eso es importante tener en cuanta algunas indicaciones, necesarias para llegar sanos y salvos al destino.

  • Llevar siempre en invierno cadenas en el maletero o puestas las ruedas de invierno, que ayudan a la conducción cuando las temperaturas caen y aparece la nieve y el hielo.
  • Si el coche tiene nieve hay que quitarla utilizando alcohol, antes de que hiele. No es buena idea echar agua caliente, ya que puede romper las lunas por el cambio brusco de temperatura.
  • Cuando hay nieve en la calzada es importante conducir con marchas largas y a poca velocidad, con movimientos suaves.
  • No se debe pisar el pedal del freno a fondo, sino poco a poco, y preferiblemente usando el freno motor. En estos casos, mantener la distancia de seguridad es crucial.
  • Cuando se pisa una placa de hielo hay que levantar el pie del acelerador, no frenar hasta recuperar la adherencia e intentar no corregir la dirección para no perder el control del coche.

Si ha tenido una caída por culpa de la nieve o el hielo debe acudir al médico para que le vea un traumatólogo y valore su lesión. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte, sin largas esperas.

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