El shock hipovolémico: síntomas y primeros auxilios

Un shock hipovolémico es una emergencia en la que se pierde una cantidad excesiva de fluidos corporales (sangre u otros líquidos), impidiendo que el corazón bombee la cantidad suficiente de sangre al cuerpo. Como resultado de esta condición, disminuye considerablemente la función de muchos órganos, causando graves efectos en la salud

Generalmente se produce a consecuencia de una pérdida de sangre, ya sea por hemorragia interna o externa, o por deshidratación extrema. Esta condición es grave, ya que puede causar la muerte si no se trata adecuadamente. Por ese motivo es importante buscar atención médica inmediata si hay sospechas de que se está produciendo. 

¿Qué es el shock hipovolémico? 

Es una condición médica grave y potencialmente mortal que se produce cuando hay una pérdida significativa de sangre o líquidos en el cuerpo, lo que resulta en una disminución del volumen sanguíneo. Esta reducción en la circulación sanguínea puede llevar a una falta de suministro de oxígeno y nutrientes a los órganos vitales, lo que puede provocar daño y disfunción en varios sistemas del cuerpo.

La restricción del caudal sanguíneo tiene como consecuencia una reducción de la presión arterial a niveles críticos (por debajo de 90/50 mmHg para adultos). Al caer drásticamente los niveles de presión y volumen sanguíneo, también baja el flujo sanguíneo en los principales órganos, impidiendo la oxigenación tisular adecuada.

Causas del shock hipovolémico

Las causas del choque hipovolémico se deben a diferentes factores de riesgo, que pueden darse por separado o de manera conjunta. Hablamos de: 

  • Pérdida de sangre por hemorragias severas o abundantes. Puede serhemorragias externas o internas.
  • Cirugías complicadas.
  • Complicaciones obstétricas.
  • Quemaduras extensas.
  • Pérdida de líquidos debido a vómitos, diarrea o sudoración excesiva. 
  • Deshidratación o dismotilidad gastrointestinal.
  • Disminución de la producción de líquido hemodinámico como resultado de sepsis o insuficiencia renal.
  • Falta de líquidos administrados en una situación crítica.

Tipos de Shock hipovolémico

El choque hipovolémico se puede clasificar en cuatro tipos diferentes, según su origen y mecanismo de producción:

1. Hipovolemia absoluta. Es el tipo más común y ocurre cuando hay una disminución real de la cantidad total de volumen sanguíneo en el organismo. Puede estar causado por hemorragias internas o externas, deshidratación, quemaduras extensas, entre otras condiciones.

2. Hipovolemia relativa. En este caso, el volumen sanguíneo total es normal, pero se produce una redistribución de este, lo que lleva a una disminución de la perfusión en órganos y tejidos. Este tipo de choque se observa en situaciones como quemaduras extensas, traumatismos graves, insuficiencia cardiaca y septicemia.

3. Hipovolemia compensada. En esta situación, el organismo es capaz de compensar la pérdida de volumen sanguíneo y mantener la presión arterial dentro de rangos normales. Sin embargo, el paciente puede presentar síntomas como taquicardia, vasoconstricción periférica y oliguria. Este tipo de choque suele producirse en forma de respuesta al dolor, estrés y traumatismos leves.

4. Hipovolemia descompensada. Sucede cuando el organismo no es capaz de compensar la pérdida de volumen sanguíneo y se desarrollan síntomas más graves. La presión arterial disminuye significativamente y el paciente puede presentar disminución del estado de conciencia, debilidad, mareos, hipotermia y disfunción multiorgánica. Este tipo de choque es potencialmente mortal y requiere tratamiento médico urgente.

Síntomas del shock hipovolémico

 Los principales síntomas son:

  • Presión arterial baja o hipotensión. 
  • Piel fría y pálida. 
  • Ritmo cardiaco rápido. 
  • Respiración acelerada y superficial. 
  • Congestión nasal, tos y sibilancias en los pulmones. 
  • Fatiga extrema e incluso pérdida de conciencia.

Los pies, manos y labios de las personas con shock hipovolémico suelen estar muy fríos al tacto. Además, la persona suele estar desorientada y puede perder el conocimiento temporalmente. En los casos graves, puede sufrir convulsiones y le puede costar hablar. 

Diagnóstico del shock hipovolémico

El diagnóstico del choque hipovolémico es crucial para la rápida identificación y tratamiento de esta condición médica potencialmente mortal. Se realiza mediante la valoración clínica de los signos y síntomas. El examen físico del paciente puede revelar signos como piel pálida o fría al tacto, presión arterial baja, frecuencia cardíaca rápida, respiración acelerada o labios y uñas de color azul (cianosis). La auscultación del corazón y los pulmones también es importante para evaluar la función cardiovascular y respiratoria.

Asimismo, se realizan pruebas de laboratorio y de diagnóstico por la imagen para determinar el origen del shock. Los análisis de sangre y orina valoran los líquidos del cuerpo, la función renal, el nivel de electrolitos, el nivel de urea y los estudios de coagulación. Las pruebas de diagnóstico por imagen utilizan ultrasonidos y tomografías para evaluar posibles heridas internas o deterioro hepático. Estas herramientas son especialmente útiles en situaciones de traumatismos o lesiones específicas donde la causa del choque no es evidente de inmediato.

La detección temprana y el manejo adecuado del choque hipovolémico son fundamentales para garantizar la supervivencia y la recuperación del paciente.

¿Qué hacer en caso de shock hipovolémico? 

Es fundamental actuar de manera rápida y precisa, controlar el sangrado, mantener al paciente en posición horizontal, elevar sus piernas y buscar asistencia médica de manera inmediata. No perder tiempo en estas acciones puede marcar la diferencia entre salvar una vida o empeorar la situación.

Primeros auxilios 

Los primeros auxilios en el shock hipovolémico consisten en mantener la vía aérea abierta y administrar oxígeno. Asimismo, se recomienda ofrecer líquidos calientes para aliviar algunos de los síntomas de la deshidratación y mantener a la persona con buena temperatura. 

Si hay hemorragia, se debe intentar parar inmediatamente aplicando una presión directa en la herida

Tratamiento del shock hipovolémico 

Es importante llevar al paciente a unidades de cuidados intensivos lo antes posible para realizar pruebas y recibir tratamiento especializado. El tratamiento del shock hipovolémico consiste principalmente en la reanimación con líquidos intravenosos para corregir la hipovolemia, la reposición de electrolitos y la corrección de la presión arterial sistémica

Además, se administran antibióticos para prevenir la infección, medicamentos para contrarrestar el dolor, anticonvulsivos para evitar convulsiones, entre otros. 

En caso de liberación exagerada de líquidos en el torrente sanguíneo, es necesaria la administración de diuréticos para contrarrestar la hipovolemia.

Asimismo, se pueden aplicar terapias con plasma y eritropoyetina para promover la producción y liberación de glóbulos rojos en la circulación sanguínea. 

Complicaciones del shock hipovolémico

Las complicaciones asociadas pueden ser graves y requerir intervención médica inmediata. Las más comunes son:

  • Disminución del flujo sanguíneo al cerebro, lo que puede resultar en daño cerebral irreversible o incluso la muerte. 
  • Daños en órganos como los riñones, el hígado y los pulmones, debido a la falta de oxígeno y nutrientes.
  • Disfunción del corazón, lo que puede llevar a un ritmo cardíaco anormal y la incapacidad del corazón para bombear eficientemente la sangre al resto del cuerpo. Esto puede llevar a una hipotensión severa (presión arterial baja) y un deterioro generalizado de la función cardiovascular.
  • Desarrollo de enfermedades infecciosas e inmunológicas, debido a la disminución de la actividad inmunológica. 

Es importante tratar estas afecciones tempranamente para disminuir las posibilidades de complicaciones a largo plazo. 

Prevención del shock hipovolémico 

La prevención del shock hipovolémico es fundamental y se centra en evitar o tratar de manera rápida y efectiva cualquier tipo de pérdida de sangre o líquidos. Algunas recomendaciones son: 

  • Mantener una buena ingestión hídrica y conservar la presión sanguínea adecuada.
  • Asimismo, es importante que los pacientes que presenten hemorragias reconozcan la cantidad de líquido perdido para poder reemplazarlo adecuadamente.
  • Conocer los límites de cada persona y evitar exponerse a situaciones peligrosas como trabajar bajo condiciones extremas de calor. 
  • Llevar una dieta equilibrada rica en líquidos y alimentos como frutas, verduras, lácteos y carnes. Esto ayuda a prevenir la deshidratación y a mantener un buen ritmo metabólico.
  • Evitar el ejercicio excesivo al aire libre con altas temperaturas. 
  • Realizar suficiente descanso y llevar un buen horario de vida para prevenir el desequilibrio en el volumen sanguíneo. 
  • En casos de accidentes o lesiones traumáticas, es esencial aplicar presión directa sobre las heridas para controlar la hemorragia, así como buscar atención médica de emergencia lo antes posible.

Si crees que puedes estar padeciendo un shock hipovolémico debes acudir al médico de inmediato. Si lo has tenido y quieres informarte sobre cómo prevenirlo o realizarte un seguimiento puedes utilizar SaludOnNet. En nuestro portal médico puedes comprar una consulta con un cardiólogo desde 26 euros, sin esperas y con una atención inmejorable.

Enfermedades valvulares: causas y síntomas

Las enfermedades valvulares o valvulopatías son un grupo de patologías que afectan a los mecanismos de bombeo naturales del corazón, conocidos como válvulas cardíacas. Se caracterizan por la acumulación de placa en las válvulas, que hace que se cierren (estenosis) o se abran demasiado (insuficiencia), influyendo en el funcionamiento del corazón. 

¿Para qué sirven las válvulas cardíacas? El corazón está formado por cuatro cámaras que funcionan juntas para bombear sangre alrededor de todo el cuerpo. Las dos cámaras superiores se llaman aurículas, mientras que las dos inferiores se llaman ventrículos. Existen también cuatro válvulas cardíacas del corazón, que separan las aurículas de los ventrículos (mitral y tricúspide), y los ventrículos de la arteria aorta (válvula aorta) y la arteria pulmonar (válvula pulmonar). Son como puertas que se abren y cierran. El correcto funcionamiento de las válvulas cardíacas permite el flujo de la sangre, lo que impide que fluya hacia atrás.

Enfermedad en adultos y en niños

Las enfermedades valvulares cardíacas tienen un significativo aumento de la prevalencia con la edad. En adultos, la proporción de personas con este trastorno cardíaco es cada vez mayor. Por el contrario, los niños no solo tienen una incidencia significativamente menor, sino que también experimentan una variedad de síntomas mucho más leves. 

Enfermedades valvulares en adultos

Uno de los factores que más influyen para el desarrollo de enfermedad de las válvulas cardíacas es el envejecimiento del corazón. A medida que el tiempo pasa, los tejidos cardíacos se deterioran, especialmente los vasos sanguíneos y las válvulas. Esto se debe a una serie de factores como la edad, el estilo de vida y la genética. Con la edad, las válvulas del corazón se vuelven rígidas y no pueden controlar la cantidad de sangre que entra y sale del corazón. Esto hace que el flujo de la sangre sea ineficiente, lo cual conduce a enfermedades importantes como la insuficiencia cardíaca, la arritmia y el infarto de miocardio.

Enfermedades valvulares en niños

Los niños y adolescentes son menos propensos a desarrollar una enfermedad valvular cardíaca, ya que sus válvulas cardíacas todavía son flexibles y permiten el paso adecuado de la sangre. Así, enfermedades graves como la insuficiencia cardíaca o la arritmia son menos comunes en edades tempranas. No obstante, es muy importante realizar diagnósticos precoces para identificar el desarrollo de alguna patología antes de que se agrave.

Tipos de enfermedades valvulares

Las valvulopatías son enfermedades en el corazón que afectan los tejidos que componen las válvulas del corazón. Estas enfermedades se clasifican como insuficiencia o estenosis

  • Insuficiencia valvular. Las válvulas no se cierran de forma adecuada, lo que provoca la regurgitación de la sangre, es decir que la sangre circule en sentido contrario. 
  • Estenosis valvular. Se refiere a una rigidez o engrosamiento en los velos de la válvula, lo que reduce el flujo de sangre a través de ésta. 

Así, las lesiones valvulares cardíacas pueden ser: estenosis o insuficiencia aórtica, estenosis o insuficiencia mitral, estenosis o insuficiencia pulmonar y estenosis o insuficiencia tricúspidea.

Además de estas enfermedades, existe la atresia valvular, una enfermedad congénita donde la válvula no se forma y hay una obstrucción que impide la circulación normal de sangre entre los compartimentos del corazón.

Aproximadamente el 4% de personas mayores de 70 años tiene alguna forma de estenosis aórtica, que hace que las válvulas del corazón no se abran. La insuficiencia mitral, donde las válvulas no se cierran de forma adecuada, afecta al 1,6% de la población, y aumenta con la edad. Menos frecuentes son la insuficiencia tricúspide y la aórtica, con una prevalencia del 0,8% y el 0,5%, respectivamente. Mientras que la estenosis mitral es la enfermedad menos común, con una prevalencia del 0,1%.

Causas

Según sea el origen, las enfermedades valvulares cardíacas se pueden dividir en diferentes tipos: adquiridas y congénitas

Enfermedades valvulares adquiridas

Son aquellas que desarrollan los pacientes durante su vida adulta. La causa más frecuente es la degenerativa, relacionada con el paso de los años y la acumulación de cambios en el tejido de las válvulas. Entre los factores que más influyen esta patología está la aterosclerosis, que causa la acumulación de placas en las arterias. Otras enfermedades comunes que pueden contribuir a la aparición de valvulopatías adquiridas incluyen: 

  • Prolapso de la válvula mitral. 
  • Endocarditis bacteriana. 
  • Estenosis mitral idiopática. 
  • Enfermedad aórtica reumática.
  • Estenosis Aórtica.

Enfermedades valvulares congénitas

Existen malformaciones congénitas de la válvula cardíaca, que aparecen desde el nacimiento. Las valvulopatías hereditarias se transmiten de padres a hijos y pueden estar causadas por diversos factores genéticos, como el síndrome de Marfan, el síndrome de Noonan y la miocardiopatía hipertrófica. Estas enfermedades valvulares cardíacas congénitas son responsables del 40-50% de las enfermedades del sistema cardiovascular.

Factores de riesgo de EV

La ateroesclerosis, la diabetes de tipo 2, la hipertensión arterial, la enfermedad crónica del hígado, los trastornos metabólicos y los factores genéticos son algunos de los factores de riesgo implicados en su desarrollo. 

La prevención de la enfermedad se centra en la identificación temprana de los factores de riesgo, que aumenta en personas mayores de 65 años, debido al envejecimiento de la válvula mitral con cambios degenerativos. Igualmente, la diabetes mellitus ha disparado recientemente el riesgo de aparición de enfermedad valvular, especialmente de ventrículo izquierdo y de la válvula aórtica.

Junto con los cambios relacionados con la edad, los hábitos alimenticios inadecuados, las enfermedades crónicas o la obesidad

 están entre los principales factores de riesgo. 

Por otro lado, las patologías metabólicas, la disfunción renal y los trastornos hormonales también se consideran factores de riesgo para la aparición de enfermedades valvulares cardíacas. Su correcto manejo también puede minimizar el riesgo. Los cambios en los criterios de alimentación, además de la actividad física regular y el control de los hábitos tabáquicos, contribuyen a una reducción sustancial en la presencia de la aparición de esta enfermedad. 

Finalmente, los factores genéticos han sido adoptados cada vez en mayor medida como un factor de riesgo para la aparición de enfermedad valvular. 

Síntomas de las enfermedades de las válvulas cardíacas 

Las enfermedades valvulares cardíacas pueden provocar dificultades en el funcionamiento normal del corazón. Lo síntomas de los problemas de las válvulas del corazón incluyen: 

  • Falta de energía, agotamiento o fatiga
  • Taquicardia. 
  • Disminución de la presión arterial. 
  • Dificultad para respirar o falta de aliento.  
  • Tos. 
  • Sensación de palpitaciones.
  • Dolor en el pecho y/o mareos.

Si no se trata, estas afecciones pueden llevar a la insuficiencia cardíaca, ataque al corazón o accidente cerebrovascular

Diagnóstico

En algunos casos, el diagnóstico temprano se puede confirmar por una ecocardiografía simple. Esta prueba utiliza imágenes de ultrasonido para mostrar la anatomía del corazón y las válvulas cardíacas. Además, otras pruebas que se pueden utilizar para diagnosticar las enfermedades valvulares son: 

  • Angiografía cardíaca. 
  • Radiografía. 
  • Tomografía computarizada (TC). 
  • Electrocardiograma (ECG). 
  • Cateterismo. 

Enfermedad de las válvulas cardíacas: tratamiento 

Existen diferentes tratamientos disponibles, en función del tipo de enfermedad, la edad del paciente, el estado general de salud y la gravedad de los síntomas. 

Una de las principales formas de tratar esta afección cardiaca es mediante cambios en el estilo de vida, como una alimentación saludable y ejercicio, controlando los factores de riesgo y moderando el consumo de sal. 

 Para ralentizar la enfermedad se recurre al uso de fármacos, con el fin de regular la presión arterial y la frecuencia cardíaca. Entre los medicamentos más utilizados están los diuréticos, los betabloqueantes, los anticoagulantes, los bloqueadores beta, los antagonistas de los canales de calcio y los vasodilatadores. 

Por otra parte, el tratamiento quirúrgico es la única opción para algunas personas. La cirugía de la válvula es una buena técnica para mejorar los síntomas y tratar la enfermedad de forma eficaz. Existen diferentes procedimientos quirúrgicos, aunque siempre se intenta reparar las válvulas antes que reemplazarlas. No obstante, cuando no es posible su reparación se reemplazan las válvulas cardíacas y se colocan prótesis, que pueden ser biológicas, mecánicas, sin sutura, sin soporte u homoinjertos.  

Las decisiones sobre el tratamiento quirúrgico se basan principalmente en la gravedad de la enfermedad, el estado del paciente y los riesgos de la cirugía. 

Además del tratamiento farmacológico y quirúrgico, se han utilizado a lo largo de los años diferentes técnicas no invasivas para mejorar los síntomas, como la terapia de respiración, la fisioterapia y la rehabilitación cardiaca. Se usan para ayudar a mejorar la salud del paciente y reducir los síntomas. 

Otras opciones terapéuticas para tratar las enfermedades valvulares cardíacas incluyen cateterismo, cirugía y tratamiento con dispositivos. Además, algunos pacientes pueden necesitar un trasplante de válvula, en el que se extrae la válvula enferma y se sustituye por una válvula artificial o una válvula tomada de un donante. 

Seguimiento tras la intervención

Los pacientes con EV deben tener una atención médica regular para controlar y tratar cualquier complicación. Esto puede incluir exámenes de ultrasonido para medir el efecto posterior a la cirugía, evaluación anual de los síntomas para detectar cualquier nuevo dolor o malestar, y una evaluación si se considera un implante de marcapasos.

Las enfermedades valvulares cardíacas son una condición grave, por lo que los pacientes que se diagnostican precozmente tienen mayores posibilidades de recibir tratamientos eficaces y, en algunos casos, a recuperarse por completo. Esto demuestra la importancia de hacerse chequeos regulares con un profesional de la salud para detectar cualquier condición cardíaca y recibir tratamiento temprano.

Si tienes alguno de los síntomas de cardiopatía valvular, como falta de aire al realizar actividades o dolor en el pecho, es importante que acuda al cardiólogo para un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites, sin esperas y a precios razonables. Ahora puedes comprar una consulta con un cardiólogo desde 26 euros

Ablación cardíaca: qué es, cuánto dura y riesgos que tiene

La ablación cardíaca es un procedimiento médico que se utiliza para corregir alteraciones del ritmo cardíaco a través de la eliminación de tejido o bloqueo de tejido anómalo del corazón. Esta técnica avanzada ha demostrado ser efectiva para tratar algunas cardiopatías congénitas, arritmias, taquicardias y bradicardias

¿Qué es una ablación cardíaca? 

Se trata de un procedimiento quirúrgico que utiliza calor o frío para generar pequeñas cicatrices en el corazón que bloquean las señales eléctricas irregulares y ayudan a reestablecer un ritmo cardíaco normal. Se realiza con el fin de bloquear los tejidos anormales en el corazón que causan problemas con el ritmo cardíaco y que suponen un riesgo para la salud. 

Se lleva a cabo a través de una pequeña incisión, colocando un catéter eléctrico dentro del corazón. La parte interior del catéter envía calor en forma de ondas de radio para destruir los tejidos anormales. 

Tipos de ablación cardíaca

Este tratamiento se puede realizar de distintas maneras, aunque lo más frecuente es el aislamiento de las venas pulmonares de la aurícula izquierda. La ablación de las venas pulmonares es una intervención cardíaca que implica el uso de calor o de frío para tratar áreas reducidas del músculo cardíaco que son la causa de los latidos cardiacos anómalos.

Lo más frecuente es que la ablación cardíaca se realice con radiofrecuencia (calor), aunque hay casos en los que se utiliza crioablación (frío), a temperaturas muy bajas. 

  • Ablación con radiofrecuencia. Este procedimiento es el más común y seguro y tiene una duración de varias horas. Se realiza con sedación, para reducir la ansiedad del paciente, y se monitorizan las constantes vitales (frecuencia cardíaca, presión arterial, etc.). Para insertar los catéteres, se hace una punción sobre la vena femoral. Asimismo, se lleva a cabo un estudio de la arritmia mediante estimulación eléctrica de la aurícula y el ventrículo en el que se produce y se emplean técnicas para detectar el lugar óptimo en el que actuar. Una vez completada, se comprueba que la arritmia ya no se produce. Finalizado el proceso, el paciente debe permanecer en cama durante unas cuatro horas antes del alta.
  • Crioablación. La crioablación es un método moderno para tratar la fibrilación auricular no persistente, con la ayuda de frío en vez de calor, para implementar la energía, a diferencia del tratamiento típico con radiofrecuencia, utilizado habitualmente.

En qué casos se recurre a la ablación cardíaca 

Es importante saber que este procedimiento generalmente se utiliza cuando los tratamientos convencionales ya no pueden ofrecer un resultado satisfactorio. Se puede usar para tratar diferentes condiciones como arritmias cardíacas, enfermedades del corazón congénitas y taquicardias supraventriculares. 

Arritmias cardíacas 

La ablación cardíaca es un procedimiento médico diseñado para aliviar los latidos cardíacos anormales. Busca el bloqueo de los tejidos afectados para tratar de devolver el ritmo cardíaco a la normalidad. Esta condición puede ser potencialmente muy peligrosa para la salud, por lo que el procedimiento puede ser la única forma de reducir el riesgo para el paciente.

Enfermedades del corazón congénitas

Son trastornos congénitos o adquiridos que afectan la configuración del corazón. Estos trastornos a menudo provocan que el corazón no bombee correctamente la sangre. Como resultado, se requiere un procedimiento para bloquear los tejidos anormales e intentar restaurar la función cardíaca normal. 

Taquicardia supraventricular

La taquicardia supraventricular es un problema en el que el corazón late más rápido de lo normal. Puede ser muy peligroso para la salud, ya que el corazón bombea demasiada sangre a través del cuerpo. La ablación cardíaca es una forma de tratar esta enfermedad al bloquear los tejidos anormales que causan la taquicardia. 

Procedimiento de la ablación cardíaca 

La ablación cardíaca no es una intervención sencilla y tiene una duración aproximada de unas 4 horas. El cardiólogo inserta uno o varios catéteres en los vasos sanguíneos, generalmente ubicados en la ingle del paciente, y con unas guías los dirige al corazón. Estos tubos tienen unos sensores o electrodos que envían impulsos eléctricos y registran la actividad del corazón. 

El propósito es obtener más detalles sobre la localización exacta del lugar en el que existe el daño y así poder decidir dónde hacer la ablación. Una vez detectado, se aplica el tratamiento adecuado según cada caso (calor o frío, según la técnica elegida) para eliminar el área problemática.

El objetivo de este procedimiento es destruir los tejidos problemáticos para así detener los problemas de ritmo cardíaco. Después de que el tejido anómalo haya sido destruido, el cirujano retira el catéter y cierra la incisión. Una vez realizado el procedimiento, el médico comprueba si se han corregido las arritmias después de la intervención.

Cómo prepararse para el procedimiento 

De forma previa al procedimiento el médico realiza una ecografía para ver si la aurícula izquierda está muy dilatada. Asimismo, un mes antes de la ablación se indica la toma de fármacos anticoagulantes a los pacientes, para evitar que haya trombos en la aurícula izquierda. También es importante el control de los factores de riesgo. Así, los pacientes obesos deben perder peso antes de la ablación y se deben controlar patologías como la hipertensión arterial y las apneas del sueño para que el éxito sea mayor. También se recomienda que quienes se vayan a someter a esta intervención dejen de fumar y beber alcohol. 

Riesgos y complicaciones de la ablación cardíaca 

Aunque es un procedimiento seguro, hay algunos riesgos y complicaciones asociados. Los posibles riesgos o efectos secundarios de una ablación cardíaca incluyen: 

  • Sangrado excesivo o infección en la zona en la que se ha insertado el catéter.  
  • Daño a los órganos cercanos
  • Problemas con el ritmo cardíaco

Estos peligros en la ablación cardíaca son frecuentes, pero generalmente no son graves. Así, se puede decir que la ablación cardíaca ofrece una mejora significativa en la calidad de vida después de la cirugía

La ablación tiene un éxito sobre el 80%, en términos generales. En pacientes mayores el porcentaje se encuentra en torno al 50-60%. Por eso es importante realizarla de forma temprana en el curso de la enfermedad y seleccionar bien a los pacientes.

Postoperatorio y recuperación después de la ablación

Los principales síntomas después de una ablación cardíaca son cansancio, dolor en el pecho y latidos cardíacos acelerados o irregulares. No son demasiado molestos y desaparecen según van pasando los días. 

Después del procedimiento, el paciente debe descansar durante una semana para que el cuerpo se recupere correctamente. En ese tiempo no debe practicar deporte y debe evitar el estrés. Por lo general, la mayoría de los pacientes se recuperan rápidamente y vuelven a su vida normal en una o dos semanas

En conclusión, podemos decir que la ablación cardíaca es un procedimiento seguro y eficaz para tratar varias arritmias cardíacas, enfermedades del corazón congénitas y taquicardias como la fibrilación ventricular o auricular. Si necesitas someterte a este procedimiento te recomendamos que te informes de cómo debes prepararte acudiendo a la consulta de cardiología. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites, sin esperas y a precios asequibles. Ahora puedes comprar una consulta con un cardiólogo desde 26€

Síncope vasovagal: ¿es lo mismo que una lipotimia?

¿Qué es el síncope vasovagal?

El síncope vasogal es una forma de desmayo o pérdida breve de conciencia, provocada por una disminución de la frecuencia cardiaca (bradicardia) y de la presión arterial. Es una alteración temporal del sistema cardiovascular, causada por una descompensación en la regulación del latido del corazón o una constricción excesiva de los vasos sanguíneos. 

En muchos casos, este síncope cardíaco es un fenómeno pasajero, pero en otros el desmayo puede ser intenso y hacer que la persona caiga al suelo repentinamente. Es importante no confundirlo con los mareos o los vértigos

Tipos de síncopes

Existen diferentes tipos de síncopes, entre los que se encuentra el vasovagal. Pueden clasificarse en función del mecanismo de inicio y desarrollo. Los más comunes son: 

  • Vasovagal. Se produce por una activación cerebral excesiva del nervio vago. Puede estar relacionado con la emoción, el ejercicio intenso, la temperatura y un paro cardiaco y algunos medicamentos como los sedantes, la nicotina, los bloqueantes beta-adrenérgicos y los fármacos antihipertensivos.
  • Posicional. Se produce cuando una persona cambia repentinamente su posición de estar de pie a recostarse.
  • Por deshidratación. Se producen cuando hay una disminución severa del volumen sanguíneo.
  • Neurometabólico. Se caracteriza por una disminución en el metabolismo del cerebro causada por una enfermedad metabólica, lo que puede causar alteraciones en los niveles de sales en el cuerpo, tales como hipocalemia o hiponatremia.

Los tipos de síncope vasovagal serían: 

  • Simple o primario. Se caracteriza por producirse de forma espontánea y sin motivo específico. 
  • Recidivante o secundario. Se produce cuando el desmayo se repite con el tiempo en una misma persona. Puede estar provocado por alguna actividad específica como levantarse muy rápido de la cama, pasar mucho tiempo en posición de pie o ver sangre, o por situaciones de estrés o ansiedad

Diferencia entre síncope vasovagal y lipotimia

Diferencias según la causa

La diferencia principal entre un síncope y una lipotimia es el origen de los síntomas. Los síntomas de un síncope vasovagal se producen cuando hay una disminución del suministro de sangre al cerebro, mientras que la lipotimia se produce muchas veces porque el nivel de glucosa en la sangre es muy bajo. 

Las causas del síncope vasovagal pueden estar relacionadas con alteraciones cardiacas, de los vasos sanguíneos, disminución de los niveles de glucosa en sangre, problemas de presión arterial, entre otros. La lipotimia se asocia generalmente con la hipoglucemia, es decir, con bajos niveles de glucosa en sangre. Los desmayos asociados con la hipoglucemia son más comunes en niños y adolescentes, debido a que el mecanismo de regulación de la glucosa en sangre se produce de manera diferente. 

Diferencias según los síntomas

Un síncope se caracteriza por una breve pérdida de conciencia, a diferencia de la lipotimia, que generalmente presenta síntomas como confusión, dificultad para hablar, pérdida de la coordinación motora y debilidad muscular. No obstante, en algunos casos puede incluir una pérdida momentánea de la conciencia. Esta situación es mucho más frecuente en adultos mayores de 40 años, aunque a veces sucede en adolescentes. 

Diferencia entre síncope vasovagal y epilepsia

Como hemos dicho, un síncope es un trastorno transitorio de la conciencia causado por una falta de flujo de sangre al cerebro. Esto puede provocar una breve pérdida de conciencia, una desorientación o aturdimiento, una sensación de mareo y mareos, o incluso caídas. Los síncopes a menudo se producen por un trastorno temporal del ritmo cardíaco llamado fibrilación auricular y se tratan con medicamentos. 

En cambio, la epilepsia es un trastorno neurológico crónico caracterizado por crisis recurrentes (ataques), a menudo involuntarias. Estas pueden provocar convulsiones, desmayos, confusión o retardación mental temporal. Una persona que experimenta convulsiones puede tener un episodio prolongado de pérdida de conciencia, así como pérdida de la memoria durante ese tiempo y otros síntomas como desorientación y alteraciones del comportamiento. La epilepsia se trata generalmente con medicamentos antiepilépticos, estimulantes y terapias psicológicas.

Causas de síncope vasovagal

El síncope vasovagal está provocado por una descompensación en la regulación del flujo sanguíneo y la presión arterial. Se desconocen con exactitud las causas exactas del desequilibrio, aunque generalmente tiene que ver con: 

  • Una constricción excesiva de los vasos sanguíneos cercanos a la pared arterial o 
  • Una disminución exagerada del gasto cardíaco

Por otro lado, también hay factores no fisiológicos que pueden contribuir a desencadenarlo, como situaciones de estrés, ansiedad, cansancio excesivo, obesidad, ver sangre, enfermedades cardíacas, deshidratación, fuertes dolores…etc. 

Síntomas del síncope vasovagal

Los síntomas son muy característicos y comprenden:

  • Sensación de mareo, vértigo o desorientación. 
  • Palidez y sudoración fría. 
  • Náuseas. 
  • Disminución del ritmo cardiovascular. 
  • Desorientación. 
  • Debilidad muscular y en los brazos y piernas.
  • Cambios en el tono de la voz. 
  • Incontinencia urinaria. 
  • Alteración transitoria de la vista, parpadeos o cegueras intermitentes. 

En algunos casos, estos síntomas pueden ir acompañados de un desmayo. 

Factores que lo pueden desencadenar 

Existen ciertos factores que pueden desencadenar el síncope vasovagal. Incluyen: 

  • Situaciones de estrés o ansiedad. 
  • Ver sangre. 
  • Levantarse muy rápido de la cama. 
  • Estar de pie mucho tiempo. 
  • Algunos medicamentos. 
  • Presión alta. 

Además, en algunos casos, los desmayos pueden estar provocados por algunos movimientos corporales bruscos, como un giro excesivo de la cabeza

Qué hacer ante un síncope vasovagal 

Cuando una persona presenta síntomas de un síncope vasovagal, lo primero que hay que hacer es levantarle la parte del cuerpo que esté más baja para ayudar a incentivar la circulación sanguínea de los miembros inferiores. Si la persona logra recuperar la conciencia, se le debe poner en una posición cómoda y evitar los movimientos repentinos. De igual forma, si no logra recuperarse, se debe acudir al servicio de urgencias. 

Diagnóstico

El diagnóstico del síncope vasovagal se basa en la historia clínica del paciente, en el examen físico, en algunas pruebas de laboratorio y en exámenes complementarios, con el fin de excluir otras causas que puedan producir pérdidas de conciencia. 

En la mayoría de los casos, es suficiente la valoración clínica para identificar los episodios de hipotensión, desvanecimientos y caídas. Además, el médico generalmente solicita una analítica completa para descartar trastornos sanguíneos

Entre los exámenes que se podrían pedir para descartar anomalías se encuentran el electrocardiograma (ECG), la prueba de esfuerzo cardiopulmonar, la ecocardiografía o el monitoreo Holter

El objetivo principal es estudiar qué factores influyen en los desvanecimientos y descartar otros problemas de salud que puedan estar detrás del síncope.

Tratamiento del síncope vasovagal

El tratamiento puede incluir el manejo de los síntomas y factores desencadenantes. Así, es importante aprender a controlar y reconocer los síntomas antes de que los desmayos ocurran. 

El tratamiento consiste en: 

  • Toma de medicamentos. El cardiólogo puede indicar la toma de diuréticos para tratar presión arterial baja o medicamentos para la taquicardia
  • Realización de ejercicio físico con regularidad. Una actividad física moderada, como caminar, mejorar la circulación sanguínea y la salud general.
  • Control de los niveles de estrés. Evitar situaciones estresantes o desencadenantes también puede reducir el riesgo de sufrir desmayo. También se debe prestar atención al descanso. 
  • Control de la dieta. Se recomienda reducir o evitar el consumo de alcohol y drogas. 

Cuando se sospecha que una persona presenta un síncope de este tipo, es recomendable acudir al cardiólogo para que se le realice un examen del latido del corazón y confirmar el diagnóstico. Una vez probado, se recomienda seguir el tratamiento propuesto, con el fin de prevenir que se presenten episodios frecuentes de desmayo. 

Prevención

No hay una forma segura de prevenir el síncope vasovagal, pero existen algunas medidas que se pueden tomar para evitar que se presenten estos desmayos, con el golpe o contusión que muchas veces conlleva. Estas medidas incluyen: 

  • Descansar adecuadamente. 
  • Comer alimentos saludables y equilibrados. 
  • Evitar la deshidratación. 
  • Hacer ejercicio de forma regular. 
  • Realizar determinadas técnicas de relajación. 
  • Evitar situaciones de estrés. 

Cuándo hay complicaciones del síncope vasovagal

En raras ocasiones esta pérdida de conciencia puede progresar hasta llegar a complicarse de forma importante. No obstante, los síntomas y el estado general de salud pueden empeorar si se repite varias veces, es decir un síncope vasovagal recurrente. En estos casos, es conveniente acudir al servicio de urgencias para recibir un tratamiento adecuado. Además, deben descartarse enfermedades cardíacas, ya que estas patologías también pueden provocar un desmayo. 

Si has tenido un síncope vasovagal no debes asustarte, pero es bueno que pidas cita con el médico para que valore qué tratamiento debes seguir. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites, a precios muy razonables y sin esperas. Ahora puedes comprar una consulta con un cardiólogo desde 26€. 

¿Qué es una embolia pulmonar? Causas, síntomas y tratamiento

La embolia pulmonar (EP) es una afección potencialmente mortal en la que un coágulo de sangre se desplaza desde otro lugar del cuerpo hasta los vasos de los pulmones, obstruyendo el flujo sanguíneo. Esto provoca una disminución del oxígeno del torrente sanguíneo, así como daños a los tejidos pulmonares. Esta condición requiere tratamiento de emergencia. 

En la mayoría de los casos, el coágulo de sangre comienza en una vena profunda de la pierna y se mueve hasta el pulmón. Si no se trata de manera adecuada, la embolia pulmonar puede causar inestabilidad hemodinámica, arritmias cardíacas, shock cardiogénico, paro cardiorrespiratorio e incluso la muerte. 

Así, el diagnóstico precoz es esencial para disminuir la gravedad de los síntomas, realizar tratamientos adecuados y evitar complicaciones que pueden ser letales.

¿Qué es la embolia pulmonar? 

El tromboembolismo pulmonar (TEP) es una urgencia cardiovascular común. Es un término general usado para describir una enfermedad que se caracteriza por la presencia de coágulos de sangre o trombos que bloquean los bronquios y tienen su origen en vasos sanguíneos lejanos desde el pulmón. No se debe confundir ver con la tromboflebitis, que es un trastorno venoso que consiste en una afección inflamatoria en la que se produce un coágulo de sangre en una vena superficial

Generalmente los trombos provienen de la vena profunda de la extremidad inferior. En casos localizados pueden igualmente provenir del tórax, del cuello y de los vasos de la arteria pulmonar. 

Tampoco hay que confundir la embolia pulmonar con el edema pulmonar, que es la acumulación anormal de líquido intersticial en los pulmones.

de riego sanguíneo. 

Causas de embolia pulmonar y factores de riesgo

Las causas de una embolia pulmonar pueden ser muy variadas, desde trastornos hereditarios hasta la exposición a factores ambientales dañinos. El más común de todos es la trombosis venosa profunda (TVP), que se caracteriza por un aumento en la viscosidad de la sangre que se acumula en las venas, con el fin de evitar la circulación sanguínea y el flujo de oxígeno en el cuerpo. Esta condición se asocia con patologías como enfermedades cardiovasculares, trastornos metabólicos, obesidad y ciertas enfermedades autoinmunes.

Los factores de riesgo incluyen la edad avanzada, la enfermedad cardíaca o la cirugía reciente. Otras causas de trombo pulmonar son: 

  • Pacientes que reciben catéter venoso central (CVC) o tratamiento con medicamentos y dispositivos para la coagulación sanguínea. 
  • Uso prolongado de anticonceptivos orales. 
  • Obesidad. 
  • Tabaquismo. 
  • Presencia de un cuerpo extraño que bloquea la circulación en el pulmón, como ciertos fármacos, aceites y aire.
  • Una cirugía a corazón abierto.

La EP puede provocar daños a los pulmones, fallo cardíaco y shock, que puede comprometer la vida.

Síntomas de la embolia pulmonar

Los síntomas de trombo pulmonar que presenta el paciente suelen depender de la dimensión del coágulo o trombo que se bloquea en los pulmones, así como del grado y la ubicación. Los síntomas de tromboembolia pulmonar más comunes son: 

  • Dificultad para respirar. La embolia pulmonar primaria causa síntomas de dificultad respiratoria aguda, que incluyen niveles más altos de saturación de oxígeno en la sangre, sensación de falta de aire, fatiga al respirar e incluso calambres en el pecho. Aumentan gradualmente con el posible desarrollo de disnea aguda. Esto es somatizado por la persona afectada a través de una sensación de asfixia, lo que provoca ansiedad y desencadenamiento del reflejo bronco espástico. 
  • Dolor en el pecho. Puede ser característico de una infección o tos constante. El dolor se siente en el lado izquierdo, debajo del esternón y generalmente se intensifica cada vez que el paciente respira profundamente o tose.
  • Pérdida de conciencia. Sucede porque la falta de oxígeno afecta la señalización encefálica. Se ha comprobado que el riesgo de hipoxemia es mayor cuanto mayores son los niveles de saturación de oxígeno en la sangre, lo que puede llevar a la muerte inmediata.
  • Taquicardia. Puede provocar taquicardia paroxística, un tipo de taquicardia supraventricular. Conlleva palpitaciones o latidos cardíacos no normales, que generalmente ocurren en las personas con frecuencia respiratoria alta. Esta arritmia generalmente se acompaña de una presión arterial baja, presencia de edema pulmonar o aumento de la presión venosa de los senos de alguna región. 
  • Tos. 
  • Fatiga repentina. 
  • Palpitaciones irregulares. 
  • Sudoración. 

No siempre se presentan todos los síntomas. Los más comunes son el malestar general, la fatiga y la palidez y los más evidentes se identifican con subidas repentinas de presión arterial en las que se compromete el funcionamiento del corazón. 

Otros síntomas un poco menos comunes son el aturdimiento, las alteraciones visuales, los cambios de coloración de los labios, la cianosis y el color azul de las extremidades por ausencia 

Diagnóstico de la embolia pulmonar

Los signos y síntomas de la trombosis pulmonar pueden ser difíciles de distinguir de otras enfermedades pulmonares. Por lo tanto, el diagnóstico necesita una evaluación adecuada. Principalmente se basa en una historia clínica detallada y en una variedad de pruebas médicas para descartar otras enfermedades. La realización de estudios complementarios es fundamental para determinar la ubicación exacta de los coágulos o desarrollar estrategias adicionales para la detección de la embolia. Se incluyen: 

Estos exámenes se llevan a cabo para detectar el trombo pulmonar y determinar qué áreas del tejido pulmonar están comprometidas. Es importante para el cardiólogo realizar un diagnóstico preciso y oportuno de esta enfermedad. 

Tratamiento de embolia pulmonar

El tratamiento para la embolia pulmonar depende del tamaño y la ubicación del trombo y consta de medidas farmacológicas y no farmacológicas. Si es relativamente pequeño, puede ser tratado con terapia con anticoagulantes para evitar la formación de nuevos trombos, junto con la administración de medicamentos trombolíticos, para mejorar el flujo de la sangre. 

Se recomienda el uso de anticoagulantes, como la heparina y sus derivados, para reducir la formación de coágulos en la sangre. Estos medicamentos se inyectan a través de una solución intravenosa para reducir el riesgo de desarrollar complicaciones adicionales. 

En casos más graves, el tratamiento del trombo pulmonar puede ser necesaria la cirugía para eliminarlo y prevenir un infarto pulmonar. Sin embargo, no siempre es posible, dependiendo de la gravedad de la embolia y el estado de salud del paciente. 

Uno de los procedimientos quirúrgicos consiste en la extracción de los coágulos sanguíneos de la arteria y otras estructuras del pulmón, para tratar la embolia pulmonar. Se coloca un filtro en la vena cava para acelerar la eliminación del coágulo y evitar que la patología llegue a los pulmones. También se puede realizar una trombólisis, asistida por un catéter, para llegar al coágulo mediante un tubo flexible.  

Pronóstico

El pronóstico del trombo pulmonar es generalmente bueno si se detecta rápidamente y se trata de forma adecuada. Sin embargo, los pacientes con EP avanzada tienen un pronóstico más difícil, sobre todo si presentan insuficiencia cardíaca, choque hipovolémico o un alto índice de embolia.

El pronóstico de una embolia pulmonar depende de varios factores, como la ubicación y el tamaño del trombo, el tiempo de duración de los síntomas y el estado general de salud del paciente. En muchos casos no deja secuelas, si es tratada de manera adecuada y se hacen los cambios necesarios de estilo de vida para mantener una buena salud. 

Sin embargo, puede haber algunas complicaciones cuando no se trata correctamente o es grave. En estos casos, puede ser necesaria una cirugía de emergencia para reparar daños en el órgano afectado. 

Complicaciones

Si el tratamiento de la EP se demora puede dar lugar a complicaciones graves.

  • Complicaciones potenciales. Una persona con EP puede desarrollar síntomas como aumento de la presión arterial, taquicardia, disnea, latido cardíaco rápido y falta de aliento. En los casos graves, puede producir insuficiencia cardíaca o el síndrome de distrés respiratorio. 
  • Factores de mal pronóstico. Incluyen la edad avanzada, la presión arterial baja a la llegada a la sala de emergencia y el Shock hipovolémico. Otras complicaciones asociadas a la EP son la insuficiencia cardíaca aguda, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, la diabetes, la inmunosupresión y un historial de tromboembolismo previo. 

Recuperación de la embolia pulmonar

La recuperación de la EP depende de la edad, el estado de salud, la cantidad de tratamiento recibido y los factores de riesgo. Es importante seguir unas pautas, que incluyen: 

  • Dieta saludable. La dieta saludable puede ayudar a mejorar la resistencia y la salud general. Algunas opciones son alimentos ricos en antioxidantes, grasas saludables, fibra y proteínas. es necesario que el paciente consuma alimentos ricos en proteínas para mantener una buena salud y evitar condiciones como anemia
  • Deportes de resistencia. Las actividades cardiovasculares como caminar, trotar o andar en bicicleta en intervalos intermitentes son útiles para fortalecer los pulmones y mejorar la resistencia. 
  • Ejercicios de respiración. Las técnicas de respiración profunda y lenta permiten a la persona aprovechar al máximo el oxígeno y actuar de forma efectiva contra la EP.
  • Tomar medicamentos. Se recomienda la toma de fármacos para disminuir la presión arterial elevada, reducir la inflamación de los vasos sanguíneos, mejorar el flujo sanguíneo y ayudar a disolver los coágulos sanguíneos. En algunos casos, el médico puede recetar diuréticos para eliminar el exceso de líquido en los pulmones. Todos los medicamentos siempre deben adquirirse bajo indicación y prescripción médica
  • Ayuda psicológica. Estudios recientes han demostrado que el apoyo psicológico y el bienestar en general son factores importantes para una recuperación exitosa. La terapia y el bienestar emocional pueden ser particularmente útiles para personas que presentan episodios repetitivos o relacionados con ansiedad.

Recuperarse de la embolia pulmonar puede requerir un enfoque multidisciplinar que integre tratamientos médicos, cambios en el estilo de vida y una gestión adecuada de los factores psicológicos. Aunque a veces es un proceso complicado, los resultados a largo plazo pueden ser excelentes si se sigue un tratamiento adecuado. Si crees que pueden padecer esta afección o la has tenido y quieres realizarte un seguimiento te recomendamos que acudas a un cardiólogo. En SaludOnNet contamos con especialistas dispuestos a ayudarte en lo que necesites, sin esperas y a precios muy asequibles. Puedes comprar una consulta con un cardiólogo desde 26€.

Azúcar y enfermedades cardiovasculares

Uno de los mayores peligros para la salud a nivel mundial es el consumo excesivo de azúcar. De hecho, actualmente un 18 por ciento de las muertes cardiovasculares se deben a esta causa. Estudios recientes han demostrado que el exceso de ingesta de este producto aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares como la arteriosclerosis, las enfermedades de las arterias coronarias y la hipertensión. El consumo sin control también se relaciona con el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. 

¿Qué son las enfermedades cardiovasculares?

Las enfermedades cardiovasculares son un conjunto de trastornos que afectan al corazón y los vasos sanguíneos. Son unas de las principales causas de muerte en el mundo y pueden aparecer a cualquier edad. Los problemas que generan pueden ser el resultado de una serie de factores, desde condiciones genéticas heredadas hasta otros causados por el estilo de vida. Los trastornos cardiovasculares incluyen enfermedades como la hipertensión arterial, el accidente cerebrovascular, la arritmia y las enfermedades cardíacas coronarias.

Estas patologíasson las responsables de muchos de los fallecimientos que se producen en España. El ritmo actual de vida (sedentarismo, estrés, tabaco, obesidad…) y la alimentación juegan un papel destacado. Una dieta con exceso de grasas saturadas y con una ingesta de azúcar muy superior a la recomendada se asocia a un mayor riesgo de padecer una enfermedad del corazón. 

¿Qué es el azúcar y por qué es perjudicial para la salud?

Cuando se habla de azúcar se hace referencia a diferentes monosacáridos o disacáridos, englobados como hidratos de carbono. Se trata de una sustancia dulce, consumida mayoritariamente por la población actual. Hasta hace unos años la preocupación de los especialistas encargados de conocer las causas del aumento de las enfermedades cardiovasculares eran las grasas saturadas. Hoy en día el azúcar le ha quitado el puesto, sobre todo la fructosa, que se erige como el enemigo número uno a combatir. 

El azúcar es una sustancia presente en muchos alimentos, especialmente aquellos de alto contenido calórico como refrescos, postres y dulces. Su consumo excesivo, sin embargo, está relacionado con varias enfermedades, entre ellas la diabetes y la obesidad. Esto se debe a que se convierte en glucosa en el torrente sanguíneo, y altos niveles de glucosa pueden llevar a muchos problemas de salud. 

Azúcar y enfermedades cardiovasculares van unidos; a mayor consumo del primero mayor es el riesgo de padecer estas patologías debido a su efecto en la insulina y los lípidos, y por la presencia de sustancias nocivas como el ácido fórmico y el ácido acético. Por lo tanto, para mantener la salud es importante minimizar el consumo de alimentos con alto contenido calórico rico en azúcar, y optar por otros más saludables.

¿Qué es la fructosa?

La fructosa y la glucosa son dos monosacáridos que componen la sacarosa, más conocida como azúcar de mesa. Es la que más se usa en el día a día, para endulzar los alimentos y las bebidas. Aunque es importante su consumo, por el aporte energético que proporciona, cuando se ingiere en abundantes cantidades aumenta el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular. 

La fructosa es un azúcar natural que se encuentra principalmente en frutas, verduras y miel. A diferencia de otras fuentes de azúcar, la fructosa no se digiere tan rápidamente en el organismo, sino que se absorbe más lentamente. Esto significa que el cuerpo la procesa de forma más lenta, lo que puede ayudar a mantener los niveles de energía estables durante el día. Estudios recientes han descubierto que la fructosa ofrece una amplia gama de beneficios para la salud, incluyendo un menor riesgo de enfermedad de las articulaciones, un mejor control de la glucosa y una mejor salud del corazón.

Cuál es la cantidad de azúcar diaria recomendadas por la OMS

Con el paso de los años ha cambiado la forma en la que la población se alimenta con respecto a sus antepasados. Actualmente se consumen entre 150 y 300 calorías más que antes, en un momento en el que la vida es más sedentaria y la actividad física que realizan las personas es inferior a la recomendada. De esas calorías de más, casi la mitad las proporcionan los azúcares añadidos que se encuentran en algunas bebidas o refrescos, que están hechos en su mayoría de fructosa. La consecuencia directa es que aumenta la obesidad de la población

La Organización Mundial de la Salud desde 2015 recomienda que la toma de azúcar en adultos no supere el 5% del valor calórico total de la dieta. Esto es, la cantidad de azúcar diaria recomendada para adultos y niños mayores de 11 años es de no más de 25 gramos de azúcar libre, lo que equivale a 6 cucharaditas de azúcar (aproximadamente 100 calorías). 

Esta cantidad está destinada a prevenir enfermedades crónicas relacionadas con la alimentación como la diabetes tipo 2, la enfermedad cardíaca y la obesidad. Además, se recomienda limitar el consumo de alimentos ricos en azúcar añadido como refrescos, galletas, pasteles, helados y postres.

Qué causa el azúcar

Una dieta elevada en azúcares puede aumentar los niveles de glucosa en la sangre, lo que causa problemas metabólicos como la resistencia a la insulina y el aumento del riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2. Esto se debe a que el azúcar rápidamente se absorbe en el torrente sanguíneo y la insulina se libera para regular los niveles de glucosa en sangre. 

La resistencia a la insulina también hace que se produzca una cantidad excesiva de azúcar que puede llevar al cuerpo a producir cada vez más insulina. Esto puede provocar un aumento de peso, así como otros problemas de salud. El azúcar también daña el tejido conectivo y provoca envejecimiento prematuro.

Así, el consumo elevado de fructosa contribuye al desarrollo de enfermedades crónicas y se relaciona un descenso de los niveles de HDL o colesterol bueno y con un incremento de:

Todos estos síntomas están relacionados con la posibilidad de tener ateroesclerosis. Podemos decir, entonces, que hay relación entre azúcar y enfermedades cardiovasculares. 

Cantidad recomendada de azúcar para un consumo responsable

Para evitar los síntomas no deseados es importante que el médico establezca unas pautas a seguir en las que haya un equilibrio en la toma de este tipo de alimentos. 

No significa que haya que eliminar el azúcar por completo, porque sería muy difícil no comer turrón en Navidad, no celebrar un cumpleaños sin una tarta o no tomarse un cóctel de vez en cuando. Pero sí hay que hacer un consumo responsable en casa, intentando llevar una dieta equilibrada que limite los alimentos menos sanos, como el azúcar, las grasas o los precocinados. Asimismo, es necesario tomar conciencia de la importancia que tiene el ejercicio físico para tener una buena salud. 

La cantidad de alimentos con azúcar añadido que se recomienda al día debe situarse en torno a las 150 calorías/día como máximo, según señalan desde la Asociación Americana de Cardiología. Esto es, unos 25 gramos, que suponen aproximadamente seis cucharadas pequeñas al día. Esta norma debería de cumplirse escrupulosamente en el caso de los niños. 

Otras enfermedades relacionadas con el consumo de azúcar 

En los últimos años el consumo excesivo de azúcar ha sido la principal causa de morbididad y mortalidad en el mundo. Algunas de las enfermedades relacionadas con el consumo de azúcar más conocidas son las enfermedades cardiovasculares y la diabetes, sin embargo, son muchas más las afecciones y complicaciones de salud asociadas al exceso de azúcar. 

¿Qué enfermedades causa el azúcar? El exceso de azúcar en la dieta puede contribuir a una variedad de problemas de salud. Investigaciones recientes han demostrado que el azúcar causa un aumento en el riesgo de desarrollar prediabetes, enfermedades cardiovasculares, obesidad y enfermedades relacionadas con el metabolismo, como la resistencia a la insulina. Esto se debe al alto contenido calórico y los efectos inflamatorios del exceso de ingesta de azúcar en la dieta.

 Las principales enfermedades relacionadas con el azúcar son: 

  • Obesidad. Es uno de los principales problemas de salud relacionados con el consumo excesivo de azúcar. Se asocia con la ingesta de alimentos con alto contenido calórico y altos niveles de azúcar. El aumento de peso va unido también con el desarrollo de enfermedades como la hipertensión, enfermedades pulmonares crónicas, osteoartritis, problemas digestivos, entre otros. 
  • Alteraciones hepáticas. Los estudios han demostrado que los alimentos ricos en azúcar pueden dañar la función hepática, lo que también puede contribuir a la formación de patologías. La enfermedad hepática grasa no alcohólica está provocada por la acumulación de grasa en el hígado. Es el resultado del consumo excesivo de calorías, especialmente aquellos ricos en azúcar. Los síntomas asociados a este tipo de enfermedad incluyen dolor abdominal, debilidad, cansancio, orina de color oscuro y heces de color claro. 
  • Enfermedades inflamatorias, como la artritis reumatoide. Estas patologías se caracterizan por el daño articular como resultado de una respuesta excesiva del sistema inmunológico. Una alimentación alta en grasas y azúcares puede provocar el empeoramiento de estas enfermedades. 
  • Desarrollo de enfermedades neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer. El azúcar se ha relacionado con la pérdida de memoria y disminución de la capacidad cognitiva. Aunque las investigaciones sobre el tema no concluyen con claridad, se plantea que el aumento en los niveles de glucosa en la sangre podría dañar las neuronas y provocar los síntomas característicos de estas enfermedades. 
  • Formación de caries. Los azúcares fermentables son aquellos que se descomponen con la ayuda de los microbios de la boca para formar ácidos, que afectan a los dientes y llevan a la formación de caries. 

Si bien azúcar y enfermedades cardiovasculares  están relacionados directamente, también puede provocar otras enfermedades tales como obesidad, diabetes, caries y alteraciones hepáticas. Por lo tanto, se debe limitar en la dieta su consumo para evitar cualquiera de estos problemas.

Si tienes dudas sobre la cantidad de azúcar que consumes o quieres reducir su ingesta para mejorar tu salud cardiovascular lo mejor es que acudas a consulta con un especialista que pueda ayudarte. En SaludOnNet contamos con médicos cardiólogos y endocrinos dispuestos a ayudarte. Puedes comprar una consulta desde 26 euros, sin esperas y con los mejores profesionales.

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