Síndrome de Fatiga Crónica

  • Estrés, desnutrición o desequilibrios hormonales son algunas de las causas de esta afección.
  • Los principales factores de riesgo incluyen la exposición a agentes tóxicos, el estrés y el burnout relacionado con el trabajo y la toxicomanía.
mujer cansada

¿Qué es la fatiga crónica? 

El síndrome de fatiga crónica es un trastorno crónico que afecta alrededor del 5% de la población. Se caracteriza por una fatiga excesiva, incapacitante y persistente, que no se alivia con el descanso, y reduce la calidad de vida de quienes la sufren. Es un sentimiento de cansancio, letargo y debilidad que se produce por agotamiento mental y físico y tiene una duración de más de seis meses. 

En algunos casos es temporal y desaparece tan pronto como se sigue un patrón adecuado de descanso o una dieta saludable. Sin embargo, el síndrome de fatiga crónica puede provocar síntomas persistentes y que afectan la calidad de vida. Así, se trata de una enfermedad compleja que no tiene nada que ver con la sensación habitual de estar cansado y que, en ocasiones, provoca una incapacidad para llevar a cabo las actividades de la vida diaria en una persona.

Puede estar relacionado con el tratamiento de enfermedades crónicas como la fibromialgia, la diabetes, el lupus, la leucemia y la enfermedad de Crohn. También puede ser el resultado de un cuadro de estrés, una alergia, un trastorno de ansiedad o de una lesión cerebral traumática. 

Cansancio extremo: causas

Un estudio realizado en 2019 por la Universidad de Glasgow señala que las causas de la fatiga crónica todavía no están del todo claras, pero hay algunas que son más probable que contribuyan que otras. Estas incluyen:  

  • Estrés, que puede ser físico, emocional o ambiental. El estrés crónico, que puede ser causado por el trabajo, el hogar o la situación personal de pareja. También puede derivar en otros problemas de salud, como la depresión y la ansiedad o el insomnio, que pueden provocar a su vez esta patología. 
  • Desnutrición. La falta de nutrientes adecuados en la dieta puede conducir a una fatiga crónica si el cuerpo no recibe aquellos que son esenciales y necesita para funcionar adecuadamente. Asimismo, puede empeorar el estado de ánimo y reducir la energía en general. 
  • Desequilibrios hormonales. Los niveles bajos de hormonas, como la tiroides y la dopamina, se consideran un factor de riesgo. Estas hormonas están involucradas en procesos básicos del cuerpo como el control de la temperatura corporal, el control de la energía y la regulación del humor y del sueño
  • Infecciones. Una infección puede lastimar el sistema inmune y contribuir al síndrome de fatiga crónica. Esto ocurre cuando una persona no ha recibido el tratamiento adecuado para dicha infección, como la gripe u otra enfermedad. 
  • Trastornos del sueño. El trastorno del sueño como el insomnio o el síndrome de apneas del sueño pueden provocar fatiga y cansancio excesivos. Esto se debe a que el cuerpo no está recibiendo el suficiente descanso. 
  • Toxicidad ambiental.  Hace referencia a la exposición excesiva a compuestos tóxicos como el plomo, el mercurio y los productos químicos de limpieza. A largo plazo puede dañar el cerebro, el corazón y los pulmones. 
  • Problemas autoinmunes. Incluyen enfermedades como la esclerosis múltiple, la artritis reumatoide y el lupus. Las personas con estas condiciones tienen un sistema inmunitario anormal, que puede causar fatiga y malestar general. 
  • Trastornos psicológicos. La ansiedad, la depresión, el trastorno de estrés postraumático y el trastorno bipolar son algunas de las enfermedades mentales asociadas. Estas afecciones pueden provocar un cansancio excesivo y reducir la energía. 

Principales factores de riesgo 

El síndrome de fatiga crónica es un trastorno complejo cuyos efectos pueden ser desgastantes, debilitantes y graves para la calidad de vida. Los principales factores de riesgo incluyen la exposición a agentes tóxicos, el estrés y el burnout relacionado con el trabajo y la toxicomanía.

  • Exposición a agentes tóxicos. Incluyen pesticidas, productos químicos industriales, exposición al amianto y productos de solventes. Estas sustancias tóxicas pueden afectar al sistema inmunológico y provocar inflamación crónica. Por ello, su reducción puede ser clave para prevenir o aliviar este síndrome.
  • Estrés y burnout relacionado con el trabajo. Este tipo de fatiga se puede desarrollar como resultado del trabajo excesivo o cuando se está en puestos de trabajo de alto estrés que exigen demasiadas horas y responsabilidades. El estrés crónico puede desencadenar el desarrollo de inflamaciones crónicas. También puede generar niveles bajos de cortisol, una hormona importante para mantener un equilibrio de energía adecuado. 
  • Adicción a la toxicomanía. Se refiere al uso recurrente de sustancias como drogas ilegales, medicamentos, alcoholes y otros preparados farmacéuticos. El consumo excesivo o recurrente puede provocar una resistencia a los medicamentos. Las personas adictas suelen experimentar una disminución general del bienestar y síntomas de fatiga crónica. 
  • Otros factores de riesgo. Incluyen el síndrome del intestino irritable, los trastornos autoinmunes, la disfunción de los sistemas neuroendocrino y neurolipídico, los trastornos hormonales, la mala nutrición, los trastornos del sueño y la obesidad. Asimismo, hay efectos en el comportamiento, como el aislamiento social, el estrés emocional o la depresión, que pueden contribuir a desarrollar el síndrome de fatiga crónica. Algunas infecciones, como la mononucleosis, también se han relacionado con esta patología.

La alimentación como factor destacado

El síndrome de fatiga crónica puede ser el resultado de una falta de vitaminas, minerales y otros nutrientes esenciales. El consumo de alimentos pobres en nutrientes puede contribuir a la aparición y desarrollo de síntomas, así como al empeoramiento de los ya existentes. Estos alimentos se pueden dividir en: 

  • Endulzados con azúcar. Pueden proporcionar una cantidad significativa de calorías vacías, que no aportan beneficios nutricionales. Causan sensación de cansancio inmediato, debido al aumento de insulina en el cuerpo. A largo plazo, su consumo excesivo puede desequilibrar la función metabólica en el cuerpo. Por lo tanto, se recomienda limitar el consumo de alimentos endulzados con azúcar
  • Alimentos refinados.  Son aquellos que se han procesado y enriquecido en grandes cantidades con ingredientes diferentes. Incluye harinas, panes, pastas y otros productos de granos refinados. 
  • Altamente procesados. Son alimentos como la comida basura y productos horneados, enlatados y congelados, que están hechos con grasas, azúcares y conservantes. Contienen pocos nutrientes esenciales que el cuerpo necesita para una función óptima. Además, contribuyen al aumento de los niveles de inflamación en el cuerpo. El consumo de estos alimentos también se ha asociado con otros trastornos y enfermedades relacionadas como diabetes, hipertensión e incluso cáncer.
  •  Alimentos fermentados. Generalmente ofrecen beneficios para la salud, pero no cuando su consumo es excesivo, ya que se reduce el nivel de vitamina B12 en el organismo. Esta vitamina es esencial para el desarrollo y el mantenimiento de la energía. 

Como vemos, los alimentos pueden desempeñar un papel clave en el desarrollo de esta afección. Esto se debe a que los alérgenos alimentarios pueden causar inflamación y respuestas inmunitarias en el cuerpo. El Test de Intolerancia alimentaria (A200) es una prueba de detección de alimentos y otros compuestos que ayuda a identificar los alérgenos alimentarios que pueden contribuir a mejorar los síntomas del síndrome de fatiga crónica. 

Síntomas de la fatiga crónica 

Algunos de los síntomas pueden ser confundidos con otros problemas de salud, por lo que es importante conocerlos para así poder buscar la ayuda adecuada. Los principales síntomas de fatiga crónica son: 

  • Extrema fatiga y falta de energía. 
  • Debilidad durante períodos de tiempo prolongados. 
  • Disminución de la memoria a corto plazo o dificultades para concentrarse. Se conoce como el llamado “vacío de memoria”, es decir, la sensación de haber perdido algo importante. 
  • Dolores musculares, especialmente en las extremidades y la espalda, y de cabeza.  
  • Sensibilidad a la luz. 
  • Trastornos del estado de ánimo o cambios de humor. 
  • Depresión. 
  • Problemas gastrointestinales, como diarrea, estreñimiento, náuseas y vómitos.
  • Gran sensibilidad a los cambios de temperatura. 
  • Susceptibilidad con los olores, el ruido, la luz o los impulsos electromagnéticos. Puede hacer que sea difícil para los pacientes salir de casa o mantener relaciones sociales.

Los síntomas del síndrome de fatiga crónica pueden variar entre personas, ya que algunas pueden sentir todos ellos y otras ninguno. Es importante tener en cuenta que no son intercambiables por una falta de sueño o estrés causado por el trabajo. Estas enfermedades pueden ser tratadas, pero generalmente requieren un plan de tratamiento completo. 

Diagnóstico de la fatiga crónica

Esta patología es difícil de diagnosticar debido a que sus síntomas son muy similares a los de otras condiciones de salud mental y física. Los médicos a menudo realizan un examen físico y una entrevista para determinar el origen de la afección y descartar otras posibles causas de fatiga como depresión, ansiedad, enfermedades autoinmunes, trastornos del sueño y trastornos alimenticios. Asimismo, se recomienda descartar la aparición de una ciática inesperada. 

Los especialistas realizan una variedad de análisis de sangre, como análisis hematológicos y bioquímicos tanto para descartar enfermedades suprarrenales como para evaluar el sodio, potasio, glucosa, síntesis de proteínas y hormonas. En algunos casos, se realizan análisis de orina y estudios posteriores con imágenes, como ecografías, para descartar la posible presencia de anemia y detener problemas médicos asociados. 

Algunos médicos amplían el diagnóstico a través de pruebas de funcionamiento gastrointestinal

Tratamiento del síndrome de fatiga crónica

El tratamiento puede variar según la persona. Aunque no hay cura para esta enfermedad, es posible tratar los síntomas y ayudar a la persona a llevar una vida normal. Primero, es importante descartar otros problemas de salud relacionados al cansancio. Muchos síntomas pueden ser atribuidos a otras condiciones como hipotiroidismo, anemia o incluso depresión. Si no se realiza un diagnóstico preciso, el tratamiento puede enmascarar el problema real y no ofrecer alivio a largo plazo. 

Después de identificar el problema subyacente, es necesario seguir un plan de tratamiento específico que incluya: 

  • Descanso. Las horas adicionales de sueño suelen ayudar a reducir el cansancio extremo, al igual que los períodos de descanso esporádicos a lo largo del día. 
  • Realizar ejercicio, siempre que sea moderado. 
  • Llevar una dieta saludable y equilibrada con la suficiente cantidad de nutrientes. Uso de suplementos vitamínicos para ayudar al cuerpo a abordar el cansancio. Evitar el alcohol, las bebidas estimulantes y los alimentos altamente procesados. 
  • Terapia cognitivo-conductual para ayudar a las personas a gestionar el estrés y la ansiedad. 

Además, hay muchas medicinas alternativas que pueden ser útiles para tratar los síntomas. Estas incluyen la acupuntura, el masaje, la aromaterapia y los suplementos herbales. Suelen ser seguras y pueden ayudar a aliviar los síntomas asociados con la enfermedad. 

Duración del tratamiento

Para las personas que padecen esta afección, el simple hecho de levantarse por las mañanas o realizar actividades diarias puede ser un desafío. Lo que muchos no saben es que la duración de la fatiga crónica puede variar, prolongándose durante días, meses o incluso años, dependiendo de la intensidad y el tratamiento de los síntomas. Así, algunas personas experimentan síntomas durante largos períodos de tiempo que se repiten con regularidad, pero otros pueden tener una mayor o menor cantidad de fatiga durante días, semanas o hasta meses. 

Uno de los mayores desafíos para los médicos es determinar cómo afecta el estilo de vida de los pacientes, cuando hay repetidos episodios. 

Efectos secundarios de la fatiga crónica

Muchas personas con esta enfermedad pueden experimentar: 

  • Problemas de sueño, como dificultades para conciliar el sueño, despertares frecuentes durante la noche o tener sueño ligero durante la noche. Esto puede interferir en el rendimiento diario y empeorar los síntomas. 
  • Falta de apetito, sequedad de boca y dificultades para tragar

Prevención de la fatiga crónica

Dado que hay varios factores de riesgo potenciales involucrados, es importante tener en cuenta cada uno de ellos para mantener una buena salud general. Estas estrategias incluyen: 

  • Una buena nutrición
  • Ejercicio regular. 
  • Una detección temprana de infecciones. 
  • Un fuerte apoyo de la familia y los amigos. 

Además, es importante prestar atención a los factores de riesgo relacionados con el trabajo, procurando hacer ejercicio regularmente y evitando el estrés mal manejado y el burnout laboral. El tratamiento de la fatiga crónica debe abordar los factores de riesgo y los pacientes deben seguir también un plan de tratamiento para evitar o minimizar los efectos negativos.

El síndrome de fatiga crónica es una enfermedad compleja con síntomas diversos y variados. No se puede curar, pero es posible tratar los síntomas con un plan de tratamiento específico y adecuado. Aunque puede ser una enfermedad debilitante, la detección y tratamiento temprano pueden hacer mucho para mejorar la calidad de vida de una persona. La comprensión de los síntomas es la mejor forma de identificar la enfermedad y buscar ayuda médica lo antes posible.

Si crees que puedes tener fatiga crónica es importante que acudas al médico para que, mediante un examen físico y la historia clínica, pueda darte un diagnóstico. En SaludOnNet contamos con más de 4000 clínicas y hospitales en toda España. Puedes comprar una consulta con un médico internista desde 25 euros

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