Infiltración de hombro: qué es y qué resultados esperar

  • Lo más frecuente es realizar el procedimiento con guía ecográfica, lo que permite ver en tiempo real la aguja.
  • La infiltración de hombro duele solo de forma leve en la mayoría de los casos.
médico poniendo infiltración en el hombro

El hombro es una articulación de gran movilidad que permite realizar gestos cotidianos como levantar el brazo, peinarse o vestirse. Sin embargo, esta misma libertad de movimiento lo hace especialmente vulnerable a lesiones y procesos inflamatorios. El dolor de hombro es uno de los motivos de consulta más frecuentes en traumatología y rehabilitación, y cuando los tratamientos convencionales no resultan suficientes, la infiltración de hombro puede ser una opción eficaz.

Este procedimiento, cada vez más utilizado, consiste en inyectar fármacos directamente en la articulación o en los tejidos que la rodean. Aunque puede generar dudas, es una técnica segura, avalada por años de experiencia clínica y estudios que demuestran sus beneficios.

¿En qué consiste la infiltración de hombro?

La infiltración de hombro es una técnica mínimamente invasiva. El especialista introduce con una aguja fina medicamentos como corticoides, anestésicos o ácido hialurónico en la zona afectada. En la actualidad, lo más frecuente es realizar el procedimiento con guía ecográfica, lo que permite ver en tiempo real la aguja y asegurar que el fármaco llega exactamente al lugar que se necesita.

Los principales medicamentos que se emplean son:

  • Corticoides. Son potentes antiinflamatorios que reducen la inflamación de la bursa, tendones o cápsula articular. Su efecto suele durar varias semanas e incluso meses.
  • Anestésicos locales. Se utilizan junto con el corticoide para ofrecer un alivio inmediato del dolor.
  • Ácido hialurónico. Indicado en artrosis, mejora la lubricación articular y reduce la fricción.
  • Plasma rico en plaquetas (PRP). Una alternativa regenerativa, que usa factores de crecimiento del propio paciente para estimular la reparación de los tejidos.

El objetivo es interrumpir el círculo dolor-inflamación-limitación que impide avanzar en la rehabilitación.

Tipos de infiltraciones en el hombro

No todas las infiltraciones son iguales. Dependiendo del lugar de aplicación y de la finalidad, pueden clasificarse en:

  • Intraarticular. El medicamento se introduce directamente dentro de la articulación glenohumeral. Es la indicada en artrosis y capsulitis adhesiva.
  • Periarticular. Se aplica alrededor de la articulación, en tendones o bursas inflamadas. Es la más frecuente en tendinitis y bursitis.
  • Subacromial. Dirigida a la bursa que se encuentra bajo el acromion, útil en pinzamiento subacromial.
  • Diagnósticas. Sirven para confirmar el origen del dolor. Por ejemplo, si tras infiltrar anestésico en la bursa el dolor desaparece, se confirma que la bursitis es la causa.
  • Terapéuticas. Son las más comunes, aplicadas con la finalidad de reducir dolor e inflamación durante semanas o meses.

Indicaciones más frecuentes

Las infiltraciones no se indican en cualquier dolor de hombro, sino en casos concretos:

  • Bursitis subacromial. La infiltración para bursitis de hombro es muy eficaz para reducir el dolor y recuperar movilidad.
  • Tendinitis del manguito rotador. En procesos inflamatorios de tendones supraespinoso, infraespinoso o subescapular.
  • Artritis y artrosis. Cuando el desgaste provoca rigidez y dolor crónico.
  • Hombro congelado. En capsulitis adhesiva, donde la infiltración ayuda a mejorar la fisioterapia.
  • Síndrome de pinzamiento. Cuando el roce entre estructuras provoca dolor al elevar el brazo.

En todos los casos, la indicación debe individualizarse y combinarse con un plan de rehabilitación.

¿Cómo se realiza el procedimiento?

El proceso suele ser rápido, ambulatorio y seguro. Consta de los siguientes pasos:

  1. Evaluación clínica y pruebas de imagen si son necesarias.
  2. Desinfección rigurosa de la piel.
  3. Anestesia local superficial, en algunos casos.
  4. Inserción de la aguja bajo control ecográfico, en algunos casos.
  5. Inyección del medicamento en la zona indicada.
  6. Reposo relativo y observación breve del paciente.

La infiltración de hombro duele solo de forma leve en la mayoría de los casos. El anestésico local minimiza la molestia, y tras unas horas puede sentirse una ligera pesadez que desaparece en 24-48 horas.

Efectos secundarios posibles

Aunque es un procedimiento seguro, la infiltración hombro puede presentar efectos secundarios, que en la mayoría de los casos son leves y transitorios:

  • Dolor o inflamación pasajera en el lugar de la inyección.
  • Atrofia o cambios en la piel cuando el corticoide afecta tejidos superficiales.
  • Debilidad tendinosa si se realizan demasiadas infiltraciones.
  • Aumento transitorio de la glucosa en pacientes con diabetes.
  • Riesgo bajo de infección si no se siguen medidas de asepsia.

El riesgo de complicaciones graves es bajo, pero por eso es fundamental que sea realizada por un especialista.

Comparación con otros tratamientos

El dolor de hombro puede tratarse de diversas formas, y la infiltración no siempre es la primera opción. Frente a los analgésicos orales, ofrece una acción local más potente y duradera. Comparada con la fisioterapia, no la sustituye, pero la facilita al reducir el dolor que impide realizar ejercicios. En relación con la cirugía, puede retrasarla o incluso evitarla en casos leves o moderados de artrosis y pinzamiento.

Por lo tanto, la infiltración debe entenderse como parte de un abordaje integral que incluye medicación oral, ejercicios de rehabilitación y, en casos necesarios, intervención quirúrgica.

Pronóstico y resultados esperados

Los resultados dependen de la patología de base y del estado del paciente. En bursitis y tendinitis, la mejoría puede ser notable desde los primeros días y mantenerse durante semanas o meses. En artrosis avanzada, el alivio es temporal, pero suficiente para mejorar la calidad de vida. En hombro congelado, la infiltración permite progresar con la fisioterapia y acortar el tiempo de recuperación.

En la mayoría de las pacientes, la mejoría funcional y la reducción del dolor permiten retomar actividades que antes eran imposibles.

Evidencia científica disponible

Diversos estudios han analizado la efectividad de las infiltraciones de hombro. En revisiones publicadas en revistas de traumatología, se observa que las infiltraciones con corticoides reducen el dolor y mejoran la función en pacientes con tendinitis y bursitis, con un beneficio que se mantiene entre 6 y 12 semanas.

En artrosis de hombro, la evidencia muestra alivio del dolor a corto y medio plazo, aunque no se modifica la evolución de la enfermedad. Por ello, se recomienda como terapia sintomática, especialmente en pacientes que no son candidatos inmediatos a cirugía.

El plasma rico en plaquetas, aunque aún necesita más ensayos clínicos robustos, ha mostrado resultados prometedores en lesiones tendinosas crónicas, favoreciendo la regeneración del tejido y mejorando la recuperación funcional.

Preguntas frecuentes

Algunas de las cuestiones más destacadas son:

  • ¿Cuántas veces se puede infiltrar? Se recomienda no superar tres infiltraciones anuales en la misma articulación.
  • ¿El efecto es inmediato? El anestésico actúa en minutos, mientras que el corticoide tarda 1-3 días en hacer efecto completo.
  • ¿Es un tratamiento definitivo? No, es una herramienta temporal que ayuda a mejorar síntomas y facilita la rehabilitación.
  • ¿Todos los pacientes son candidatos? No. Está contraindicada en infecciones, alergias a los fármacos, problemas graves de coagulación o dolor sin inflamación.
  • ¿Se puede infiltrar en deportistas? Sí, pero con control estricto y siempre combinando el tratamiento con reposo relativo y ejercicios de rehabilitación.

Cuidados tras la infiltración

Para favorecer la recuperación se aconseja:

  • Evitar movimientos bruscos durante las primeras 48 horas.
  • Aplicar frío local si hay dolor.
  • Seguir las pautas de fisioterapia indicadas.
  • No abusar de las infiltraciones sin control médico.

Consejos para prevenir recaídas

Ciertamente, la infiltración alivia el dolor, pero no elimina las causas que lo provocan. Para reducir el riesgo de recaídas conviene:

  • Mantener una buena higiene postural en el trabajo, especialmente en tareas que requieren levantar los brazos.
  • Fortalecer los músculos del manguito rotador con ejercicios específicos supervisados por un fisioterapeuta.
  • Evitar el sobrepeso, que aumenta la carga sobre las articulaciones.
  • Realizar pausas activas en trabajos que implican movimientos repetitivos de hombros y brazos.
  • Mantener una rutina de estiramientos suaves para conservar la flexibilidad articular.

Estos hábitos contribuyen a prolongar los beneficios de la infiltración y a mantener la salud del hombro a largo plazo.

Casos prácticos y ejemplos clínicos

Algunos ejemplos de la necesidad de aplicación de esta técnica son:

  • Deportistas. Los jugadores de tenis y natación son especialmente propensos a la tendinitis del manguito rotador. La infiltración permite reducir la inflamación y volver progresivamente al entrenamiento.
  • Trabajadores manuales. Pintores, albañiles o personas que realizan movimientos repetitivos con el brazo elevado pueden desarrollar bursitis. La infiltración alivia el dolor y mejora la capacidad laboral.
  • Personas mayores. En pacientes con artrosis avanzada, la infiltración retrasa la necesidad de cirugía y ofrece alivio temporal que mejora la calidad de vida.

Así, estos ejemplos muestran que la infiltración no es exclusiva de un grupo de pacientes, sino que puede adaptarse a múltiples perfiles.

Así pues, la infiltración de hombro es una técnica segura y eficaz cuando se indica de forma adecuada. Puede ser decisiva para aliviar el dolor, mejorar la movilidad y recuperar la calidad de vida en casos de bursitis, tendinitis, artrosis o síndrome de pinzamiento.

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