Reflujo gastroesofágico: causas, síntomas y alimentos desaconsejados
- Las comidas muy copiosas, ricas en grasas, alcohol o especias intensas aumentan el riesgo de reflujo.
- Adoptar una dieta adecuada es una de las mejores formas de aliviar los síntomas.

El reflujo gastroesofágico es uno de los problemas digestivos más frecuentes en adultos y también en niños. Se produce cuando el ácido del estómago asciende hacia el esófago, causando molestias como ardor, acidez o regurgitación. Aunque pueda parecer un trastorno banal, cuando se repite varias veces por semana puede convertirse en una enfermedad crónica que repercute en la calidad de vida.
¿Qué es el reflujo gastroesofágico?
El reflujo gastroesofágico ocurre cuando el esfínter esofágico inferior, una válvula que separa el esófago del estómago, no se cierra adecuadamente. Esto permite que los ácidos gástricos suban y entren en contacto con la mucosa del esófago, que no está preparada para resistir la acidez. El resultado es ardor, dolor y una sensación de quemazón característica.
Cuando este fenómeno se repite con frecuencia, hablamos de enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), una condición que requiere atención médica para evitar complicaciones.
Causas más frecuentes del reflujo gastroesofágico
Las causas del reflujo pueden ser muy variadas y, en la mayoría de los casos, se combinan varias de ellas.
- Hernia de hiato: esta condición se produce cuando parte del estómago atraviesa el diafragma y se desplaza hacia el tórax. Este desplazamiento altera la función normal del esfínter esofágico inferior y facilita que el ácido suba al esófago.
- Sobrepeso y obesidad: el exceso de grasa abdominal aumenta la presión sobre el estómago, lo que provoca que los jugos gástricos asciendan con más facilidad. Incluso ganar unos pocos kilos de más puede empeorar los síntomas.
- Embarazo: durante la gestación, el crecimiento del útero y los cambios hormonales hacen que muchas mujeres experimenten episodios de reflujo. Aunque suele mejorar tras el parto, puede resultar muy molesto.
- Alimentación inadecuada: las comidas muy copiosas, ricas en grasas, ultraprocesados, alcohol o especias intensas aumentan el riesgo de reflujo porque ralentizan la digestión y debilitan el cierre del esfínter.
- Tabaco: fumar no solo daña los pulmones, también reduce la producción de saliva, que es un mecanismo natural de protección contra el ácido, y relaja el esfínter, facilitando la subida del contenido gástrico.
- Estrés y ansiedad: las emociones intensas influyen en la motilidad gastrointestinal, favoreciendo episodios de reflujo, especialmente en personas con predisposición.
- Medicamentos: algunos fármacos como los antiinflamatorios, relajantes musculares, sedantes o ciertos antihipertensivos pueden agravar los síntomas de reflujo si se consumen con frecuencia.
Síntomas característicos del reflujo gastroesofágico
El reflujo puede manifestarse de muchas formas, aunque los síntomas principales son bastante reconocibles.
- Acidez o ardor en el pecho: es el signo más típico. Se siente como una quemazón que asciende desde el estómago hacia la garganta y que suele empeorar tras las comidas copiosas o al acostarse.
- Regurgitación ácida: muchas personas notan un sabor amargo o agrio en la boca cuando parte del contenido gástrico retorna hacia arriba, especialmente en posición tumbada.
- Dolor torácico: a veces puede confundirse con un problema cardíaco, ya que el dolor aparece en la zona del pecho y puede irradiar hacia la espalda o la mandíbula.
- Dificultad para tragar (disfagia): el ácido repetido puede irritar la mucosa y dar la sensación de que los alimentos se quedan atascados.
- Síntomas respiratorios: tos crónica, carraspera frecuente, ronquera o incluso ataques de asma pueden estar relacionados con el reflujo, especialmente en casos nocturnos.
- Problemas de sueño: el reflujo nocturno interrumpe el descanso, obligando a muchas personas a dormir semi incorporadas para reducir los síntomas.
Factores de riesgo que favorecen el reflujo
Existen ciertas condiciones que, aunque no lo causan directamente, aumentan la probabilidad de desarrollarlo o de que los síntomas sean más intensos.
- Edad avanzada: a medida que pasan los años, el tono muscular del esfínter esofágico inferior disminuye, favoreciendo el reflujo.
- Sedentarismo: la falta de actividad física contribuye al sobrepeso y empeora la motilidad digestiva, ambos factores asociados al reflujo.
- Cenas abundantes y tardías: comer mucho justo antes de acostarse es uno de los desencadenantes más comunes, ya que el estómago permanece lleno y el ácido sube con mayor facilidad.
- Antecedentes familiares: las personas con padres o hermanos que sufren reflujo tienen más probabilidad de padecerlo, lo que indica un componente genético.
Qué comer si tengo reflujo: alimentos recomendados
Adoptar una dieta adecuada es una de las mejores formas de aliviar los síntomas.
- Verduras cocidas y suaves: el calabacín, la calabaza o la zanahoria son fáciles de digerir y no aumentan la acidez, por lo que resultan muy recomendables.
- Frutas no ácidas: el plátano maduro, la manzana o la pera ayudan a saciar sin irritar el esófago. Las compotas y frutas cocidas también son buenas opciones.
- Cereales integrales: alimentos como la avena, el arroz integral o el pan de centeno aportan fibra y favorecen un tránsito digestivo saludable.
- Proteínas magras: carnes como el pollo o el pavo, y pescados blancos al horno o a la plancha, resultan ligeros y evitan la sobreproducción de ácido.
- Lácteos bajos en grasa: el yogur desnatado y los quesos frescos suaves aportan calcio y proteínas sin irritar la mucosa.
- Grasas saludables en poca cantidad: el aceite de oliva en crudo o el aguacate maduro son más fáciles de tolerar que las grasas saturadas.
Para más ideas, revisa nuestro artículo sobre menú dieta antiinflamatoria.
Alimentos que producen acidez y empeoran el reflujo
Del mismo modo, hay alimentos y bebidas que conviene limitar o evitar si se quiere controlar el reflujo.
- Café, té y bebidas con cafeína: estimulan la secreción ácida y relajan el esfínter, lo que aumenta la probabilidad de reflujo.
- Alcohol: no solo irrita la mucosa, sino que también dificulta la motilidad gástrica y potencia la acidez.
- Chocolate: su contenido en teobromina y grasa lo convierte en un clásico desencadenante de ardor.
- Tomate y cítricos: su acidez natural puede ser muy irritante para el esófago sensible.
- Frituras y ultraprocesados: las comidas rápidas, con exceso de grasa, permanecen más tiempo en el estómago y favorecen el reflujo.
- Carnes grasas y embutidos: alimentos como las salchichas, el chorizo o las costillas tardan en digerirse y aumentan la presión sobre el esfínter.
- Especias muy picantes: aunque no afectan a todo el mundo por igual, suelen agravar el ardor en quienes ya padecen reflujo.
Cuándo acudir al especialista
El reflujo ocasional puede controlarse con cambios de hábitos, pero si los síntomas se repiten con frecuencia o interfieren en la vida diaria, es fundamental consultar con un especialista.
Debes pedir cita si los episodios ocurren más de dos veces por semana, si hay dolor torácico intenso, dificultad para tragar, pérdida de peso inexplicada o tos persistente.
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