Contractura en la espalda: causas, síntomas y tratamientos
- El tratamiento de una contractura en la espalda debe adaptarse al nivel de dolor, la localización de la lesión y las posibles causas asociadas.
- Algunas presentan molestias leves, mientras que en otros casos el dolor puede ser intenso e incapacitante.

Una contractura en la espalda puede aparecer de manera repentina o desarrollarse progresivamente, afectando el bienestar físico y la calidad de vida. Esta condición, caracterizada por una contracción involuntaria y mantenida de uno o varios músculos, puede presentarse en distintas zonas: desde la espalda alta, cercana al cuello y omóplato, hasta la región lumbar.
Aunque suele ser un problema benigno, es necesario atenderlo correctamente para evitar que se cronifique. Existen distintas formas de aliviar el dolor y recuperar la movilidad, pero también estrategias preventivas que ayudan a evitar su aparición.
¿A qué se deben las contracturas en la espalda?
Las contracturas musculares en la espalda pueden tener múltiples orígenes. En la mayoría de los casos, responden a una sobrecarga del músculo o a un mal gesto repetitivo, pero también pueden deberse a factores emocionales o posturales.
Entre las causas más frecuentes se encuentran:
- Esfuerzos físicos intensos sin un calentamiento previo adecuado.
- Mala postura al sentarse o dormir, especialmente si se mantiene durante horas.
- Movimientos bruscos o incorrectos, como cargar peso de forma inadecuada.
- Estrés y ansiedad, que generan tensión en la musculatura, especialmente en la espalda alta y el cuello.
- Sedentarismo, que debilita la musculatura de sostén y facilita lesiones.
- Ejercicio excesivo o mal ejecutado, sobre todo en personas no habituadas a la actividad física.
Cómo se siente una contractura en la espalda
Las sensaciones asociadas a una contractura muscular en la espalda pueden variar de una persona a otra. Algunas presentan molestias leves, mientras que en otros casos el dolor puede ser intenso e incapacitante.
Estos son algunos síntomas característicos:
- Dolor localizado, que puede ser punzante o difuso.
- Sensación de rigidez o tirantez muscular.
- Dificultad para mover la zona afectada.
- Presencia de un nódulo o punto duro al tacto.
- Dolor que aumenta al realizar determinados movimientos o al aplicar presión.
Cuando la contractura afecta a la espalda alta, puede irradiarse hacia el cuello, hombros e incluso provocar cefaleas tensionales. En estos casos, es común hablar de contractura de la espalda alta o cervical, donde el omóplato también puede verse implicado, generando molestias al respirar o mover los brazos.
Qué es un tirón en la espalda y cómo se relaciona con una contractura
El término «tirón» en la espalda se refiere a una contracción repentina del músculo que provoca dolor agudo. Aunque en ocasiones se utiliza como sinónimo de contractura, en realidad un tirón suele ser más brusco y relacionado con un esfuerzo inmediato, como levantar un objeto pesado o hacer un movimiento forzado.
En cambio, una contractura puede desarrollarse progresivamente, sin un evento desencadenante claro, y mantenerse durante días o semanas si no se trata adecuadamente.
Cuánto dura una contractura en la espalda
La duración de una contractura depende de su causa, del tratamiento aplicado y de las condiciones generales de la persona. En situaciones leves, puede resolverse en pocos días, mientras que en casos más complejos puede prolongarse durante varias semanas.
En promedio:
- Las contracturas leves mejoran en 3 a 7 días.
- Las contracturas moderadas pueden requerir entre 1 y 3 semanas.
- Las contracturas crónicas pueden necesitar tratamiento prolongado, fisioterapia y cambios en el estilo de vida para resolverse completamente.
No tratar a tiempo una contractura puede favorecer la aparición de otras lesiones musculares o articulares. Por eso, es recomendable actuar desde los primeros síntomas.
Cómo quitar una contractura de la espalda
El tratamiento de una contractura en la espalda debe adaptarse al nivel de dolor, la localización de la lesión y las posibles causas asociadas. Existen diversas estrategias para aliviar el malestar y acelerar la recuperación.
Tratamientos recomendados:
- Reposo relativo, evitando esfuerzos, pero manteniendo cierta movilidad para no agravar la rigidez.
- Aplicación de calor local mediante mantas eléctricas, bolsas de agua caliente o duchas calientes. El calor relaja el músculo y mejora la circulación.
- Masajes descontracturantes, realizados por profesionales, que ayudan a liberar la tensión acumulada.
- Fisioterapia, con técnicas como el ultrasonido, la electroterapia o el estiramiento guiado.
- Analgésicos o antiinflamatorios (siempre con indicación médica) para controlar el dolor.
- Estiramientos suaves y progresivos, especialmente cuando el dolor agudo ha disminuido.
- Ejercicios de movilidad y fortalecimiento de la espalda, guiados por un fisioterapeuta.
Cómo curar una contractura en la espalda de forma efectiva
Más allá del alivio inmediato, es fundamental prevenir la reaparición del problema. Para ello, se recomienda adoptar hábitos que protejan la musculatura y fortalezcan la estructura de soporte del cuerpo.
Algunas medidas útiles incluyen:
- Mantener una buena higiene postural al estar sentado, de pie o dormir.
- Realizar pausas activas si se trabaja muchas horas frente al ordenador.
- Incorporar una rutina de estiramientos diarios, especialmente al empezar y terminar el día.
- Hacer ejercicio de forma regular, combinando actividad cardiovascular con ejercicios de fuerza.
- Evitar cargar objetos pesados de forma inadecuada. Si es necesario, flexionar las rodillas y mantener la espalda recta.
- Reducir el estrés mediante técnicas de relajación, meditación o respiración profunda.
Contractura en el omóplato: un foco habitual de molestias
La contractura en el omóplato es una de las formas más comunes de contractura espalda alta. En esta zona convergen músculos como el trapecio, el romboides o el elevador de la escápula, que pueden verse afectados por tensión crónica, sobreesfuerzos o estrés emocional.
Los síntomas incluyen:
- Dolor punzante o constante cerca del omóplato.
- Sensación de «nudo» o presión en la zona.
- Limitación al girar el cuello o levantar los brazos.
- En algunos casos, irradiación hacia el brazo o el tórax.
El tratamiento suele incluir masaje terapéutico, estiramientos específicos y ejercicios para mejorar la movilidad escapular. En casos recurrentes, puede ser útil revisar la ergonomía del puesto de trabajo y mejorar la calidad del descanso.
Contractura muscular espalda: ¿es bueno nadar?
Una duda frecuente es si conviene realizar ejercicio cuando se presenta una contractura muscular espalda. En este sentido, la natación es una de las actividades más recomendadas, pero siempre con matices.
¿Es bueno nadar con contractura en la espalda?
La natación puede ser beneficiosa porque:
- Favorece la movilidad articular sin impacto.
- Ayuda a relajar los músculos gracias al efecto del agua caliente en piscinas climatizadas.
- Mejora la postura corporal y la respiración.
- Estimula la circulación y la oxigenación muscular.
Sin embargo, hay que tener precaución. Nadar con dolor intenso o realizar movimientos inadecuados puede agravar la contractura. Por eso, se aconseja:
- Evitar estilos que generen tensión, como la braza (si hay dolor cervical).
- Comenzar con ejercicios suaves en el agua.
- Consultar previamente con un fisioterapeuta o médico rehabilitador.
Prevención: clave para evitar nuevas contracturas
Las contracturas tienden a repetirse si no se corrigen las causas subyacentes. La prevención es tan importante como el tratamiento, especialmente en personas que trabajan muchas horas sentadas, conducen, levantan peso o están expuestas al estrés crónico.
Algunos consejos útiles:
- Invertir en una silla ergonómica si se trabaja frente a un ordenador.
- Dormir con un colchón de firmeza media y almohada adecuada.
- Mantenerse bien hidratado.
- Evitar el sedentarismo.
- Realizar ejercicios de fortalecimiento del core (zona abdominal y lumbar).
Además, ante cualquier señal de dolor muscular persistente, es recomendable acudir a un especialista para valorar si se trata de una contractura simple u otra patología que requiere atención específica.
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