Qué se puede detectar con una gastroscopia

La gastroscopia es una técnica diagnóstica indispensable en medicina digestiva. Permite observar con precisión el interior del tubo digestivo superior —esófago, estómago y parte del duodeno— gracias a una cámara insertada mediante un tubo flexible. Esta prueba es mínimamente invasiva, se realiza de forma ambulatoria y su eficacia en la detección de enfermedades gastrointestinales la convierte en una herramienta de primera elección en numerosos cuadros clínicos.

Al visualizar directamente la mucosa digestiva, es posible identificar lesiones, inflamaciones, sangrados o alteraciones estructurales. También permite tomar biopsias para confirmar diagnósticos, descartar malignidades o detectar infecciones.

Visualización directa: una ventaja frente a otras pruebas

A diferencia de otras pruebas de imagen como radiografías o ecografías, la gastroscopia ofrece una visión directa y en tiempo real. Esto proporciona una mayor sensibilidad y especificidad en el diagnóstico. Además, se puede intervenir durante el procedimiento: cauterizar lesiones sangrantes, extraer pólipos o dilatar zonas estrechas.

Estas capacidades terapéuticas amplían su utilidad, ya que no solo se limita a observar, sino que permite actuar con precisión en casos urgentes o complejos.

Enfermedades que detecta una gastroscopia

A continuación, se presentan las enfermedades más comunes que se pueden detectar mediante esta prueba, junto con la información clínica relevante y el papel de la gastroscopia en cada caso.

Gastritis

La gastritis es la inflamación de la mucosa del estómago. Puede ser aguda o crónica y sus causas más frecuentes incluyen:

• Infección por Helicobacter pylori.
• Consumo prolongado de antiinflamatorios.
• Alcohol, tabaco y estrés.
• Enfermedades autoinmunes.

Durante la gastroscopia se observan áreas enrojecidas, presencia de erosiones, sangrados leves o atrofia de la mucosa. También es habitual que se tomen biopsias para identificar la presencia de H. pylori o cambios estructurales indicativos de evolución hacia patologías más graves, como la metaplasia intestinal.

Reflujo gastroesofágico (ERGE)

La enfermedad por reflujo gastroesofágico se caracteriza por el paso del contenido ácido del estómago hacia el esófago, irritando su mucosa. Los síntomas incluyen ardor (pirosis), regurgitación ácida, tos nocturna o dolor torácico.

Con la gastroscopia se pueden identificar:

• Esofagitis erosiva.
• Úlceras esofágicas.
• Estenosis por cicatrización crónica.
• Cambios precancerosos como el esófago de Barrett.

Este último requiere seguimiento regular por su potencial de desarrollar adenocarcinoma esofágico. La detección precoz es crucial para iniciar tratamiento con inhibidores de la bomba de protones o aplicar terapias endoscópicas.

Úlceras gástricas y duodenales

Las úlceras son lesiones profundas que afectan la mucosa del estómago o el duodeno. Sus causas principales son:

• Infección por Helicobacter pylori.
• Uso prolongado de AINEs.
• Estrés físico o enfermedades graves.

La gastroscopia permite ver la localización exacta de la úlcera, su tamaño y aspecto. Las úlceras gástricas, especialmente, deben biopsiarse para descartar malignidad. También es posible observar si hay sangrado activo, coágulos adheridos o signos de perforación inminente.

Pólipos gástricos

Los pólipos son crecimientos anómalos en la mucosa gástrica. Suelen ser asintomáticos y se detectan de forma incidental. Existen varios tipos:

• Hiperplásicos (benignos, frecuentes).
• Adenomatosos (con potencial maligno).
• Asociados a gastritis crónica atrófica.

Durante la gastroscopia pueden extirparse en el mismo procedimiento o tomarse biopsias para análisis histológico. Su detección precoz y seguimiento permiten prevenir transformaciones malignas.

Cáncer gástrico y esofágico

La detección precoz del cáncer digestivo es uno de los grandes logros de la gastroscopia. Esta prueba puede identificar tumores en fases iniciales que aún no presentan síntomas evidentes.

Los hallazgos sugestivos incluyen:

• Lesiones ulceradas irregulares.
• Masas con crecimiento exofítico.
• Áreas infiltradas con bordes elevados.
• Sangrado espontáneo al contacto.

En estos casos, se toman múltiples biopsias para confirmar el diagnóstico y establecer el tipo de tumor. Cuanto antes se detecte, mayores son las posibilidades de un tratamiento curativo.

Hernia de hiato

La hernia de hiato ocurre cuando una parte del estómago asciende al tórax a través del diafragma. Aunque en muchos casos es asintomática, puede asociarse a reflujo ácido, dolor torácico o sensación de plenitud.

Con la gastroscopia se puede visualizar el desplazamiento y observar si hay lesiones asociadas como esofagitis o Barrett. Esto permite ajustar el tratamiento médico o plantear cirugía si hay complicaciones.

Estenosis y estrechamientos

Una estenosis es un estrechamiento anormal del esófago o el píloro. Puede deberse a:

• Cicatrización por reflujo crónico.
• Complicaciones postquirúrgicas.
• Tumores obstructivos.
• Estenosis péptica.

Durante la gastroscopia, se observa el diámetro de la luz intestinal y si es necesario se puede realizar una dilatación con balón para mejorar el paso del alimento y aliviar los síntomas.

Sangrado digestivo alto

La gastroscopia es la prueba de elección en casos de:

• Vómitos con sangre (hematemesis).
• Deposiciones oscuras (melenas).
• Anemia ferropénica sin causa aparente.

Permite localizar el origen del sangrado, que puede ser:

• Úlceras activas.
• Várices esofágicas.
• Angiodisplasias.
• Tumores hemorrágicos.
• Lesiones de Dieulafoy.

Además, en el mismo procedimiento se pueden aplicar tratamientos: inyecciones de adrenalina, colocación de clips hemostáticos o coagulación por láser o argón.

Infección por Helicobacter pylori

Esta bacteria afecta a más de la mitad de la población mundial y es una de las principales causas de gastritis y úlceras. Su detección mediante biopsia gástrica en gastroscopia es uno de los métodos más precisos.

Una vez detectada, el tratamiento permite reducir significativamente el riesgo de complicaciones gástricas a largo plazo, como el cáncer gástrico.

Enfermedad celíaca

Aunque no siempre se diagnostica con gastroscopia, en casos sospechosos se toma una biopsia del duodeno para valorar el grado de atrofia de las vellosidades intestinales. Esta técnica ayuda a confirmar la enfermedad celíaca en pacientes con diarrea crónica, pérdida de peso o anemia persistente.

Otros hallazgos posibles

Además de las patologías mencionadas, la gastroscopia puede revelar:

• Cambios inflamatorios inespecíficos.
• Lesiones submucosas.
• Cuerpos extraños ingeridos.
• Infecciones oportunistas en pacientes inmunodeprimidos.

En personas con síntomas atípicos o enfermedades sistémicas, esta prueba puede proporcionar pistas diagnósticas esenciales.

¿Cuándo está indicada una gastroscopia?

Algunas de las razones por las que un médico puede indicar esta prueba incluyen:

• Ardor o acidez persistente.
• Dolor epigástrico no explicado.
• Anemia sin causa clara.
• Vómitos con sangre o melenas.
• Disfagia (dificultad para tragar).
• Pérdida de peso involuntaria.
• Seguimiento de pólipos o esófago de Barrett.
• Control postquirúrgico.

Ventajas de un diagnóstico precoz

Detectar una enfermedad digestiva en fases tempranas mejora el pronóstico y reduce complicaciones. La gastroscopia permite identificar alteraciones antes de que generen síntomas graves, facilitando intervenciones mínimas y tratamientos eficaces.

En SaludOnNet, es posible acceder a esta prueba sin largas listas de espera, con precios accesibles y profesionales expertos que garantizan comodidad y precisión.