Hormigueo en manos y pies: el cuerpo envía señales nerviosas
- aparece cuando hay una alteración en la transmisión de los impulsos nerviosos o en el flujo sanguíneo que llega a los nervios periféricos
- Sensaciones anormales que conviene entender y valorar.

El hormigueo en manos y pies es una sensación muy común que, en la mayoría de los casos, aparece de forma transitoria y sin consecuencias graves. Se describe como pinchazos, cosquilleo, adormecimiento o la sensación de “corriente eléctrica” en las extremidades. Sin embargo, cuando esta percepción se repite con frecuencia, dura más de lo habitual o se acompaña de otros síntomas, puede estar indicando que algo no funciona correctamente en el sistema nervioso, circulatorio o metabólico.
Muchas personas se preguntan por qué se siente hormigueo en las manos y pies incluso en reposo, al despertar o sin una causa aparente. La respuesta no es única, ya que el origen puede ser muy diverso: desde una mala postura hasta enfermedades neurológicas o déficits vitamínicos. Comprender qué significa el hormigueo en manos y pies permite saber cuándo se trata de algo puntual y cuándo conviene consultar con un especialista.
A qué se debe el hormigueo en manos y pies
El hormigueo aparece cuando hay una alteración en la transmisión de los impulsos nerviosos o en el flujo sanguíneo que llega a los nervios periféricos. Esa interrupción puede ser temporal o persistente, leve o intensa, y afectar a una sola zona o a varias partes del cuerpo al mismo tiempo.
1. Compresión nerviosa y malas posturas
Una de las causas más frecuentes es la presión prolongada sobre un nervio. Dormir en una postura inadecuada, apoyar el peso del cuerpo sobre un brazo o mantener las piernas cruzadas durante mucho tiempo puede provocar entumecimiento en manos o piernas.
En estos casos, muchas personas describen que “se les duerme” una extremidad y, al moverla, aparece el hormigueo. Suele resolverse en pocos minutos, sin dejar secuelas.
2. Problemas de circulación
Una circulación deficiente puede reducir el aporte de oxígeno a los nervios. Esto ocurre, por ejemplo, en personas con enfermedad arterial periférica, varices importantes o frío intenso. El flujo sanguíneo disminuye y el nervio responde con sensaciones anómalas.
En este contexto, es habitual notar hormigueo en las piernas en reposo, especialmente al estar sentado durante mucho tiempo o por la noche.
3. Déficit de vitaminas y minerales
Las vitaminas del grupo B, especialmente la B12, son esenciales para el correcto funcionamiento del sistema nervioso. Un déficit prolongado puede causar hormigueo, adormecimiento e incluso pérdida de sensibilidad.
También la falta de magnesio o potasio puede provocar síntomas neuromusculares. Por este motivo, cuando alguien se pregunta por qué siento hormigueo en las manos y pies de forma persistente, una analítica suele ser una de las primeras pruebas indicadas.
4. Diabetes y neuropatía periférica
La diabetes es una de las causas más relevantes de hormigueo crónico. El exceso de glucosa en sangre daña progresivamente los nervios periféricos, originando la llamada neuropatía diabética.
En estos casos, el hormigueo suele comenzar en los pies y avanzar hacia las piernas y las manos. Puede acompañarse de dolor, pérdida de sensibilidad o sensación de quemazón.
5. Trastornos neurológicos
Algunas enfermedades del sistema nervioso central o periférico pueden manifestarse con hormigueo. Entre ellas se incluyen:
- Neuropatías periféricas no diabéticas.
- Síndrome del túnel carpiano.
- Hernias discales cervicales o lumbares.
- Esclerosis múltiple.
Cuando el síntoma aparece de forma localizada, por ejemplo, hormigueo en la mano derecha, puede estar relacionado con atrapamientos nerviosos específicos, como el túnel carpiano, más frecuente en mujeres.
6. Ansiedad y estrés
El estrés mantenido y los episodios de ansiedad pueden provocar hiperventilación, cambios en la circulación y tensión muscular. Todo ello puede desencadenar hormigueo en manos, pies o incluso hormigueo en la cabeza.
Aunque no suele ser peligroso, este tipo de hormigueo genera mucha inquietud y lleva a pensar en causas graves que, en realidad, no existen.
Cuando se duermen las piernas y cuesta caminar
Una situación especialmente llamativa es cuando alguien experimenta que se le duermen las piernas y no puede caminar durante unos segundos o minutos. Este episodio puede deberse a una compresión nerviosa transitoria, como ocurre al levantarse bruscamente después de estar sentado mucho tiempo.
Sin embargo, si esta dificultad para caminar se repite, dura más de unos minutos o se acompaña de debilidad muscular, pérdida de fuerza o alteraciones del equilibrio, es fundamental descartar problemas neurológicos o circulatorios más serios.
Qué pruebas ayudan a identificar la causa
El estudio del hormigueo depende de la duración, la intensidad y los síntomas asociados. Entre las pruebas más habituales se encuentran:
- Análisis de sangre, para valorar glucosa, vitaminas, función tiroidea y electrolitos.
- Electromiografía, que analiza la conducción nerviosa.
- Pruebas de imagen, como resonancia magnética, si se sospechan hernias o lesiones neurológicas.
- Exploración neurológica completa, clave para orientar el diagnóstico.
No todos los casos requieren estudios complejos, pero cuando el hormigueo es persistente, progresivo o incapacitante, la valoración médica resulta esencial.
Situaciones en las que conviene consultar sin demora
Aunque muchas veces el hormigueo no reviste gravedad, existen señales de alarma que no deben ignorarse:
- Hormigueo acompañado de debilidad o parálisis.
- Pérdida de control de esfínteres.
- Alteraciones del habla o la visión.
- Dolor intenso y repentino.
- Empeoramiento progresivo de los síntomas.
En estos casos, la atención médica debe ser inmediata.
Cómo aliviar el hormigueo en casos leves
Cuando el origen es funcional o leve, algunas medidas pueden ayudar a reducir la frecuencia del hormigueo:
- Cambiar de postura con frecuencia.
- Evitar presiones prolongadas sobre brazos y piernas.
- Mantener una buena hidratación.
- Cuidar la alimentación para prevenir déficits vitamínicos.
- Controlar el estrés y la ansiedad.
- Realizar ejercicio físico moderado de forma regular.
Estas recomendaciones no sustituyen al diagnóstico médico, pero pueden ser útiles como apoyo.
Escuchar al cuerpo y actuar a tiempo
El hormigueo es una señal del organismo que no siempre indica enfermedad, pero tampoco debe normalizarse cuando se vuelve habitual. Identificar a qué se debe el hormigueo en manos y pies permite actuar de forma precoz y evitar complicaciones mayores, especialmente cuando existe una patología de base.
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