Dolor en la ingle: causas frecuentes y cuándo conviene consultar
- Dolor en la ingle: causas musculares, abdominales y articulares.
- Dolor en la ingle derecha o izquierda: por qué no es lo mismo.

El dolor en la ingle es un motivo de consulta habitual tanto en hombres como en mujeres. La ingle es una zona anatómica compleja, situada entre el abdomen y el muslo, por donde pasan músculos, tendones, nervios y estructuras importantes como el canal inguinal. Por este motivo, los dolores en la ingle pueden tener orígenes muy distintos y no siempre están relacionados con un problema grave, aunque tampoco conviene restarles importancia.
La localización exacta del dolor, su intensidad, si aparece en reposo o con el movimiento y si se acompaña de otros síntomas ayudan a orientar la causa. No es lo mismo un dolor en la ingle derecha que un dolor en la ingle izquierda, ni un dolor agudo tras un esfuerzo que una molestia persistente que va aumentando con los días.
A qué se debe el dolor en la ingle
Cuando surge la duda de a qué se debe el dolor en la ingle, la respuesta suele estar relacionada con uno de estos grandes grupos: causas musculares, problemas articulares, alteraciones abdominales o trastornos urológicos y ginecológicos. La edad, el sexo y el nivel de actividad física influyen mucho en el diagnóstico.
Entre las causas más frecuentes del dolor de ingle se encuentran las siguientes.
1. Sobrecarga o lesión muscular
Es la causa más habitual, especialmente en personas activas o deportistas. Un mal gesto, un estiramiento brusco o un sobreesfuerzo pueden provocar una distensión o rotura de los músculos aductores, responsables de aproximar las piernas.
El dolor suele empeorar al caminar, subir escaleras o separar las piernas, y mejora con el reposo. En estos casos, el dolor se localiza claramente en la ingle y puede irradiarse hacia el muslo interno.
2. Hernia inguinal
Cuando aparece un bulto en la zona acompañado de dolor, aumenta la sospecha de hernia. Se produce cuando una parte del intestino sobresale a través de un punto débil de la pared abdominal. El dolor en la ingle suele aumentar al toser, levantar peso o hacer esfuerzo.
En fases iniciales puede manifestarse solo como una molestia intermitente, lo que lleva a retrasar el diagnóstico.
3. Problemas de cadera
La cadera comparte inervación con la ingle, por lo que algunas patologías articulares se manifiestan como dolor en la ingle. La artrosis, el pinzamiento femoroacetabular o la inflamación de los tendones cercanos pueden provocar dolor al andar, al girar la pierna o al permanecer mucho tiempo sentado.
En personas jóvenes activas, esta causa es más frecuente de lo que se suele pensar.
4. Adenopatías inguinales
Los ganglios inflamados en la ingle pueden producir dolor y sensibilidad al tacto. Suelen aparecer en el contexto de infecciones cutáneas, urinarias o de transmisión sexual. En estos casos, el dolor en la ingle suele acompañarse de sensación de bulto doloroso y, en ocasiones, fiebre.
Dolor en la ingle derecha o izquierda: diferencias importantes
La pregunta sobre a qué se debe el dolor en la ingle derecha o a qué se debe el dolor en la ingle izquierda es muy habitual, ya que la localización puede orientar hacia causas específicas.
1. Dolor en la ingle derecha
Además de las causas musculares o hernias, el dolor en esta zona puede relacionarse con procesos abdominales como la apendicitis. En fases iniciales, el dolor puede ser difuso y localizarse en la ingle derecha antes de desplazarse al abdomen inferior. Si se acompaña de fiebre, náuseas o malestar general, conviene descartar esta posibilidad con urgencia.
También pueden influir problemas del colon o del uréter derecho, especialmente si el dolor se irradia hacia la espalda o la zona lumbar.
2. Dolor en la ingle izquierda
El dolor en ingle izquierda puede estar relacionado con alteraciones del colon descendente, como diverticulitis, sobre todo en personas adultas. En hombres, también puede asociarse a problemas testiculares o del cordón espermático.
En ambos lados, la presencia de dolor irradiado hacia el muslo, la cadera o el abdomen obliga a una valoración más amplia.
3. Dolor en la ingle en hombres
El dolor en ingle izquierda en el hombre o en la derecha puede estar relacionado con causas urológicas: infecciones urinarias, prostatitis, epididimitis o varicocele. En estos casos, el dolor suele acompañarse de molestias al orinar, cambios en el testículo o sensación de pesadez escrotal.
Síntomas de alarma que no conviene ignorar
Aunque muchos dolores en la ingle tienen un origen benigno, existen señales que aconsejan consultar sin demora:
- Dolor intenso y repentino sin causa aparente.
- Fiebre, náuseas o vómitos asociados.
- Bulto duro o doloroso que no desaparece.
- Dificultad para caminar o apoyar la pierna.
- Dolor persistente que no mejora tras varios días de reposo.
Estos síntomas pueden indicar infecciones, hernias complicadas o problemas abdominales que requieren tratamiento específico.
Cómo se diagnostica el dolor en la ingle
El diagnóstico parte siempre de una buena historia clínica y una exploración física detallada. El profesional valorará la movilidad de la cadera, la presencia de puntos dolorosos, inflamación o masas, y la relación del dolor con el movimiento o el esfuerzo.
En función de la sospecha, pueden solicitarse pruebas complementarias como ecografía, resonancia magnética, radiografía o análisis de sangre y orina. Estas pruebas permiten diferenciar si el origen es muscular, articular, abdominal o urológico.
Tratamiento según la causa
El tratamiento del dolor en la ingle depende totalmente del origen del problema. En lesiones musculares leves suele bastar con reposo, frío local, antiinflamatorios y fisioterapia progresiva. Las hernias inguinales, en cambio, suelen requerir tratamiento quirúrgico para evitar complicaciones.
Cuando el dolor se debe a infecciones o problemas internos, el abordaje médico precoz es clave para una buena evolución y para evitar que el problema se cronifique.
Un dolor persistente en la ingle no debería normalizarse ni tratarse únicamente con analgésicos sin un diagnóstico claro. Contar con una valoración médica permite identificar la causa real y aplicar el tratamiento más adecuado desde el inicio.
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