Dieta para el hígado graso: alimentos recomendados y hábitos
- Una dieta equilibrada, basada en alimentos reales y con baja carga glucémica, ayuda a reducir la grasa acumulada en el hígado.
- Hay una serie de hábitos que ayudan a revertir esta condición y a mejorar la función hepática.

El hígado graso, también conocido como esteatosis hepática, es una patología silenciosa que ha ganado terreno en los últimos años. El aumento de casos se relaciona directamente con el estilo de vida actual, marcado por una alimentación rica en ultraprocesados, el sedentarismo y la obesidad. Aunque puede ser reversible, si no se trata a tiempo puede derivar en complicaciones más graves como la fibrosis hepática, la cirrosis o incluso el cáncer de hígado.
Modificar los hábitos alimentarios y adoptar una rutina saludable es la piedra angular del tratamiento. Saber qué comer y qué evitar marca una gran diferencia en el pronóstico. Por ello, una dieta para el hígado graso bien diseñada es clave para frenar el avance de la enfermedad y mejorar la calidad de vida.
Qué es el hígado graso y por qué aparece
La esteatosis hepática consiste en la acumulación excesiva de grasa en las células del hígado. Existen dos tipos:
- Hígado graso no alcohólico (NAFLD): no está relacionado con el consumo de alcohol y es el más común.
- Hígado graso alcohólico: asociado al consumo crónico de bebidas alcohólicas.
El tipo no alcohólico suele estar relacionado con factores como:
- Sobrepeso u obesidad.
- Diabetes tipo 2.
- Colesterol o triglicéridos altos.
- Resistencia a la insulina.
- Alimentación inadecuada.
- Vida sedentaria.
Afortunadamente, al ser una condición reversible en muchos casos, los cambios en el estilo de vida pueden tener un impacto directo en la mejora de la salud hepática.
Alimentos recomendados para el hígado graso
Una dieta equilibrada, basada en alimentos reales y con baja carga glucémica, ayuda a reducir la grasa acumulada en el hígado. A continuación, se detallan los grupos más beneficiosos:
1. Verduras de hoja verde y crucíferas
Aportan antioxidantes, fibra y muy pocas calorías. Además, tienen un efecto desintoxicante para el hígado.
- Espinacas, acelgas, rúcula.
- Brócoli, coliflor, coles de Bruselas.
2. Frutas con bajo índice glucémico
Aunque las frutas tienen fructosa, su contenido en fibra y micronutrientes las hace saludables si se consumen con moderación.
- Manzana, pera, naranja.
- Fresas, arándanos, kiwi.
Evitar los zumos y preferir siempre la pieza entera.
3. Legumbres y cereales integrales
Son fuente de proteína vegetal, fibra y nutrientes. Ayudan a controlar el azúcar en sangre y a mejorar el perfil lipídico.
- Lentejas, garbanzos, alubias.
- Avena integral, arroz integral, quinoa.
4. Pescado azul
Aporta ácidos grasos omega-3, con propiedades antiinflamatorias y protectoras del hígado.
- Sardinas, salmón, caballa.
Se recomienda incluirlo al menos 2 veces por semana.
5. Frutos secos y semillas
Siempre en su versión natural y sin sal añadida. Ricos en grasas saludables, vitaminas y minerales.
- Nueces, almendras, semillas de chía, lino o calabaza.
Con moderación, unas 3-4 veces por semana.
6. Aceite de oliva virgen extra
Grasa saludable ideal para cocinar o aliñar. Tiene efecto protector frente al daño hepático.
7. Infusiones y bebidas beneficiosas
- Té verde: antioxidante hepático.
- Infusión de cardo mariano: planta reconocida por sus propiedades hepatoprotectoras.
- Agua con limón en ayunas: estimula la función hepática.
Hígado graso alimentos prohibidos
Tener claro qué alimentos están desaconsejados es tan importante como saber cuáles incorporar. Evitar lo siguiente puede ayudar a frenar el avance de la enfermedad:
- Azúcares añadidos: refrescos, bollería, zumos envasados, postres industriales.
- Hidratos de carbono refinados: pan blanco, arroz blanco, pasta no integral.
- Grasas trans y saturadas: comida rápida, snacks, embutidos, productos ultraprocesados.
- Alcohol: incluso en pequeñas cantidades puede acelerar el daño hepático.
- Bebidas energéticas y gaseosas.
- Café en exceso o con añadidos calóricos.
El consumo habitual de estos productos puede causar resistencia a la insulina, inflamación y acumulación de grasa en el hígado, dificultando su recuperación.
Hígado inflamado dieta: cómo aliviar los síntomas
Cuando el hígado graso avanza, puede aparecer inflamación hepática (esteatohepatitis). En este caso, la dieta debe ser aún más estricta para evitar que la condición progrese.
Se recomienda:
- Aumentar el consumo de antioxidantes: arándanos, brócoli, cúrcuma.
- Reducir el índice glucémico general de las comidas.
- Incluir más alimentos ricos en colina, como los huevos, que ayudan al metabolismo de las grasas.
- Beber suficiente agua: al menos 1.5–2 litros al día.
- Evitar el ayuno prolongado o las dietas extremas.
Hábitos clave para mejorar el hígado graso
Más allá de la alimentación, hay una serie de hábitos que ayudan a revertir esta condición y a mejorar la función hepática:
1.Perder peso de forma progresiva. Bajar entre un 7% y un 10% del peso corporal puede mejorar considerablemente la acumulación de grasa en el hígado. No se trata de dietas milagro, sino de constancia y equilibrio.
2. Realizar ejercicio físico regular. Se recomienda combinar ejercicios aeróbicos (caminar, nadar, bicicleta) con entrenamiento de fuerza al menos 3-5 días por semana.
3. Dormir bien. El descanso adecuado regula las hormonas que influyen en el metabolismo y evita la acumulación de grasa visceral.
4. Reducir el estrés. El estrés crónico eleva el cortisol, que está vinculado con la acumulación de grasa abdominal y hepática.
5. Controlar la glucemia y la presión arterial. En pacientes con diabetes tipo 2 o hipertensión, el control de estas patologías es esencial para evitar que el hígado graso se complique.
6. Realizar controles médicos periódicos. Especialmente si hay antecedentes familiares o factores de riesgo. Un análisis de sangre con transaminasas y ecografía hepática pueden detectar precozmente el problema.
Suplementos y ayudas complementarias
Aunque no sustituyen la dieta, algunos suplementos pueden ser útiles como parte del tratamiento:
- Omega-3: mejora el perfil lipídico y tiene efecto antiinflamatorio.
- Vitamina E: antioxidante que puede reducir la inflamación hepática (debe usarse bajo supervisión médica).
- Colina: mejora el metabolismo lipídico en el hígado.
- Silimarina (cardo mariano): ayuda a regenerar las células hepáticas.
Siempre se debe consultar con un especialista antes de iniciar cualquier suplemento, ya que algunos pueden tener interacciones o estar contraindicados.
Recuperar la salud hepática no es cuestión de días, pero sí es posible. Con constancia, buenos hábitos y una alimentación adecuada, el hígado puede regenerarse y funcionar correctamente. Seguir una dieta para el hígado graso, evitando los alimentos prohibidos para el hígado graso y cuidando el resto de los pilares de salud, permite revertir la condición y prevenir complicaciones mayores.
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