Rotura de frenillo: causas, consecuencias y tratamiento

La rotura del frenillo peneano es un episodio relativamente común que puede generar preocupación y confusión. Aunque suele presentarse de forma repentina durante la actividad sexual, su gravedad depende de varios factores, y en muchos casos no representa un riesgo serio para la salud. Conocer qué es el frenillo, por qué puede romperse y cómo tratar la lesión adecuadamente permite evitar complicaciones y actuar con tranquilidad.

¿Qué es el frenillo de los hombres?

El frenillo es una pequeña banda de tejido que conecta la parte inferior del glande con el prepucio. Su función es facilitar el movimiento del prepucio hacia atrás, permitiendo descubrir el glande de manera natural. Sin embargo, en algunos hombres este tejido es demasiado corto, lo que se conoce como frenillo corto o frenillo breve, una condición que puede causar molestias durante las relaciones sexuales y aumentar el riesgo de desgarro.

Esta estructura está muy vascularizada, es decir, contiene numerosos vasos sanguíneos, por lo que una rotura, aunque pequeña, puede sangrar de forma abundante. Este sangrado, si bien puede resultar alarmante, rara vez implica una emergencia médica.

¿Qué pasa si se te rompe el frenillo?

Cuando el frenillo se rompe, el síntoma principal es el sangrado inmediato acompañado de dolor localizado en el pene. En la mayoría de los casos, la herida es superficial y cicatriza por sí sola. Sin embargo, es importante realizar una limpieza adecuada de la zona para prevenir infecciones y facilitar la recuperación.

Los síntomas habituales tras una rotura incluyen:

• Dolor o escozor al orinar.
• Inflamación leve en la zona.
• Pequeño hematoma o hinchazón en el glande.
• Dificultad para mantener relaciones sexuales hasta la cicatrización.

En algunos casos, el desgarro puede ser más profundo o repetirse con frecuencia, lo que puede requerir valoración médica.

¿Es grave la rotura de frenillo?

No suele ser grave, pero requiere atención. El riesgo principal es la posibilidad de infección o de que el tejido cicatrice mal, generando molestias crónicas o pérdida de sensibilidad en el área. Si el sangrado no cesa después de 10-15 minutos de aplicar presión, o si hay signos de infección como enrojecimiento persistente, secreción purulenta o fiebre, es necesario acudir al médico.

Las complicaciones más frecuentes incluyen:

• Reapertura de la herida durante nuevas relaciones sexuales.
• Cicatrización con tejido fibroso que reduce la elasticidad del frenillo.
• Necesidad de tratamiento quirúrgico si hay repetición del desgarro.

¿Es buena la rotura de frenillo?

Esta es una de las preguntas más controvertidas. Algunas personas creen que romper el frenillo puede ser beneficioso si este era demasiado corto, ya que tras la cicatrización se gana elasticidad y se eliminan molestias durante las relaciones sexuales.

Sin embargo, este “beneficio” no se logra sin riesgos. Romper el frenillo de forma espontánea no es el método recomendado para corregir su longitud. Lo ideal es acudir a un urólogo para una valoración. Si el frenillo corto es problemático, existe la opción de una intervención quirúrgica sencilla y segura.

En conclusión, aunque a veces la rotura puede terminar con un resultado funcional mejor, no es recomendable provocarla ni considerarla “buena” sin supervisión médica.

Cómo curar rotura de frenillo

La curación de una rotura de frenillo depende del cuidado de la herida y de evitar nuevas agresiones durante el proceso de cicatrización. Los pasos recomendados para una buena recuperación incluyen:

• Detener el sangrado:
  • Aplicar presión directa con una gasa estéril durante 10-15 minutos.
  • No utilizar algodón, ya que puede dejar residuos en la herida.
• Higiene adecuada:
  • Lavar con agua tibia y jabón neutro una o dos veces al día.
  • Secar bien la zona sin frotar.
• Evitar relaciones sexuales durante al menos 7-10 días o hasta que el tejido haya cicatrizado completamente.
• Uso de cremas cicatrizantes o antibióticas (solo si son indicadas por el médico).
• Ropa interior de algodón para mantener la zona ventilada y seca.

Si el frenillo vuelve a romperse de manera repetida o el dolor no mejora en pocos días, es recomendable consultar a un especialista.

¿Cuándo es necesaria una operación de frenillo?

La operación del frenillo (también llamada frenuloplastia) es una intervención ambulatoria que se realiza cuando hay un frenillo corto que provoca molestias o se rompe con frecuencia. Consiste en cortar y suturar el tejido para alargarlo o eliminarlo por completo si es necesario. El procedimiento es rápido, dura entre 20 y 30 minutos, y se realiza con anestesia local.

Indicaciones más comunes para la operación:

• Frenillo que impide el movimiento completo del prepucio.
• Dolor frecuente durante las relaciones sexuales.
• Roturas repetidas con cicatrización defectuosa.

La recuperación postoperatoria es sencilla. Suele incluir reposo sexual durante 3 a 4 semanas, aplicación de cremas antibióticas y una buena higiene. La mayoría de los pacientes experimentan una mejora significativa en la calidad de sus relaciones tras la intervención.

¿Está relacionada la rotura del frenillo con la fimosis?

En ciertos casos, sí. La fimosis es una condición en la que el prepucio no puede retraerse completamente sobre el glande. Esta dificultad puede hacer que el frenillo esté sometido a una mayor tensión durante la actividad sexual o la masturbación, aumentando el riesgo de desgarro.

Cuando un paciente presenta ambas condiciones —fimosis y frenillo corto—, el tratamiento quirúrgico puede incluir una circuncisión y una frenuloplastia, corrigiendo ambos problemas en un solo procedimiento.

La operación de fimosis es más extensa que la de frenillo, pero también se realiza con anestesia local y permite recuperar la funcionalidad del pene sin molestias posteriores.

¿Cómo evitar la rotura del frenillo?

Aunque en algunos hombres la rotura puede ser inevitable debido a la anatomía, se pueden seguir ciertas recomendaciones para reducir el riesgo:

• Mantener una adecuada lubricación durante las relaciones sexuales.
• Evitar movimientos bruscos o forzados del prepucio.
• Consultar con un urólogo ante molestias persistentes o dolor durante la actividad sexual.
• Valorar una intervención quirúrgica si el frenillo es especialmente corto o se rompe con frecuencia.

En casos de adolescentes o jóvenes con frenillo corto, es especialmente importante explicar que esta situación tiene solución médica y no debe generar vergüenza ni ocultarse.

¿Se puede tener relaciones sexuales tras una rotura de frenillo?

No es recomendable tener relaciones sexuales hasta que el tejido haya cicatrizado por completo. Reanudar la actividad demasiado pronto puede causar:

• Reapertura de la herida.
• Dolor y sangrado nuevamente.
• Retraso en la cicatrización.

El tiempo medio de recuperación es de 7 a 10 días, pero puede extenderse según la extensión de la rotura. Lo ideal es esperar a que no haya molestias ni inflamación visible.

Acudir al urólogo

La rotura del frenillo puede parecer alarmante en un primer momento, pero en la mayoría de los casos no es una lesión grave. Aun así, requiere de cuidados apropiados y, en algunos casos, valoración médica para prevenir complicaciones o recurrencias. Acudir a un especialista en urología permite resolver definitivamente los problemas asociados al frenillo corto o la fimosis mediante intervenciones sencillas, con resultados muy positivos a largo plazo. La salud íntima masculina no debe ser un tema tabú, y es fundamental atender cualquier molestia sin demora para preservar el bienestar sexual y emocional.

Preservar la salud íntima es clave para una vida sexual plena y sin complicaciones. Si se ha producido una rotura de frenillo o existen molestias recurrentes en esa zona, lo mejor es no ignorarlo ni dejar que el problema avance. Contar con atención médica especializada puede marcar la diferencia entre una solución sencilla y futuras complicaciones.

En SaludonNet hay urólogos sin esperas, con precios accesibles y citas 100% online o presenciales, para resolver cualquier duda o realizar un tratamiento si es necesario. Cuidar de la salud íntima es una inversión en bienestar.