¿Cómo evitar que se duerman las manos al dormir?
- No solo afecta las manos, también puede aparecer en los brazos, piernas o pies, generando síntomas molestos.
- Si ocurre ocasionalmente y se resuelve al cambiar de posición, no suele ser motivo de alarma.

Despertar en medio de la noche con una mano adormecida, rígida o con un molesto hormigueo es una experiencia común, pero no por ello debe ignorarse. El entumecimiento de manos durante el sueño puede ser ocasional, pero cuando se vuelve frecuente o persistente podría señalar un problema subyacente. Entender las causas para evitar que se duerman las manos y aplicar soluciones adecuadas puede marcar la diferencia para lograr un descanso de calidad y evitar complicaciones neurológicas o circulatorias.
El adormecimiento, técnicamente conocido como parestesia, aparece cuando la conducción nerviosa se ve comprometida, ya sea por compresión, inflamación o alteraciones metabólicas. No solo afecta las manos, también puede aparecer en los brazos, piernas o pies, generando síntomas molestos que interfieren en la vida diaria.
¿Por qué se duermen las manos al dormir?
Existen diversas razones por las cuales se puede experimentar hormigueo o entumecimiento en las manos durante la noche. Estas son las más frecuentes:
- Posturas inadecuadas al dormir. Dormir sobre las manos, apoyar el peso corporal sobre un brazo o flexionar excesivamente las muñecas puede comprimir temporalmente los nervios periféricos. Esta compresión reduce el flujo sanguíneo y bloquea la conducción nerviosa, generando sensación de adormecimiento o “cosquilleo”.
- Síndrome del túnel carpiano. Esta afección ocurre cuando el nervio mediano se comprime en su trayecto por la muñeca. Es una causa frecuente de hormigueo en la mano derecha en mujeres, aunque puede afectar también a hombres y a ambas manos. El dolor y entumecimiento suelen empeorar durante la noche debido a la flexión involuntaria de la muñeca al dormir.
- Compresión del nervio cubital o radial. Cuando la afectación está en el codo o en el hombro, puede producirse una alteración en la conducción del nervio que lleva información sensitiva a la mano. El entumecimiento de dedos específicos, como el meñique o el anular, es característico en estos casos.
- Problemas cervicales. Hernias discales o degeneración vertebral en la zona cervical pueden presionar las raíces nerviosas que inervan el brazo y la mano, generando adormecimiento persistente, incluso en reposo.
- Trastornos metabólicos. La diabetes es una de las principales causas de neuropatía periférica. Cuando el control de glucosa no es adecuado, se dañan las terminaciones nerviosas, generando parestesias en las manos, pies o piernas.
- Deficiencias vitamínicas. El déficit de vitamina B12, fundamental para la salud del sistema nervioso, puede producir entumecimiento y hormigueo progresivo. También se ha asociado a la falta de hierro, magnesio y ácido fólico.
- Retención de líquidos o inflamación. Condiciones como el hipotiroidismo, el embarazo o enfermedades renales pueden provocar hinchazón que comprima los nervios, particularmente en las muñecas y manos.
Entumecimiento de piernas y hormigueo: ¿un problema mayor?
Aunque el foco principal suele ser la mano, muchas personas también se preguntan por qué se me duermen las piernas y no puedo caminar al levantarme. El entumecimiento piernas durante el sueño puede ser una señal de que el sistema circulatorio o nervioso está siendo comprometido.
Las causas más habituales son:
- Compresión del nervio ciático. Una hernia lumbar o un pinzamiento muscular pueden afectar al nervio ciático, produciendo hormigueo en las piernas, dolor y debilidad muscular. En casos graves, puede interferir con la capacidad para caminar.
- Síndrome de piernas inquietas. Este trastorno neurológico se caracteriza por una necesidad imperiosa de mover las piernas al estar en reposo. Aunque no provoca adormecimiento en sí, muchas personas lo describen como “hormigueo o electricidad en las piernas”.
- Insuficiencia venosa crónica. Cuando la sangre no fluye adecuadamente de vuelta al corazón desde las piernas, pueden presentarse molestias como pesadez, hormigueo o calambres nocturnos.
- Neuropatía periférica. Al igual que en las manos, los nervios de las piernas pueden verse afectados por diabetes, alcoholismo, enfermedades autoinmunes o infecciones virales.
¿Cómo prevenir que se duerman las manos al dormir?
Algunas estrategias sencillas pueden ayudar a reducir la frecuencia y severidad del entumecimiento nocturno. Estas recomendaciones pueden aplicarse como prevención o como parte del tratamiento en casos más complejos:
- Cambiar la postura al dormir. Evitar dormir sobre las manos o con los brazos por encima de la cabeza. Lo ideal es adoptar una posición neutra, de lado, con las muñecas estiradas. Usar una almohada ergonómica que mantenga el cuello alineado también puede reducir la presión sobre las raíces nerviosas.
- Usar férulas nocturnas. En casos de síndrome del túnel carpiano, los especialistas recomiendan férulas que inmovilicen la muñeca en una posición neutra durante la noche. Esto ayuda a reducir la compresión del nervio mediano.
- Realizar estiramientos y ejercicios de muñeca. Movilizar las manos y muñecas durante el día mejora la circulación y evita la rigidez. Estiramientos suaves antes de dormir pueden ser especialmente útiles.
- Evitar objetos que presionen los brazos o muñecas. Ropa apretada, relojes, pulseras ajustadas o incluso las sábanas mal colocadas pueden contribuir a la compresión nerviosa.
- Mejorar la ergonomía durante el día. Trabajar muchas horas con el teclado o el ratón en una mala posición puede predisponer al entumecimiento nocturno. Es recomendable mantener los codos en ángulo recto y las muñecas relajadas.
- Hidratación y alimentación equilibrada. El equilibrio de minerales como el potasio, calcio y magnesio ayuda al correcto funcionamiento neuromuscular. La deshidratación, por otro lado, puede empeorar los síntomas.
- Evitar el alcohol y el tabaco. Estas sustancias pueden dañar los nervios periféricos y empeorar los síntomas de neuropatía.
¿Cuándo consultar al médico?
Si el entumecimiento de manos o piernas ocurre ocasionalmente y se resuelve al cambiar de posición, no suele ser motivo de alarma. Sin embargo, conviene acudir al médico en los siguientes casos:
- El entumecimiento es frecuente o interfiere con el descanso nocturno.
- Va acompañado de debilidad muscular, dolor persistente o dificultad para mover extremidades.
- Se presenta en ambos lados del cuerpo o en múltiples zonas al mismo tiempo.
- Existen antecedentes de enfermedades como diabetes, hipotiroidismo, esclerosis múltiple o lesiones de columna.
El especialista puede solicitar estudios como electromiografía, resonancia magnética o análisis de sangre para determinar la causa del problema y establecer un tratamiento adecuado.
Tratamientos según la causa
El abordaje terapéutico dependerá de la causa subyacente del entumecimiento. Algunos de los tratamientos más comunes incluyen:
- Síndrome del túnel carpiano:
✔ Férulas nocturnas
✔ Antiinflamatorios o corticosteroides
✔ Cirugía descompresiva en casos severos - Radiculopatía cervical o lumbar:
✔ Rehabilitación y fisioterapia
✔ Medicación para el dolor neuropático
✔ Cirugía si hay compresión importante del nervio - Neuropatía periférica por diabetes:
✔ Control glucémico estricto
✔ Vitaminas del complejo B
✔ Fármacos como pregabalina o duloxetina - Deficiencias nutricionales:
✔ Suplementación de B12, folato o hierro
✔ Corrección de la dieta - Problemas circulatorios:
✔ Medias de compresión
✔ Ejercicio regular
✔ Tratamiento farmacológico para mejorar el retorno venoso
Qué evitar si hay hormigueo en manos o piernas
Cuando esto sucede es importante:
- No automedicarse sin diagnóstico médico claro.
- No ignorar el síntoma si se prolonga más de dos semanas.
- No continuar usando objetos que comprimen la zona afectada.
- No retrasar la visita al neurólogo o traumatólogo si hay pérdida de fuerza o coordinación.
Dormir sin molestias y despertar con las manos y piernas descansadas debería ser lo habitual. Si el entumecimiento se repite con frecuencia, no hay que normalizarlo. Corregir posturas, revisar la ergonomía diaria, cuidar la alimentación y, sobre todo, consultar con un especialista puede prevenir complicaciones mayores.
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