Ansiedad nocturna: qué la causa y cómo mejorar el descanso

  • La ansiedad nocturna aparece cuando el cuerpo debería entrar en reposo, lo que genera una contradicción interna.
  • Ignorar este problema puede llevar a un deterioro progresivo.
hombre con ansiedad nocturna

Dormir es una necesidad vital para mantener el equilibrio físico y mental. Sin embargo, muchas personas experimentan lo que se conoce como ansiedad nocturna, una condición que interfiere con el sueño y afecta de manera significativa la calidad de vida. No se trata solo de dar vueltas en la cama, sino de un estado de agitación interna que puede manifestarse con síntomas físicos y emocionales, impidiendo alcanzar un descanso reparador.

¿Qué es la ansiedad nocturna y en qué se diferencia de la diurna?

La ansiedad es una respuesta normal del organismo frente a situaciones percibidas como amenazantes. Cuando ocurre durante el día suele estar relacionada con el trabajo, los estudios, los compromisos sociales o económicos. En cambio, la ansiedad nocturna aparece cuando el cuerpo debería entrar en reposo, lo que genera una contradicción interna: la mente permanece en alerta mientras el cuerpo busca descanso.

Mientras la ansiedad diurna se manifiesta con nerviosismo, sudoración o pensamientos acelerados durante la jornada, la nocturna tiene características específicas:

  • Insomnio persistente: la persona siente que no puede dormir por ansiedad.
  • Ataques de ansiedad durmiendo: se producen despertares bruscos acompañados de palpitaciones, sensación de ahogo y miedo intenso.
  • Sudor nocturno por ansiedad: sudoración excesiva que no se relaciona con la temperatura ambiente.
  • Espasmos al dormir por ansiedad: movimientos involuntarios que interrumpen el inicio del sueño.

La diferencia clave está en que la ansiedad nocturna sabotea directamente los procesos fisiológicos del descanso, perpetuando un círculo de agotamiento y mayor vulnerabilidad emocional.

Causas más comunes de la ansiedad nocturna

Existen múltiples factores que contribuyen al desarrollo de esta condición. Entre los más relevantes se encuentran:

  • Estrés acumulado durante el día: problemas laborales, económicos o familiares que se arrastran a la noche.
  • Sobreestimulación digital: el uso del móvil, ordenador o televisión antes de dormir activa el cerebro e interfiere con la producción de melatonina.
  • Trastornos médicos asociados: problemas de tiroides, alteraciones hormonales como la TSH alta, insuficiencia renal reflejada en cambios de la creatinina o enfermedades metabólicas pueden potenciar los síntomas.
  • Alimentación inadecuada: una dieta rica en estimulantes (cafeína, azúcares) dificulta la conciliación del sueño. Por el contrario, una alimentación con alimentos ricos en triptófano, como la que se describe en la dieta antiinflamatoria, favorece la producción de serotonina y melatonina.
  • Preocupaciones anticipatorias: miedo a no descansar y al rendimiento del día siguiente.

Síntomas característicos de la ansiedad nocturna

Los síntomas de la ansiedad nocturna no se limitan a la falta de sueño. Incluyen una combinación de señales físicas y emocionales que hacen que el problema sea más complejo:

  • Dificultad para conciliar o mantener el sueño.
  • Palpitaciones y opresión en el pecho.
  • Sudor nocturno por ansiedad, incluso en habitaciones frescas.
  • Espasmos musculares o sacudidas justo en el momento de quedarse dormido.
  • Pensamientos recurrentes de preocupación.
  • Despertares bruscos con sensación de peligro inminente.
  • Fatiga matinal que puede confundirse con otros problemas de salud como los relacionados con la creatinina alta o baja.

Estos síntomas, repetidos noche tras noche, erosionan la calidad de vida y aumentan el riesgo de depresión y enfermedades cardiovasculares.

Consecuencias de no tratar la ansiedad nocturna

Ignorar este problema puede llevar a un deterioro progresivo. Entre las principales consecuencias destacan:

  • Déficit de atención y memoria: la falta de sueño impide consolidar recuerdos y procesar información.
  • Mayor irritabilidad y cambios de humor: se intensifican las reacciones emocionales desproporcionadas.
  • Riesgo cardiovascular elevado: el insomnio crónico aumenta la presión arterial y el riesgo de arritmias.
  • Alteraciones metabólicas: dormir mal influye en la regulación del apetito y puede contribuir al sobrepeso y la resistencia a la insulina.
  • Impacto en el sistema inmune: la falta de descanso adecuado debilita las defensas naturales del cuerpo.

Cómo calmar la ansiedad para dormir

Abordar la ansiedad nocturna requiere una combinación de hábitos saludables y, en algunos casos, acompañamiento profesional. Entre las recomendaciones más efectivas se encuentran:

Higiene del sueño

  • Mantener horarios regulares para acostarse y levantarse.
  • Dormir en un ambiente oscuro, fresco y silencioso.
  • Evitar el uso de pantallas al menos una hora antes de dormir.
  • Reservar la cama únicamente para dormir o mantener relaciones íntimas.

Técnicas de relajación

  • Respiración diafragmática: inhalar profundamente por la nariz y exhalar lentamente por la boca.
  • Meditación guiada o mindfulness: ayuda a reducir pensamientos intrusivos.
  • Relajación muscular progresiva: tensar y relajar grupos musculares para liberar la tensión acumulada.

Actividad física moderada

El ejercicio regular, realizado preferiblemente por la mañana o tarde, mejora la calidad del sueño y disminuye la intensidad de los síntomas ansiosos. Es importante no realizar entrenamientos intensos justo antes de dormir, ya que pueden tener el efecto contrario.

Alimentación adecuada

  • Incluir alimentos ricos en triptófano como plátanos, pavo, avena o frutos secos.
  • Evitar cenas copiosas y bebidas estimulantes.
  • Mantener una dieta equilibrada similar a la dieta antiinflamatoria, que favorece la regulación hormonal y del sistema nervioso.

Apoyo psicológico

La terapia cognitivo-conductual ha demostrado ser una de las más efectivas para tratar tanto el insomnio como la ansiedad nocturna. Consiste en identificar pensamientos distorsionados, modificar conductas que interfieren con el descanso y aprender técnicas de afrontamiento más saludables.

Cuándo acudir a un especialista

Aunque implementar rutinas saludables puede mejorar los síntomas, es recomendable acudir a un profesional cuando:

  • El insomnio se prolonga más de tres semanas.
  • Los despertares nocturnos son frecuentes y con sensación de ahogo.
  • Se presentan síntomas físicos intensos como ataques de ansiedad durmiendo.
  • La fatiga interfiere en el desempeño laboral o académico.

Un psicólogo o psiquiatra puede valorar si se requiere terapia, medicación o un abordaje combinado. También puede descartar causas médicas subyacentes que agraven la ansiedad.

La ansiedad nocturna no es un simple problema de sueño, sino una alteración compleja que requiere atención. Cuidar la higiene del descanso, practicar técnicas de relajación y mantener una alimentación equilibrada son pasos fundamentales para recuperar las noches tranquilas. Cuando los síntomas persisten, contar con ayuda profesional marca la diferencia.

En SaludOnNet se puede acceder a una consulta psicológica sin esperas y con especialistas experimentados en el tratamiento de la ansiedad, para encontrar el camino hacia un descanso reparador.

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