Sordera súbita: causas, síntomas y por qué cada minuto cuenta
- Guía completa sobre la pérdida de audición repentina, una urgencia médica.
- Llamado infarto de oído es importante actuar a tiempo para salvar la capacidad de oír.

Imagina despertarte una mañana y darte cuenta de que no puedes oír el despertador, el canto de los pájaros o la voz de tu pareja con uno de tus oídos. Esta experiencia alarmante, conocida médicamente como hipoacusia neurosensorial súbita (HNS) o, más comúnmente, sordera súbita, es una pérdida rápida e inexplicable de la audición. No es un simple tapón de cera; es una emergencia médica real.
La definición clínica clásica de la sordera súbita es una pérdida auditiva de al menos 30 decibelios (dB) en tres frecuencias de sonido conectadas, que ocurre en un período de 72 horas o menos. Para ponerlo en perspectiva, 30 dB es la diferencia entre un susurro y una conversación normal. La mayoría de las veces, esta condición es unilateral, afectando solo a un oído, aunque en raras ocasiones puede ser bilateral.
Muchas personas cometen el error de esperar. Piensan que es una congestión, una alergia o algo que pasará solo. Sin embargo, en el caso de la sordera súbita, el tiempo es el factor más crítico. La ventana para un tratamiento efectivo es extremadamente corta, generalmente dentro de las primeras 72 horas hasta un máximo de dos semanas desde el inicio de los síntomas. Retrasar la visita al médico puede significar la diferencia entre recuperar la audición o enfrentarse a una pérdida auditiva permanente. Perder la audición de esta manera es una señal de que algo grave está ocurriendo en el oído interno o en el nervio auditivo.
Identificando las señales: más allá de no oír bien
Los síntomas de la sordera súbita pueden ser evidentes o sutiles al principio. El síntoma principal es, por supuesto, la rápida disminución de la capacidad auditiva en un oído.
- Pérdida auditiva rápida: Puede ocurrir instantáneamente (como un «pop» seguido de silencio) o desarrollarse progresivamente a lo largo de varias horas o días.
- Sensación de oído tapado o plenitud: Este es a menudo el primer síntoma que la gente nota. Lo describen como una sensación de presión o de tener algodón dentro del oído.
- Acúfenos o Tinnitus: La aparición repentina de un zumbido, pitido o silbido en el oído afectado es extremadamente común y puede ser muy angustiante.
- Vértigo y mareo: Aproximadamente el 40% de las personas con sordera súbita también experimentan problemas de equilibrio. Esto puede manifestarse como una sensación de que la habitación da vueltas (vértigo) o una inestabilidad general (mareo). La presencia de vértigo puede indicar un pronóstico de recuperación más complicado.
Es vital no confundir esto con una otitis media (infección del oído medio), que generalmente cursa con dolor y fiebre, o con un tapón de cerumen, que un médico puede identificar y extraer fácilmente. La sordera súbita afecta al oído interno, la parte neurológica de la audición.
Pérdida de audición repentina: causas principales
Una de las mayores frustraciones para los pacientes es que, en aproximadamente el 90% de los casos, la causa exacta de la sordera súbita nunca se identifica. A esto se le llama sordera súbita idiopática. Sin embargo, los investigadores han identificado varias causas y teorías probables que explican el 10% restante y que probablemente también estén detrás de muchos casos idiopáticos.
La causa idiopática: cuando el «por qué» no se encuentra
Como se ha dicho, la gran mayoría de los episodios de sordera súbita se clasifican como idiopáticos. Esto no significa que no haya una causa, sino que las herramientas de diagnóstico actuales no pueden identificarla con precisión. Se sospecha que muchas de estas causas desconocidas se deben en realidad a micro-eventos vasculares o infecciones virales que no llegan a detectarse.
El infarto de oído: un problema vascular
Este es uno de los términos más buscados y una de las teorías más aceptadas. El término infarto de oído no es un diagnóstico clínico formal, sino una analogía muy precisa. Al igual que un infarto de miocardio (ataque al corazón) o un infarto cerebral (ictus) ocurren cuando se bloquea el flujo de sangre a esos órganos, un «infarto de oído» se refiere a una interrupción del suministro de sangre a la cóclea.
La cóclea, o caracol, es la estructura del oído interno responsable de convertir las vibraciones sonoras en señales nerviosas. Es un órgano increíblemente delicado y metabólicamente muy activo, lo que significa que depende de un suministro constante de oxígeno y nutrientes de vasos sanguíneos muy pequeños.
Las causas probables de un infarto de oído son:
- Trombosis o Embolia: un pequeño coágulo de sangre puede viajar y bloquear la arteria auditiva interna o una de sus ramas.
- Vasoespasmo: un estrechamiento repentino de estos vasos sanguíneos.
- Hemorragia: un sangrado en el oído interno.
Las personas con factores de riesgo cardiovascular tienen más probabilidades de sufrir este tipo de evento. Estos factores incluyen:
- Hipertensión arterial.
- Diabetes mellitus.
- Colesterol alto (hiperlipidemia).
- Tabaquismo.
- Trastornos de la coagulación.
El tratamiento en estos casos a menudo se centra en restaurar el flujo sanguíneo y el oxígeno, lo que subraya la urgencia de la atención.
Infecciones virales: el enemigo invisible
Otra teoría principal sobre la pérdida de audición repentina y sus causas es una infección viral. Se cree que ciertos virus tienen afinidad por las estructuras del oído interno o el nervio auditivo. El virus puede atacar directamente estas estructuras o provocar una respuesta inflamatoria que causa el daño.
Los virus comúnmente asociados con la sordera súbita incluyen:
- Virus del herpes simple (VHS): El mismo que causa el herpes labial.
- Virus de la varicela-zóster: Causa la varicela y el herpes zóster (culebrilla). Cuando afecta al nervio facial y auditivo, se llama Síndrome de Ramsay Hunt.
- Citomegalovirus (CMV).
- Virus de Epstein-Barr (mononucleosis).
- Virus de la parotiditis (paperas) y sarampión: Antes de la vacunación, eran causas comunes de sordera profunda.
A menudo, la sordera aparece después de una infección respiratoria superior reciente (un resfriado o gripe), lo que refuerza la teoría viral.
Cuando el cuerpo se ataca a sí mismo: causas autoinmunes
En algunos casos, el sistema inmunológico del cuerpo se confunde y ataca por error a las células sanas del oído interno, confundiéndolas con invasores. Esto se conoce como enfermedad autoinmune del oído interno (EAOI). Puede ocurrir como una condición aislada o como parte de una enfermedad autoinmune sistémica más amplia, como:
- Lupus eritematoso sistémico.
- Síndrome de Cogan.
- Granulomatosis de Wegener.
- Artritis reumatoide.
Este tipo de pérdida auditiva a menudo responde bien a los corticosteroides, que suprimen la respuesta inmunológica.
Otras causas menos frecuentes pero relevantes
Algunas de las causas que pueden ser responsables de la sordera súbita son:
- Traumatismos: un golpe fuerte en la cabeza o un traumatismo craneoencefálico puede dañar las delicadas estructuras del oído interno.
- Barotrauma: cambios bruscos de presión (como en el buceo o en un avión) pueden causar una fístula perilinfática, una pequeña rotura en la membrana que separa el oído interno del medio, provocando una pérdida súbita de audición y vértigo.
- Neurinoma del acústico: se trata de un tumor benigno (no canceroso) que crece en el nervio auditivo y del equilibrio. Aunque el tumor crece lentamente, a veces puede presentarse con una pérdida de audición repentina.
- Fármacos ototóxicos: ciertos medicamentos son conocidos por ser tóxicos para el oído. Aunque la pérdida de audición suele ser gradual, en algunos casos puede ser rápida. Ejemplos incluyen ciertos antibióticos aminoglucósidos, diuréticos potentes y algunos fármacos de quimioterapia.
- Trastornos neurológicos: enfermedades como la esclerosis múltiple pueden afectar el nervio auditivo y causar pérdida de audición.
El reloj corre: diagnóstico y la ventana de actuación
Si experimentas una pérdida repentina de la audición, no pidas cita con tu médico de cabecera para la próxima semana. Debes acudir a un servicio de urgencias o a un otorrinolaringólogo de inmediato.
El proceso de diagnóstico está diseñado para ser rápido y para descartar causas obvias y tratar la condición lo antes posible.
Pruebas clave para confirmar la pérdida auditiva
Las principales pruebas diagnósticas que se realizan son:
- Otoscopia: el médico mirará dentro de tu oído con un otoscopio. Esto es crucial para descartar causas simples y tratables, como una obstrucción masiva por cerumen, un objeto extraño o una infección grave del oído medio. Si el tímpano parece normal, pero la audición está afectada, la sospecha de sordera súbita aumenta.
- Audiometría tonal y verbal: esta es la prueba de oro. Te sentarás en una cabina insonorizada con auriculares y se medirá tu capacidad para oír diferentes tonos (frecuencias) y volúmenes (decibelios), así como tu capacidad para entender el habla. Esta prueba confirma si la pérdida es neurosensorial (en el oído interno/nervio) o conductiva (un problema en el oído externo/medio) y cuantifica la gravedad de la pérdida auditiva.
- Pruebas de imagen (resonancia magnética – RM): amenudo se solicita una RM de la cabeza, aunque no de forma urgente. Su propósito principal es descartar causas retrococleares, como un neurinoma del acústico u otras anomalías cerebrales.
- Análisis de sangre: Se pueden solicitar análisis para buscar signos de infección, marcadores inflamatorios o factores de riesgo vascular (glucosa, colesterol).
Tratamientos para la sordera súbita: recuperar el sonido
El tratamiento estándar de oro para la sordera súbita idiopática es la corticoterapia. El objetivo es reducir la inflamación y la hinchazón en el oído interno, independientemente de la causa subyacente (viral, vascular o autoinmune).
La clave es comenzar este tratamiento lo más rápido posible. Las mayores tasas de recuperación se observan en pacientes que comienzan el tratamiento dentro de las primeras 72 horas.
Corticosteroides: la primera línea de defensa
Existen dos formas principales de administrar esteroides:
- Sistémica (oral): generalmente se prescribe un ciclo de prednisona oral en dosis altas durante 1 a 2 semanas, con una pauta descendente.
- Intratimpánica (inyección): Si el paciente no puede tomar esteroides orales (por ejemplo, diabéticos descompensados, úlceras gástricas) o si el tratamiento oral inicial no funciona, se puede optar por inyectar el esteroide directamente en el oído medio a través del tímpano. El medicamento luego se absorbe en el oído interno. Este procedimiento es ambulatorio y se realiza con anestesia local.
A menudo, los médicos combinan ambas terapias (oral e intratimpánica) desde el principio para maximizar las posibilidades de recuperación en casos graves.
Terapias complementarias y específicas
Dependiendo de la sospecha de la causa, se pueden añadir otros tratamientos:
- Oxigenoterapia hiperbárica (OHB): si se sospecha fuertemente de una causa vascular (un infarto de oído), se puede recomendar la OHB. El paciente respira oxígeno al 100% en una cámara presurizada. Esto aumenta drásticamente la cantidad de oxígeno disuelto en la sangre, ayudando a oxigenar la cóclea dañada y promoviendo su curación.
- Vasodilatadores: medicamentos para mejorar el flujo sanguíneo al oído interno.
- Antivirales: aunque su eficacia es muy debatida y no se usan de forma rutinaria, algunos médicos pueden prescribirlos si hay una alta sospecha de infección por herpes.
¿Y después qué? Pronóstico y vida post-episodio
El pronóstico de la sordera súbita es variable. Aproximadamente de un tercio a dos tercios de los pacientes experimentan algún grado de recuperación espontánea, pero es imposible saber quién lo hará.
Los factores que mejoran el pronóstico de recuperación son:
- Iniciar el tratamiento rápidamente (menos de 72 horas).
- Ser joven.
- Tener una pérdida de audición leve o moderada (no profunda).
- No experimentar vértigo.
Si la audición no se recupera total o parcialmente, existen soluciones. Los audífonos modernos pueden ser muy eficaces para la pérdida auditiva unilateral. En casos de sordera profunda total en un oído, se pueden considerar sistemas CROS (que envían el sonido del lado sordo al oído bueno) o, en casos seleccionados, un implante coclear.
El impacto psicológico de perder la audición tan abruptamente no debe subestimarse. Puede generar ansiedad, depresión y aislamiento social. Buscar apoyo psicológico y conectarse con grupos de apoyo es una parte fundamental de la recuperación. La prioridad absoluta ante la más mínima sospecha es actuar con la urgencia que la situación merece.
En Saludonnet, creemos en el cuidado integral de la salud. Entendemos que un síntoma repentino, ya sea en el oído o en cualquier otra parte del cuerpo, genera preocupación. Tu oído necesita atención especializada urgente y el cuidado de un experto ante cualquier cambio.
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