Lipedema: qué es, por qué aparece y cómo se aborda hoy en día
- Dolor, pesadez y aumento desproporcionado de volumen en las piernas.
- Una enfermedad silenciosa que afecta la calidad de vida sin diagnóstico claro durante años.

El lipedema es una enfermedad infradiagnosticada que afecta principalmente a mujeres y que, pese a su elevada prevalencia, aún genera confusión incluso en entornos médicos. Se caracteriza por la acumulación anómala y simétrica de grasa en piernas y, en algunos casos, brazos. Este tejido adiposo no responde a la dieta ni al ejercicio y suele acompañarse de dolor, sensación de pesadez y aparición fácil de hematomas.
Muchas personas pasan años pensando que se trata solo de un problema estético, de sobrepeso o de mala circulación. Sin embargo, el lipedema es una enfermedad reconocida por la OMS, con causas multifactoriales y consecuencias que pueden afectar de manera significativa al bienestar físico y emocional. Hoy se sabe que, cuanto antes se diagnostica, mejores son los resultados del tratamiento y el control de la progresión.
Qué es el lipedema y cómo se diferencia de otros trastornos
Hablar de lipedema implica explicar que no es un simple aumento de grasa. Se trata de un trastorno crónico del tejido adiposo que altera el funcionamiento de los vasos linfáticos y del tejido conectivo. El resultado es una acumulación progresiva de grasa inflamatoria que afecta de manera desproporcionada a las extremidades inferiores y, con menor frecuencia, a los brazos.
Muchos estudios describen que el lipedema presenta una distribución muy característica: caderas, muslos, rodillas, pantorrillas e incluso tobillos, pero siempre respetando los pies. Esa distribución resulta clave para diferenciarlo de la obesidad o del linfedema, que sí suele afectar manos o pies.
La pregunta más habitual ante consulta médica es “qué es el lipedema en las piernas”. La respuesta es que es una acumulación de grasa patológica que produce aumento del contorno, irregularidades en la piel, dolor a la palpación y dificultad para perder volumen incluso con medidas intensivas. Por ese motivo, muchos pacientes se preguntan durante años cómo saber si tengo lipedema, sin encontrar una explicación coherente a los cambios de su cuerpo.
Por qué aparece: causas que se investigan hoy
El origen exacto sigue bajo estudio, pero se conocen varios factores clave:
- Predisposición genética. El lipedema tiene un componente hereditario muy marcado. En algunas familias afecta a varias generaciones y suele manifestarse en momentos de cambios hormonales.
- Influencia hormonal. Pubertad, embarazos o menopausia son etapas donde aparecen brotes o aumentos rápidos de volumen. Esta relación explica por qué casi todos los casos se observan en mujeres.
- Alteraciones del tejido adiposo. Las células grasas del lipedema se comportan de manera distinta: retienen más líquido, generan inflamación y son resistentes al déficit calórico.
- Problemas linfáticos asociados. Aunque no todos los casos desarrollan linfedema, existe una tendencia a la sobrecarga del sistema linfático, lo que favorece la hinchazón y la pesadez.
Con el tiempo, esta combinación de factores hace que la grasa se vuelva dolorosa, rígida y más difícil de movilizar. Por eso se insiste en que no se trata de un problema estético, sino de una enfermedad.
Síntomas más frecuentes: mucho más que piernas voluminosas
Reconocer los síntomas ayuda a distinguir el lipedema de otros trastornos. Algunos de los más comunes son:
- Dolor espontáneo o al tacto, incluso sin hematomas visibles.
- Pesadez y cansancio en las piernas, especialmente al final del día.
- Hematomas frecuentes, sin golpes importantes.
- Frialdad en las extremidades.
- Sensibilidad aumentada en la piel y zonas más duras o irregulares.
- Desproporción corporal, con tronco más delgado y piernas más voluminosas.
Estos síntomas suelen empeorar con el calor y con la permanencia prolongada de pie. A medida que avanza, pueden aparecer limitaciones para caminar largas distancias, dificultad para encontrar ropa adecuada y afectación emocional por los cambios físicos.
Cómo se diagnostica: la clave está en la exploración
El diagnóstico de lipedema es clínico. No hay una prueba específica, por lo que la experiencia del profesional es fundamental. Durante la consulta, el especialista evalúa:
- Distribución de la grasa.
- Presencia de dolor característico.
- Integridad de pies y manos.
- Aparición de edema al final del día.
- Tipo de piel, consistencia y zonas afectadas.
En ocasiones se solicita ecografía o estudios linfáticos para descartar linfedema u otras alteraciones. Sin embargo, la observación sigue siendo la herramienta principal.
Muchas personas se preguntan qué médico trata el lipedema, y la respuesta depende del país, pero los más habituales son: cirujanos especialistas en linfología, angiología y cirugía vascular, endocrinología y medicina estética especializada en patología linfática.
Grados de lipedema: una enfermedad que progresa
El lipedema presenta distintos grados que ayudan a evaluar su evolución:
Grado 1. La piel es lisa, pero el tejido subcutáneo ya empieza a mostrar nódulos pequeños. Existe aumento discreto del volumen y sensación de pesadez.
Grado 2. La piel comienza a tener irregularidades y aspecto acolchado. Aumentan los nódulos y el dolor se hace más frecuente.
Grado 3. Aparecen grandes acumulaciones de grasa con deformidad visible de piernas o brazos. La movilidad comienza a verse afectada.
Grado 4 (lipo-linfedema). Existe afectación linfática clara. Se observa edema, dolor y complicaciones que requieren manejo intensivo.
Conocer el grado permite orientar el tratamiento y evaluar si la cirugía es una opción adecuada.
Tratamientos disponibles: del cuidado conservador a la cirugía
Muchos pacientes buscan información sobre qué es el lipedema y cómo se cura. Aunque no existe una cura definitiva, sí hay tratamientos que logran frenar su progresión, mejorar la movilidad, reducir el dolor y disminuir el volumen.
Terapias conservadoras
Son esenciales en todas las fases:
- Drenaje linfático manual para reducir la sensación de hinchazón.
- Presoterapia de baja presión como complemento.
- Ejercicio suave regularmente, como caminar, nadar o hacer ejercicios acuáticos.
- Pérdida de peso si hay obesidad asociada, aunque el lipedema en sí no responde completamente a la dieta.
- Fisioterapia especializada en patología linfática.
- Medias de compresión planas para mejorar la circulación y disminuir la molestia diaria.
Cambios de estilo de vida
Algunas personas buscan opciones de lipedema tratamiento natural y, aunque no sustituyen la intervención médica, pueden ayudar:
- Dieta antiinflamatoria y baja en ultraprocesados.
- Control del estrés.
- Buen descanso nocturno.
Estas medidas ayudan a disminuir la inflamación del tejido adiposo, lo que puede reducir el dolor.
Liposucción WAL o tumescente
Es el tratamiento más eficaz para reducir volumen de manera duradera.
Este procedimiento elimina la grasa patológica respetando el sistema linfático. Mejora la forma de las piernas, reduce dolor y facilita el movimiento. No debe confundirse con liposucciones estéticas tradicionales, ya que requiere técnica específica realizada por cirujanos experimentados en lipedema.
Tras la cirugía, se continúa con medias de compresión y fisioterapia para optimizar resultados.
Lipedema en las piernas: el impacto real en la vida diaria
Las piernas suelen ser la zona más afectada, lo que genera limitaciones importantes: dificultad para caminar largas distancias, molestias al subir escaleras, pesadez constante e incomodidad para realizar actividades cotidianas. La apariencia desproporcionada frente al resto del cuerpo también puede generar inseguridad o frustración.
Muchas mujeres relatan haber recibido consejos erróneos durante años, como que deben comer menos o realizar más ejercicio. Comprender que se trata de una enfermedad, y no de un fracaso personal, es un paso importante hacia un diagnóstico y tratamiento correctos.
Consecuencias si no se trata a tiempo
El lipedema no tratado tiende a avanzar y a causar:
- Mayor dolor y sensibilidad.
- Pérdida de movilidad.
- Riesgo de evolucionar a lipo-linfedema.
- Afectación psicológica significativa.
- Problemas articulares por carga excesiva.
Por todo ello, el diagnóstico precoz y el seguimiento por profesionales especializados es fundamental.
Vivir con lipedema: una visión global del cuidado
El manejo del lipedema requiere una combinación de intervenciones físicas, emocionales y médicas. El tratamiento ideal incluye acompañamiento profesional, educación sobre la enfermedad y seguimiento regular. Cuando se ofrece un abordaje integral, la calidad de vida mejora de forma notable: menos dolor, más movilidad, reducción de volumen y mayor bienestar general.
En SaludOnNet es posible acceder a especialistas en angiología, cirugía vascular, endocrinología y fisioterapia para recibir orientación diagnóstica y tratamiento adecuado, sin esperas y con total comodidad. Un buen control del lipedema comienza con una valoración profesional que confirme el diagnóstico y oriente los pasos a seguir.








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